Quince años pagando una hipoteca que no existe
José Antonio Fernández compró en 1998 una casa en Playa Honda a una sociedad del Banco Hipotecario que se había quedado con el inmueble tras una subasta. Para pagarla pidió una hipoteca por 25 años en la oficina de Playa Blanca del Banco Santander. Pagó unos 3.000 euros a una gestora de esta entidad para que se encargase de los trámites de la hipoteca como la Notaría y el Registro. Hasta ahí todo normal.
Diez años después se plantea la posibilidad de cambiar de entidad bancaria y pide una nota simple al Registro de la Propiedad. Su sorpresa llega cuando comprueba que la casa no está inscrita a su nombre, y que nunca lo ha estado. Está pendiente de registro. La casa tampoco estaba a nombre del Banco Hipotecario, que era quien le había vendido la casa, sino de la anterior propietaria.
“Pedí explicaciones al banco para que me explicaran cómo me pueden estar cobrando por algo que no está registrado”, dice, porque, de hecho, la casa no es lo único que no está registrado, sino que tampoco lo está la hipoteca, a pesar de que pagó por esos trámites.
El problema, según su abogado, Camilo Martínez, es que tanto el Código Civil como la Ley Hipotecaria dejan claro que “es indispensable, para que la hipoteca quede válidamente constituida, que el documento en que se constituya sea inscrito en el Registro de la Propiedad”.
En otras palabras: “como la hipoteca no está registrada, no existe”, así que si Fernández dejase de pagar no está claro cómo podría reclamarle el banco el pago de una hipoteca no registrada, igual que no está claro cómo está contabilizando internamente la entidad ese préstamo.
Pero las posibles ventajas tienen una cara oscura. Su actual propietario, si quisiera, no podría vender la casa. Además, también en 2008, casi de forma paralela, la anterior propietaria inicia un intento de quedarse con el inmueble al enterrase de que seguía registrado a su nombre “pero se echa atrás cuando presenté toda la documentación”, dice Fernández.
El caso es que estos papeleos le cuestan dinero y preocupaciones, porque además coinciden con que por esas fechas la empresa donde trabajaba lo traslada a Portugal primero y a Andalucía después, y tuvo que presentarse en los Juzgados de Arrecife para lograr que la anterior propietaria retirara su reclamación.
Desde hace cinco años ha intentado regularizar la situación con su banco pero no le han hecho ni caso. “Si no lo solucionan es por pasotismo”, asegura. No ha habido manera. Se ha presentado varias veces en la oficina y ya por fin ha enviado un burofax del que tiene acuse de recibo pero del que en ‘atención al cliente’ dicen no saber nada. “Esto ha sido la gota que colma el vaso”. Así que optó por otra solución.
Desde el pasado 1 de noviembre decidió consignar la cuota mensual de la hipoteca en una cuenta en el Juzgado. “He tenido bastante paciencia pero ya hay que solucionarlo por la vía rápida”. Y, como era de esperar, esta medida sí ha tenido respuesta. El banco ha tardado trece días en ponerse en contacto con él para saber por qué no ha pagado la última cuota.
Comentarios
1 Flaneur Sáb, 23/11/2013 - 09:42
2 Anónimo Sáb, 23/11/2013 - 10:15
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