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Alejo Valido, un conquistador de olas de nueve años

El joven surfista ya destaca en las competiciones Sub12 de la disciplina

Fotos: Antón Canú.
Lourdes Bermejo 1 COMENTARIOS 23/08/2019 - 08:53

A los dos años ya intentaba subirse a una tabla en Famara. "Aprendí con mi padre", dice Alejo, de nueve años, que empieza a destacar en esta disciplina deportiva. Acaba de ganar el Campeonato Sub10 El Harrobi de Sopelana (País Vasco) y quedó en tercera posición de la categoría Sub12 en la décima edición del Campeonato de Surf y Bodyboard Virgen del Carmen en La Santa, en la ola de El Quemao, lo que se suma a otros muchos éxitos conquistados.

A los siete años, quedó cuarto en la categoría Sub12 en Playa Blanca y también conquistó el tercer puesto en Sub12 del Sur de Gran Canaria y el trofeo como primero en el Campeonato Haría Surfing Promesas 2017. El pasado año obtuvo el segundo puesto en El Roquete de Tenerife. Además de competir en el circuito canario, ha probado suerte fuera de las Islas, como en Portugal, donde acudió la pasada Semana Santa y quedó eliminado en tercera ronda “por solo diez décimas”, se lamenta.

El jovencísimo surfista lanzaroteño se caracteriza por llevar siempre casco protector, un buen hábito que le valió en el campeonato de Zarauz (País Vasco) en 2016 el Premio Tom Carrol, llamado así en honor al revolucionario deportista, campeón del mundo en 1983 y 1984 y pionero en esta medida de seguridad que puso en práctica en la temida ola de Pipeline en Hawai. En el caso de Alejo, su uso se debe más bien a una cuestión práctica: “Evitar un impacto contra la tabla o los fondos de lava de la Isla”.

Desde los cinco años asiste a la escuela Franito en La Santa. “Me encanta como profesor. Me gusta que se meta con nosotros en el agua, que nos grabe en vídeo para poder repasar después las maniobras y perfeccionarlas”.

Dice tener muchas tablas de surf: “Más de seis”. Su favorita es una Pukas Mayhem “muy manejable, que permite todo tipo de maniobras”, apunta este pequeño, amante de los tubos (movimiento que permite estar dentro de la misma ola). Como niño que es, cuenta con una pandilla de amigos del surf, aunque está diseminada entre los conocidos de La Santa y Famara. Nahuel, de 11 años, es ahora su mejor apoyo. “Me aconseja cómo caer en la maniobra air reverse (un giro de 180 grados en el aire por encima de la ola). Ahí estoy, intentándolo”, explica.

Ahora surfea más en La Santa, donde acude tres o cuatro veces por semana: “Es más glassy” (en el argot, con buenas condiciones para el surf sin viento, con una superficie del agua entre las olas y en la pared de la ola lisa). Sus zonas favoritas en la Isla son La Izquierda de La Santa y El Espino, en el Este, “con una ola de derecha a izquierda, donde, cuando hace bueno, hay tubos”, explica.

A pesar de su juventud, Alejo ya guarda un recuerdo imborrable de su pasión, que seguramente lo acompañará toda su vida, aunque se produjo cuando contaba apenas seis años, “Fue en verano, en Famara. Me metí solo al agua e hice un tubo. Todo el tiempo veía la salida. Fue perfecto. Después he hecho muchos más, incluso mejores, pero ese no lo olvidaré nunca”, sentencia desde su sorprendente madurez.

El padre de la joven promesa, Alberto, también fue surfista en su época, aunque ahora reconoce sentir el peso del paso del tiempo y haber abandonado algo la tabla. Así que la familia se vuelca con Alejo, que tiene un hermano mayor, de 21 años, también deportista, estudiante de INEF, “aunque está más bien centrado en el fútbol”, indica Sonsoles, la madre. Sin embargo, Alejo reconoce que le ayuda mucho “con la preparación física, indicándome, por ejemplo, cómo hacer los estiramientos”, dice.

Pero el surf no es la única pasión ni mucho menos de este pequeño genio, que habla inglés perfectamente, se expresa con una soltura impropia para su edad en castellano y le da a la batería y el skateboarding (monopatinaje), que practica en el Extreme Center de Playa Honda. “El skate es más duro, si te caes en el agua te haces menos daño”, asegura Alejo, que ya ha sufrido los sinsabores de una caída sobre ruedas en asfalto, intentando hacer un aéreo. “No fue grave, pero me hice un buen moratón en el brazo”, recuerda.

Polifacético

Como parece darle tiempo a cultivar varias aficiones, en su faceta musical Alejo dice disfrutar mucho con la batería, y se confiesa amante del heavy: “Mi grupo favorito es AC/ DC y también me gusta mucho Foo Figthers”, cuenta. Todo empezó en  la escuela de Toñín Corujo, donde tuvo su primer contacto con la música. “Toñín nos hacía experimentar con todo tipo de instrumentos y a mí me llamó la atención la percusión. Me encantaba cuando me tocaba la batería”, recuerda.

La madre del joven deportista, Sonsoles, asegura que, a pesar de su tenacidad y gran capacidad de trabajo, Alejo es un niño abierto y sociable. “De hecho, la primera palabra que pronunció al año de nacer fue cachondeo”, recuerda. Las sorpresas con el pequeño no habían hecho más que empezar. “Es muy tranquilo y aprende rápido, es disciplinado, pero simpático, leal y amigo de sus amigos”, dice su orgullosa madre, que, a la vista está, no puede decirse que no sea objetiva.

Franito Sáenz, entrenador de Alejo y una referencia del surfing europeo, tampoco se sustrae al encanto del pequeño, al que define como “un niño cariñoso, se hace querer y prueba de ello es que se está ganando a mucha gente, amigos y patrocinadores y está haciendo una gran familia surfista a su alrededor que le va a ayudar mucho en su progreso”, dice.

El creador del Franito Pro Junior de la WSL asegura que Alejo tiene todas las condiciones para convertirse en un triunfador en el deporte de las olas: “Tiene talento, condiciones físicas muy buenas, un padre también surfista que lo lleva a practicar desde muy pequeño donde están las buenas olas y una madre que lo graba, lo que es muy importante, para poder hacer videocorrecciones”, subraya Franito, que usa a menudo este método en sus clases.

“De todas formas, es un niño muy adelantado para su edad y cuando le explicas una maniobra lo capta enseguida y es consciente de los errores que comete porque estudia el surf. Ve muchos vídeos de profesionales e incluso conoce la nueva terminología del deporte, así que, a veces, él mismo me corrige cuando menciono una maniobra con el nombre de la vieja escuela”, bromea Franito.

El exitoso deportista lanzaroteño insiste en la baza que supone para un niño que quiere destacar en el surf contar con una familia como la de Alejo. “Yo, por mi parte, intento aportar mi granito de arena para que mejore cada día, pero creo que tiene un futuro prometedor porque a su edad cuenta con un surfing espectacular: usa muy bien los cantos y se hace buenos tubos, se adapta muy bien a las olas grandes, coge algunas enormes para su edad”, explica el entrenador, al que se ha ganado su alumno: “Es una bellísima persona, amable con la gente mayor, es un buen surfista dentro y fuera del agua, que es muy importante hoy en día”, sentencia.

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Un babero para el abuelo...

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