El sector agrario canario recibe ayudas por valor de 11,3 millones de euros

0 COMENTARIOS 22/05/2020 - 09:07

Más de 500 personas se han beneficiado de los 11,3 millones de subvenciones, entre los que se cuentan productores de cultivos forrajeros, productores de aloe vera y olivo, y exportadores del sector tomatero, de frutas, hortalizas, raíces y tubérculos, flores y plantas medicinales y vivas.

Ha sido en el marco del Programa Comunitario de Apoyo a las Producciones Agrarias de Canarias (POSEI), correspondiente a 2019. Su puesta en marcha, entre mediados y finales de abril, en plena crisis sanitaria por el coronavirus, fue gracias al personal de la Consejería de Agricultura, Ganadería y Pesca, según expresó su titular, Alicia Vanoostende. La Administración, además de publicar la orden, ha trabajado para agilizar los procedimientos administrativos durante el estado de alarma, lo que permitirá inyectar liquidez en el sector.

Cerrando filas en torno al campo

Precisamente esta semana ha habido nuevas reuniones entre representantes públicos y del sector. Ricardo Fernández de la Puente, portavoz de Ciudadanos en el Parlamento de Canarias, ha mantenido una reunión por videollamada con la Asociación de Viticultores y Bodegueros.

El diputado ha manifestado que, dado el escenario actual, es necesario desarrollar estrategias comunes para afrontar la crisis en todo el sector, pero específicamente en el del vino. Ha sido el inicio de una ronda de contactos que los viticultores y bodegueros tendrán con otros representantes de diferentes partidos con representación parlamentaria.

Entre lo más significativo de lo tratado en la reunión, el presidente y el secretario de la asociación AVIBO, Juan Rubén Ferrera y Juan Jesús Méndez, han explicado cuál es el escenario actual: se prevé el cierre del 30% de las bodegas embotelladoras de Canarias, y es posible que se pierda la mitad de la próxima vendimia.

Asimismo, AVIBO ha presentado un paquete de 18 medidas contenidas en el “Plan de rescate del sector vitivinícola canario”. Son propuestas que, según consideran, podrían ayudar a paliar los efectos de la crisis que afronta el sector.

La necesaria reinvención

El exconsejero de Medio Ambiente y Paisaje del Cabildo de Tenerife, Wladimiro Rodríguez Brito, se lamenta en El Día de que el campo se haya convertido en una actividad residual. Recuerda que en los datos del PIB el campo apenas existe y que la profesión de campesino se está extinguiendo: apenas hay 20 000 dados de alta en la Seguridad Social, a lo que suman pensionistas y algún aficionado que tiene al campo como actividad de ocio y entretenimiento.

A tenor de los datos, reflexiona, la tarea se hace dura: son más de dos hectáreas de cultivo las que tocarían a cada agricultor, a lo que se suma la atención a una cabaña ganadera que cuenta con 200 000 cabras, 20 000 vacas, 5 000 caballos, 40 000 ovejas o 43 000 porcinos, entre otros.

Rodríguez Brito cree que habría que hacer una nueva lectura social y ambiental del trabajo y el futuro, buscar el equilibrio entre población y recursos y devolver al sector primario el valor que necesita. De hecho, lo considera el reto más serio que Canarias ha tenido en 500 años de historia.

El COVID-19 y el campo

Mientras tanto, los agricultores tratan de incorporan estrategias a su actividad para rentabilizarla al máximo. Año a año, muchos de ellos se ponen en manos de especialistas como los de Innotec Laboratorios, que hacen un completo diagnóstico del suelo: texturas, salinidad, pH, materia orgánica y macronutrientes, entre otros parámetros. Son estudios exhaustivos que deben unirse a los de aguas de riego o abonos y fertilizantes, para así tomar las decisiones apropiadas y maximizar los beneficios de la cosecha.

La incorporación de las tecnologías digitales es una de las claves para la transformación del campo, y hablamos de cuestiones tan básicas como recibir los resultados de un análisis por correo electrónico (lo que es posible con Innotec) a prácticas que van mucho más allá.

En Gran Canaria, como en otros puntos de la comunidad, la pandemia obligó a los agricultores a renovarse, de manera que muchos de ellos cambiaron sus cultivos. En algunos casos, pasaron de dedicarse a plantar a vender y distribuir productos directamente. Y, además de la venta directa al consumidor, parte del sector se lanzó a la venta online sin intermediarios. El comercio electrónico se erige así como un canal más de venta, que podría promover la apuesta por el producto de cercanía para reducir la huella de carbono.

Por lo tanto, es cierto que a día de hoy el sector primario es residual en cuanto a beneficios. El análisis de la actividad del sector primario de la Confederación Canaria de Empresarios mostraba que, en conjunto, la aportación del sector Valor Añadido Bruto (VAB) era del 1,7%, una representación baja.

Pero también es cierto que hay mucho deseo de transformación, cada vez más concienciación en torno a los problemas del campo y, sobre todo, iniciativas para la resiliencia.

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