Samuel Clavijo

La Graciosa no es de los gracioseros

Puede que este episodio, el de los terrenos ocupados por los vecinos de La Graciosa tenga un origen de cuestionable legalidad. Aún colea en el imaginario común el regalo de parcelas por el Ayuntamiento de Teguise para que los hijos de La Graciosa pudieran hacerse su "casita", y cómo, esos hijos manirrotos las vendían a terceros. Ya el propio regalo era cuestionable como para que los receptores se dedicaran a hacer negocio. Lo de que los responsables de la decadencia de la propia isla son sus habitantes, no me cabe ninguna  duda. Querían privilegios por haber sido pobres antes, y ahora son pobres de espíritu y de valores. Igual les compensó la ascensión.

Para no haber terreno donde hacerse una casa y, por ello, el Ayuntamiento de Teguise ponerse a regalar solares, aún hoy no se alcanza a comprender cómo han llegado tantos foráneos a ser propietarios de una o varias parcelas ni cómo se ha construido a mansalva, no precisamente para alojar gracioseros. Todo, ante la mirada distraída de los de  aquí, allá y del Gobierno regional y, por supuesto, ante la mirada al infinito de los que fueron cargos públicos y se hicieron con propiedades en Caleta del Sebo.

No voy a nombrar a quien inició esto, pero debe ser el mismo que "rifó" en Caleta de Caballo las parcelas que no eran de su propiedad, ni tan siquiera de propiedad municipal. Los modos de quien da y de quien recibe no son éticos; no son limpios. Quien trasmite esos solares "regalados" sabe que cabalga en la corrupción, pero todos callaron en busca del provecho propio.

Ahondando algo más en semejante pantano, no se sostiene que el Ayuntamiento defienda que el suelo es de los gracioseros, porque el carácter público de lo que está en litigio no es discutible.

Si el Ayuntamiento regaló suelo público deberá asumir las consecuencias, y esto no pasa, ni tan siquiera, por pagar la factura que Hacienda pasa a cada vecino, sino que ese suelo sea devuelto, pues, de no ser así, podemos interpretar que la ley no es igual para todos, y que, efectivamente, los gracioseros son ciudadanos de primera desde los años 80, lo que implica que los demás lo somos de segunda.

Que un senador de CC -porque el otro es del PSOE y no lo veo en esta defensa- una alcaldesa y los socios de gobierno estén en la posición de que La Graciosa es de los gracioseros es una patraña indefendible, tanto como afirmar que da igual el origen del problema. No da igual. Si determinadas acciones municipales no se hubieran realizado, no habría problema. Hoy, el problema, por lo arbitrario de sus manifestaciones, son Pedro San Ginés, Olivia Duque, Rita Hernández y Alicia Páez.  Lo que sí puede ser es que busquen soluciones para sus cercanos que están afectados por la mala praxis de todos y que tienen una residencia en La Graciosa fruto de los enredos. Cuando digo cercanos no hablo de parentesco, que también, sino de los afines políticamente que devinieron en propietarios. Por tanto, no sólo La Graciosa no es de lo gracioseros, sino que tampoco de conejeros, canariones, ni chicharreros que llegaron a la isla de la mano del sheriff que abrió la caja de los truenos. Llegaron como quien lo hizo al lejano oeste, pasando por encima de todo.

Hoy quieren perpetuar el asalto con la excusa de que La Graciosa es de los gracioseros. Lo siguiente puede ser que digan que Lanzarote es de los lanzaroteños y que por tal motivo, se nos pueden perdonar todos los disparates urbanísticos que perpetramos a diario.

 

Comentarios

De acuerdo con el artículo. Son uno ciudadanos privilegiados, que encima piden más. Se creen con todos los derecho, apropiandose de lo que es de todos. El mundo de la política es afín a determinados intereses por no decir directamente corrupto.

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