Doctores de Lanzarote y desde Lanzarote
Se puede ser doctor universitario sin salir de la Isla. En la UNED, desde el año 2000, se han doctorado dos personas
¿Qué tienen en común los derechos humanos, el acoso escolar, la supervivencia exportadora de las empresas, el ciclo vital de los partidos políticos de ámbito no estatal en España, el entrenamiento mental para el fútbol, el derecho de propiedad o la dación en pago en las ejecuciones hipotecarias? Pues tienen en común mucho esfuerzo, un empeño personal, una isla (Lanzarote) y una gran soledad (ahora brevemente compartida). Todos esos enunciados son objetos de estudio de una tesis universitaria. Sus autores están en la foto que acompaña este reportaje. Son los doctorados y doctorandos de la Universidad Nacional a Distancia (UNED) en Lanzarote.
Son tan solo siete, cinco de ellos en proceso y dos que ya terminaron. Tienen peripecias personales muy diferentes. Cinco de ellos también son o han sido profesores-tutores en la sede lanzaroteña de esta universidad. Tres de ellos son lanzaroteños. Hay psicólogos, abogados, un economista, un politólogo y una maestra, licenciada en Filosofía, que fue la cuarta directora de la UNED, después de Alejandro Álvarez, Fernando Curbelo y José María Espino.
Irene Betancort también fue la pionera en el doctorado y es la única mujer en este grupo. Empezó a trabajar “con la idea de seguir estudiando” y siguió estudiando por el mero hecho de aprender. Lo hizo para perfeccionarse como maestra, que es lo que siempre se ha sentido “por encima de todo”. Dice que no creía en la enseñanza a distancia, pero que se acabó convenciendo. En 1984 comenzó a estudiar Filosofía y Ciencias de la Humanidad. Era bastante más complicado que ahora. No había internet y había que examinarse en Las Palmas de Gran Canaria. Aquello sí que era soledad. Para el doctorado, que comenzó en 1991, tuvo que hacer casi 500 encuestas por correo. Se atrevió con el tema de su tesis, La formación de los valores de derechos humanos en la educación primaria: una utopía esperanzadora, porque Rogelio Medina le dijo que tenía sensibilidad para trabajar ese tema. Obtuvo el Premio extraordinario por su tesis.
Pasaron muchos años hasta que llegó el segundo doctorado. Andrés García lo logró el año pasado. Dice que el final “es agotador”. Estudió Psicología y cuando llegó a Canarias, primero a Tenerife, estuvo trabajando y estudiando acerca de los menores no acompañados. Hizo un máster de investigación, después se trasladó a Lanzarote, se motivó y empezó la tesis, en este caso sobre acoso escolar. Dice que cuando se está haciendo el doctorado “se estira el tiempo” y que, efectivamente, afecta mucho la soledad “porque lo tienes que hacer todo tú solo: recoger el material, redactar, hacer la base de datos... Si no es por mi tutora no termino. La vida se va complicando y hay que sacar tiempo de donde sea, esperando que llegue el fin de semana”, dice.
Con 14 años, Rogelio Jorge se fue a ordeñar vacas y con 20 a Alemania a aprender el idioma. Allí estudió una FP dual que le ha servido “para trabajar toda la vida” en comercio internacional. Después cursó el Grado de Turismo y en 2012 hizo el curso de acceso para mayores de 25 años y comenzó en la UNED. Ahora es profesor-tutor en la sede de Lanzarote y está terminando el doctorado. Empezó sin necesidad de hacerlo, para avanzar en su trabajo. pero cree que al final va a ser beneficioso también para su trabajo.
“Con el doctorado, el esfuerzo siempre es mayor que el resultado”
Durante su trayectoria profesional vio que había un problema de supervivencia en las empresas exportadoras. Su vida no es muy larga, y sobre eso ha basado su tesis, que se centra en el mundo del vino y en identificar qué elementos del territorio influyen en que las empresas puedan mantener su exportación. Y hay tres claves: geográficas, la historia y la elaboración. Casi había terminado la tesis cuando llegó la pandemia, que le ha roto las estadísticas.
Ayoze Corujo estudió Ciencias Políticas en la Universidad Autónoma de Madrid. Hizo su trabajo de fin de grado sobre Coalición Canaria. “Todos mis trabajos tienen la perspectivas del sistema político canario, porque había un nicho no cubierto”, señala. El trabajo gustó y ganó un concurso que le hizo cambiar el chip porque no tenía mucho interés en seguir investigando. Se publicó, tuvo cierta repercusión y comenzó un máster en Análisis Político en la Complutense. Le propusieron hacer el doctorado, pero se fue con una beca al CIS y después le ofrecieron trabajo en Lanzarote como asesor político.
Su primera experiencia, en las elecciones de 2019, no fue bien, pero quiso seguir y ahora es asesor de la Vicepresidencia del Gobierno. Hace el doctorado sobre el ciclo vital de los partidos de ámbito no estatal en España por la UNED porque en las universidades canarias no existe el doctorado en Ciencias Políticas. “La única forma de hacerlo en Canarias es la UNED, te da más herramientas, cursos especializados, es un valor añadido”.
Iván Hernández ha ido uniendo todos sus intereses para su doctorado: aficionado a la informática desde niño, psicólogo y entrenador de fútbol. Tiene 27 años y le interesa la investigación. Se interesó por el estudio del cerebro, la meditación y el mindfulness y comprobó sus beneficios en primera persona. También comprobó la potencia de un liderazgo en el mundo del fútbol. Con esos ingredientes hizo un máster en marketing, con el objetivo de utilizar una herramienta como la inteligencia emocional en el fútbol, “porque en la escuela apenas se forma en esta materia”. Su tesis es también su proyecto empresarial: desarrollar una plataforma para facilitar el entrenamiento mental en el fútbol. Trabajó en el CD Tenerife y ahora colabora con el CD Teguise.
“La UNED es muy importante, la educación es el motor de los pueblos”
Salvador Martínez llegó a la Isla desde Galicia cuando acababa de comenzar la carrera de Derecho. Su familia se trasladó y no le quedó más remedio que seguir estudiando por la UNED. Como estudiante de esta Universidad, en 2005 se fue de Erasmus a Alemania. Después estuvo tres años en Taiwan y volvió al Parador de Arrecife para las clases de práctica jurídica, a fin de poder ejercer en el turno de oficio. Salvador era director insular de Infraestructuras y Planeamiento en el Cabildo hasta hace unos meses. Hizo un máster, estudió la Ley de contratos del sector público y se interesó por el derecho de propiedad desde la perspectiva del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, la fiscalización de la troika y el choque entre los derechos sociales y los derechos civiles. Sigue haciendo el doctorado y es profesor-tutor en la UNED.
Desde Galicia vino también Florencio Lariño por motivos familiares. Había estudiado Empresariales en Santiago pero necesitaba seguir estudiando, así que empezó Derecho, También es profesor-tutor, como Salvador, y se apunta a la teoría de que la soledad es el rasgo más característico de los doctorandos. Tras la crisis de 2008 comienza a ver el gran problema en las ejecuciones hipotecarias. “Es una sangría y una barbaridad, así que quiero aportar algo”. Centra su tesis en esta materia: la dación en pago en las ejecuciones hipotecarias.
Poco valorada
“En Lanzarote la UNED ha sido muy importante, la educación es el motor de los pueblos”. Irene Betancort cree que es “fundamental en la Isla” y tiene claro el papel que esta universidad ha desempeñado, pero quiere resaltar, igualmente, que sigue siendo una gran desconocida, incluso para muchos cargos públicos. Está poco valorada, a pesar de que ha sufrido una gran evolución. Rogelio dice que es la única universidad transversal, “estés donde estés” y que “engancha”.
El doctorando es el primero que se levanta y el último que se acuesta para sacar tiempo
Ayoze Corujo se dio cuenta en Madrid de que se habla muy bien de la UNED y dice que, aunque la soledad sea un problema, no es tan negativa si se tiene en cuenta la alternativa: hacer el doctorado en departamentos donde hay mucha competitividad y una endogamia brutal. Iván dice que hay universidades que ya compiten por el mismo mercado que la UNED y Florencio asegura que le debe mucho a la UNED, y que ya se ha diluido la leyenda de que es una universidad peor.
Salvador cree que hay un elemento positivo en las clases que se imparten en Lanzarote, donde se juntan alumnos jóvenes que no han podido salir a estudiar fuera con otros que ya están trabajando “y se aportan mucho unos a otros”. “La UNED da una oportunidad de igualdad, de no discriminación”, apunta.
Doctorado
Es un camino duro, pero merece la pena, aunque, como señala Andrés, “el esfuerzo siempre es mayor que el resultado. El doctorado te viste, te sirve para eso, si no tienes interés en ser profesor universitario”, señala. Irene anima a los que quieren hacer el doctorado o están en ello: “Que no se aburran, abre muchas puertas, aunque creas que no. A mí me dio seguridad, no me atrevía a escribir ni un artículo”.
Ayoze dice que escribe a un ritmo de un párrafo por un mes y habla de la famosa soledad: “Estás con los demás, pero estás en tu mundo”. Florencio dice que la soledad no significa abandono, pero recalca que es importante que “alguien te guíe”. Dice Salvador que el doctorando es el primero que se levanta y el último que se acuesta y que hay que sacar tiempo para estudiar los fines de semana o que “si vas al médico, te llevas el libro mientras esperas”.
Comentarios
1 Escuela Univers... Sáb, 19/03/2022 - 17:56
2 Eva Hernandez Dom, 20/03/2022 - 12:33
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