El Covid lo ha cambiado todo. Ha afectado a la manera de vivir, a las costumbres y, cómo no, a las rutinas. También a las de los más pequeños que, tras regresar de clase, esperaban con ansia que se hiciera la hora de ir a entrenar con su equipo o jugar en la cancha. Desde que estalló la pandemia, en marzo de 2020, ya nada es igual, tampoco en Lanzarote, pero se empieza a vislumbrar cierta vuelta a la normalidad por los elevados niveles de vacunación y por el limitado número de contagios de los últimos meses, que prácticamente se ha estabilizado.

A mediados de octubre, en Lanzarote se habían administrado ya más de 225.000 dosis de vacunas contra el Covid: más de 115.400 personas han recibido al menos una dosis y más de 113.700 ya se considera que están inmunizadas, tras la administración de la pauta completa. El objetivo inicial de vacunar a más del 70 por ciento de los mayores de 12 años hace tiempo que se alcanzó en la Isla, que tiene más del 82,5 por ciento de su ‘población objetivo’ inmunizada. Sobre la población general, y teniendo en cuenta que los menores de 12 años no se vacunan, en Lanzarote están inmunizados alrededor del 73 por ciento de los residentes.

En el Club Baloncesto La Villa acaba de arrancar la temporada, con ciertos tintes de normalidad. Así lo demuestra el regreso de las competiciones más allá de tierras lanzaroteñas, como son las categorías junior y cadete que se disputan a nivel autonómico. Cerca de 120 niños y niñas volverán, de la mano de este club, a competir y hacer deporte una temporada más. La pasada se vio muy afectada por la pandemia de coronavirus.

“Fue un poco complicada porque pensábamos que íbamos a comenzar a principios de septiembre, como habían hecho los colegios, pero se fue alargando y al final la temporada empezó a finales de octubre”, señala Dani Cáceres, subdirector técnico y entrenador del club de baloncesto, en un receso del entrenamiento, en una cancha de Costa Teguise. Una temporada de transición que, según el propio Cáceres, comenzó de manera apresurada, con tan solo “dos semanas desde el primer entrenamiento al primer partido”, a lo que había que sumarle la incertidumbre por el número de casos diarios de Covid que se notificaban en Lanzarote, lo que afectaba al normal desarrollo de entrenamientos y competición.

“Cuando llegó la Navidad y parecía que todo estaba estabilizado, se produjo una nueva ola masiva de contagios que nos tuvo otros dos meses sin entrenar”, recuerda Cáceres. En los pasados meses de enero y febrero eran habituales los días en los que se superaba el centenar de contagios y llegó a haber hasta 1.121 pacientes activos de Covid. La Isla entró en nivel cuatro de alarma epidemiológica y las actividades deportivas de los más pequeños se vieron afectadas de forma radical.

Tras el parón, los clubes tuvieron que retomar su dinámica de forma apresurada, “pensando ya en el final de las competiciones y de los diferentes campeonatos”. “En definitiva, no hubo mucho margen para trabajar de una manera adecuada”, recuerda el entrenador de La Villa.

La vuelta de las competiciones tras la gran oleada de contagios vino con grandes cambios para los que practican baloncesto. Las ligas que se desarrollaban tanto en Lanzarote como en Fuerteventura se convirtieron en competiciones insulares, sin contar con los resultados previos y a una sola vuelta, para que el vencedor representara a Lanzarote en el Campeonato de Canarias de Baloncesto, que tradicionalmente se celebraba en una isla durante todo un fin de semana.

Esta vez, el formato sufrió cambios, con el fin de alojar a la menor cantidad de personas posible. “Se llevó a cabo un formato de dos fases: una primera fase de cuartos de final a partido único en la que, en un bombo, iban los dos primeros de Tenerife y Gran Canaria y en el otro bombo el primero de Lanzarote, el primero de Fuerteventura, el campeón de La Palma y el tercero de Tenerife”, explica Dani.

El equipo afincado en Costa Teguise logró clasificarse en las tres categorías masculinas que se disputaron del Campeonato de Canarias, cayendo en todas ellas en cuartos de final frente al Granca.

Público y mascarillas

La Federación Canaria de Baloncesto se reunió durante este verano de cara a la presente campaña y en esa asamblea se decidió que todas las categorías volvieran a la normalidad. “Las que tienen que ser interinsulares entre Lanzarote y Fuerteventura lo van a ser y las que tienen que ser autonómicas en toda Canarias lo volverán a ser”, aclara Cáceres.

Las competiciones vuelven este mes de octubre, primero en la categoría junior y a continuación en la cadete. En el caso de las ligas interinsulares aún no hay fecha, pues depende de la cantidad de equipos que participen, pero estiman que “a finales de este mes o principios de noviembre estén todas en marcha”, comenta.

“Queremos transmitir normalidad a través de las competiciones”

Sin duda, la novedad llega con el acceso de público a las instalaciones deportivas. El año pasado era habitual ver la escena de los padres dejando a sus hijos para jugar a puerta cerrada. “Es un cambio respecto a la pasada temporada”, señala Dani.

Los protocolos Covid seguirán siendo responsabilidad de los ayuntamientos, pero una parte fundamental, tanto para padres como para los propios niños y niñas que practican deporte, es que la gente pueda estar en los pabellones. También, en competiciones autonómicas e interinsulares, los baloncestistas se despedirán de la mascarilla.

La temporada pasada se convirtió en un complemento obligatorio para poder competir, pero gracias al avanzado estado de vacunación a escala autonómica no será necesario. En caso de no contar con pauta vacunal completa, se deberá, eso sí, presentar un test Covid negativo antes del encuentro por parte del jugador.

No correrán la misma suerte las ligas insulares pues, salvo decisión de la Delegación de Baloncesto de Lanzarote, continuará siendo obligatorio el uso de la mascarilla durante los partidos.

De vuelta a las canchas

Los clubes, de cualquier deporte, suelen comenzar a preparar el inicio de temporada desde verano. Así fue también el caso del Club Baloncesto La Villa que mantuvo sus primeras reuniones en el mes de agosto. “Comenzamos la planificación para, desde principios de septiembre, pedir permisos para utilizar las instalaciones que sean necesarias para nuestra actividad”, comenta Cáceres.

El club ya se prepara, incluso, para el largo plazo: “Este año, por fin las planificaciones han podido ser más largas en el tiempo, porque todo parece indicar que estamos llegando al final o que se está alcanzando cierta normalidad”. La Villa, explica Cáceres, arranca la que será su sexta temporada en las ligas de baloncesto de la Isla y de Canarias y, pese a los buenos resultados de la anterior campaña, se centra “en la formación de personas y deportistas dentro de la competición”. Uno de los objetivos, sentencia, es tratar de ofrecer a los niños y niñas del club “normalidad a través de la competición”.