CRÓNICA

Starmus: mentalidad de explorador

M.J. Tabar 0 COMENTARIOS 05/07/2016 - 16:13

Hace 1,75 millones de años decidimos salir de África y tantear el terreno. Hace 20.000 llegamos por primera vez a América. Hace 800 conocimos Nueva Zelanda y hace 500, circunnavegamos el mundo entero. En 1820 pisamos por primera vez la Antártida y en 1924 volvimos a dar la vuelta al planeta, está vez en avión. Hoy podemos hacerlo en 92 minutos, a bordo de la Estación Espacial Internacional (EEI), que desde el año 2000 ha sido casa y laboratorio para 66 expediciones de astronautas.

En un abarrotado auditorio, en Arona (Tenerife), más de mil personas escuchan al mediático astronauta Chris Hadfield, famoso por rendir homenaje a David Bowie cantando ‘Spacey Oddysey’ desde la EEI. Este ingeniero canadiense con más de 2.600 órbitas de vuelo es uno de los ponentes de la quinta edición de Starmus, un festival de astronomía y música que reúne a algunos de los científicos más prestigiosos del mundo en una semana de conferencias, conciertos y observaciones astronómicas en Tenerife y La Palma. Su impulsor: Garik Israelian, investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC).

Por el atril, con powerpoints, filminas, animaciones, vídeos, música, pasan astrofísicos, ingenieros y bioquímicos para compartir, en 20 ó 30 minutos, un descubrimiento, una línea de investigación, un cómo y un por qué hacen lo que hacen.

Está Joel Parker para hablar de la primera vez que aterrizamos en el cometa 67P, en 2013. La  sonda Rosetta analizó el poroso cuerpo celeste y ahora sabemos que está compuesto de polvo y materia orgánica rica en carbono. La misión ha permitido perfeccionar la miniaturización  del instrumental científico.

Hace años, la imagen de Plutón que ofrecía el telescopio Hubble era una mancha borrosa de pixeles; la New Horizons nos ofrece hoy fotos en alta resolución que permiten estudiar la “extraordinaria diversidad geológica” del planeta: sus cráteres, sus montañas de agua helada de 3 km de altura, sus icebergs…

La experta en ciencias planetarias Carolyn Porco, miembro de equipo de Carl Sagan y asesora de guión de la película ‘Contact’, habla de la sonda Cassini, lanzada en 1997 para explorar los anillos de Saturno (finos aros de agua helada “no más gruesos que la altura de esta habitación”) y las lunas del planeta. Titán es un 30% más grande que nuestra luna terrestre y tiene una cadena de lagos y mares de hidrocarburos. Encelado es “el único cuerpo que tiene líquido y compuestos orgánicos en suspensión”: podría ser la zona habitable más accesible del sistema solar.

“No hay planeta B al que escapar”

Que los científicos trabajen con “racionalidad, transparencia y cooperación” no significa que estén de acuerdo. El astrofísico Martin Rees, especialista en la formación de la estructura cósmica, tiene dos cosas claras: “estamos más cerca del principio que del final” y “no hay planeta B al que escapar” si la vida en la Tierra se pone tan peliaguda como  pronostican los expertos.  “Habrá desplazados por el cambio climático”, dice Brian Schmidt, que recibió el Nobel de Física en 2011 junto a dos compañeros, por descubrir la expansión acelerada del universo.


Chris Hadfield a bordo del Space Shuttle Atlantis.

El XXI será un siglo lleno de graves retos y de descubrimientos importantes. Mientras unos cerebros se concentran en entender el origen y la forma del universo, otros eligen investigar nuestro interior. Es el caso de la bioquímica Elizabeth Blackburn que recibió el Nobel en Medicina por descubrir la naturaleza molecular de los telómeros (una capa de protección que preserva la información genética) y la propiedad regeneradora de la enzima telomerasa. “Los biólogos también decimos que el tiempo es elástico y flexible”, dice la científica californiana: si reprogramamos los telómeros, podremos acabar con muchas muertes prematuras y retrasar el envejecimiento.

El ex vicepresidente del Banco Mundial, Nobel en Economía, Joseph Stiglitz es el único ponente de la rama de las ciencias sociales. “Estados Unidos es el número 1 en generar desigualdad. El sueldo de un presidente general multiplica por 300 el de otro profesional. Y no porque sea más productivo, sino porque sabe aprovecharse del sistema”. Así habla Stiglitz: negro sobre blanco. “El sueldo de algunos sube a expensas de la renta de los demás”. ¿Por qué fracasa la economía si los trabajadores han aumentado su productividad? “En los años 70 la compensación salarial se estancó: dejó de pagarse la productividad. Cambiaron las reglas del juego”, explica. La consecuencia: aumento de enfermedades sociales como el alcoholismo y el estrés. “No son las leyes de la economía las que generan esto, sino las políticas del ser humano”, dice, y señala un modelo que está marcando la diferencia: Sudamerica.

No hay más patria que la “canica azul”

Los científicos siempre hablan en plural. Nosotros, los científicos; nosotros, la humanidad. No hay más patria que esta “canica azul” en la que navegamos. Vivimos en la esquina de un sistema solar de una galaxia, entre otras tantas galaxias de un universo que no deja de expandirse. Es más fácil darse cuenta si eres Alexei Leonov, el primer ser humano en dar un paseo por el espacio exterior (el 18 de marzo de 1965) y que, por supuesto, también está en Starmus, junto a media docena de astronautas y cosmonautas.

No hace tanto que Copérnico descubrió que no somos el centro del universo. Tampoco han pasado tantos años desde que Darwin descubriese que la creación no es estática. Esos descubrimientos, apunta el músico Brian Eno, “fueron dos golpes tremendos a la imagen que teníamos de nosotros mismos”. Ahora “tenemos más diferencias que nunca entre nosotros” y sin embargo, “nos sincronizamos, cooperamos”, ejecutamos grandes obras colectivas.

Stephen Hawking, para muchos el físico teórico más brillante después de Einstein, es el homenajeado de esta quinta edición de Starmus. Su investigación sobre la estructura del universo, el Big Bang y los agujeros negros ha revolucionado la cosmología. Su ponencia genera, como siempre, una expectación extraordinaria: una cola kilométrica para acceder al recinto, centenares de medios acreditados (The Observer, Iñaki Gabilondo preguntándose qué pasará ‘Cuando ya no esté’, El Mundo, El País…) y unas sorprendentes medidas de seguridad cuya razón de ser comprenderíamos más tarde (hasta Tenerife le siguió una extremista religiosa canadiense que llevaba tiempo amenazándole de muerte).

Responsabilidad colectiva

“La única condición límite del universo es que el universo no tiene límite”, recuerda Hawking en su intervención, autobiográfica y cargada de sentido de humor. En 2003 empezamos a mapear el universo utilizando la sonda Wmap, que mide las diferencias de temperatura de la radiación microondas, un remanente del Big Bang. El sol se apagará y dentro de un tiempo nuestra galaxia chocará con la vecina Andrómeda. Eso lo sabemos. Pero Hawking advierte que tendremos que hacer algo antes: “No creo que podamos sobrevivir mil años más en la Tierra”.

Brian May, brillante astrofísico y guitarra de Queen, pide “responsabilidad colectiva” y entender por fin que no somos la única especie sobre la Tierra. Starmus termina con un concierto en el Auditorio de Tenerife en el que participan, además de May, el compositor Hans Zimmer (‘Interestelar’, ‘El Caballero Oscuro’), Brian Eno y, vía Skype, Bono (U2) y The Edge.

Es complicado encontrar un escenario mejor que Canarias para organizar esta fiesta de divulgación científica al máximo nivel. El archipiélago lleva siglos siendo el laboratorio de científicos y artistas que intentan averiguar el significado de la vida. En Lanzarote, tuvimos a Ernst Haeckel y tenemos a científicos de la misión Marte 2020. Sólo queda, como dice Hawking, “mirar más hacia las estrellas” y menos a los pies. Allá arriba no hay fronteras políticas, ni religiosas, ni económicas. Cero muros. Sólo glaciares, bosques, cordilleras, desiertos, arrecifes de coral. “Juntos, somos capaces de casi cualquier cosa”.

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