Ciro Corujo, la herencia del canto más tradicional
El cantador, criado en la familia más folclórica de Lanzarote, destaca el buen momento que vive la música canaria y habla de sus proyectos más inmediatos
Procedente de una familia de músicos y cantadores tradicionales, todo hacía presagiar que Ciro Corujo, hijo de Florián y el mayor de tres hermanos, recibiera toda la herencia del canto más tradicional. Su hermano Pancho, el mediano, es un cantante lírico y uno de los tenores canarios con más proyección internacional. Primo del timplista Toñín Corujo, del luthier Vicente o del músico Domingo, asegura que cuando el clan Corujo se junta no cogen ni un instrumento.
“Estamos tan saturados que, en los encuentros familiares, que suelen ser dos veces al año, solo se comparten las últimas experiencias, proyectos y anécdotas, que suelen provocar más de una risa”, comenta. Su madre Emilia Perdomo es la encargada de la cocina con su famoso caldo millo. Llegan de todas partes del mundo, además de Lanzarote. “Hay Corujos por Venezuela, Londres, Las Palmas de Gran Canaria...”.
Dice que el canto surge en él de una “manera natural, como comer o beber agua”, primero por la herencia paterna y familiar de tíos, primos y hasta del bisabuelo... con los que actuaba en los antiguos Ranchos de Pascua. Su padre era coleccionista de instrumentos y los tenía todos al alcance. Al principio todo apuntaba a que la vertiente instrumental sería la que adoptara. Primero con la guitarra y luego estudiando piano con el maestro Pedro en la escuela de su padre. Fue en esos años de formación cuando el canto apareció de forma providencial “para quedarse”.
Asegura que al principio “no le gustaba”. “Me daba vergüenza”. Por eso tan solo tocaba en los grupos infantiles y juveniles en los que participaba. “Yo tocaba la guitarra, el que cantaba era mi hermano (Pancho)”. El descubrimiento de la voz llegó con su involucración en la coral juvenil Atacayte bajo las órdenes de Josefina González Gil. Comienza entonces a fluir el canto que hoy día le ha permitido ganarse un puesto en el ranking de los mejores cantadores del Archipiélago. Fue el momento también del cambio de voz. Cuenta la anécdota que estando en casa su madre se sorprendió cuando con 14 años escuchó una voz que no era la de su hijo. “Florián, hay un hombre arriba”, le dijo a su padre.
Comienza a soltarse en parrandas y asaderos y se da cuenta de que en él existe un potencial más allá del instrumental: la voz. Desde niño empezó en las agrupaciones infantiles, juveniles y después de adultos bajo la dirección de su padre hasta que llegó el momento de abandonar el nido e ingresó en Acatife: “Fue una escuela para mí”.
Para alcanzar finalmente los festivales de solistas y las colaboraciones con agrupaciones de reconocimiento internacional, como Los Gofiones, con los que realiza gira por toda Latinoamérica, o actuaciones con Los Sabandeños, para los que graba varios álbumes y programas de televisión y conciertos. Continúa también participando de forma asidua con el instrumentista Domingo Rodríguez El Colorao, uno de sus “ídolos desde chico”.
“Cantador Sinfónico reconoce las voces de las que nos hemos nutrido”
Durante su trayectoria profesional ha cantado con todos los músicos contemporáneos de su época en la vertiente de música tradicional y folclore canario, entre ellos Yeray Rodríguez, Benito Cabrera, Manolo González de Mestisay, Luis Morera de Taburiente, con el que comparte todavía el proyecto Ocho orillas, Chago Melián, Angélica Peña de El Hierro, biznieta de la famosa Valentina o José Manuel Ramos de la Punta del Hidalgo, con quien ha concluido recientemente la grabación de un programa que recorre todas las islas del Archipiélago. Le atrae también abarcar otros horizontes musicales. “Me gustaría hacer una colaboración con José Mercé. La música canaria tiene mucho que ver con el flamenco. El fandango es muy parecido a las malagueñas de Lanzarote o malagueñitas de Fuerteventura”, señala.
También le llama la atención especialmente la música de otras islas canarias, la parte percutiva de la zona más occidental del Archipiélago: el tajaraste, el baile del tambor, las chácaras, el vivo, los pitos herreños de la bajada de la Virgen, las castañetas... Y toda su base rítmica. No en vano, dos de sus grupos favoritos son Taburiente y Taller Canario, de donde salió el cantautor Pedro Guerra. “Son sonidos tan distintos que nos atraen a muchos cantadores y músicos de aquí. Ocurre también lo contrario. Mi amiga, la cantante herreña Claudia Álamo, dice que está enamorada de Lanzarote, además de su paisaje, por su música”.
‘Cantador sinfónico’
Actualmente está inmerso en el proyecto Cantador Sinfónico con una orquesta sinfónica hecha exclusivamente para este proyecto. “Es un reconocimiento a los cantadores y cantadoras de los que nos hemos nutrido. Dacio e Ico Arrocha han sido dos cantadores capaces de darle la vuelta al folclore sin perder la raíz. Las coplas que elegían eran brutales. Dacio, por ejemplo, las presentaba como si fuera una postal. Primero daba un contexto. Así, él cantaba: ‘Allá en el monte una ermita/ en la ermita una mujer/ en la mujer un secreto/ y en el secreto un querer’. Ico, por su parte, cantaba mucho a las emociones, al desamor: ‘A solas en mi morada/ sujetando el corazón/ recuerdo con emoción/ el brillo de tu mirada’. Coplas que dan buena muestra de la grandeza de estos referentes”, comenta con emoción Ciro.
Este proyecto, en el que también se recuerda a Pedro Martín, Juan Quintero, los hermanos Betancort de Tao o “uno de los más grandes”, don Pedro de León Corujo, se estrenó hace ya tres años y continúa en cartelera. “Un género clásico, pero con raíz folclórica en el que también hay cabida para recordar a mujeres como Mari Carmen González, Mari Carmen Mulet, y la más espectacular, Candelaria González, y en otros estilos a Mariví Cao”.
Voz de mujer
“Las Corujo cantan, pero tienen el gen de la vergüenza, de la timidez”
“Siento pasión por las voces de mujer”, dice en un momento de la entrevista con Diario de Lanzarote. “Las Corujo también cantan, pero tienen el gen de la vergüenza, de la timidez, y no acaban de subir a los escenarios”, aunque reconoce que en Lanzarote es más habitual escuchar la voz de tesitura de tenor, como la de Ico Arrocha. “Tenores naturales que destacaban por esa forma de cantar. En esa época el folclore se veía, de todos modos, como cosa de hombres, aunque las cantadoras se podían escuchar en las Rondallas. En Tenerife eso no ocurría. Ahí están Olga Ramos y Calaya Rodríguez”.
Entre las nuevas generaciones de cantadoras resalta la trayectoria de Almudena Hernández, Nilsa Álvarez, Elvia Plata o la joven Alexia de Yaiza. Asimismo, destaca la reciente participación con la cantadora Fabiola Socas en un encuentro que le permitió actuar también con el timplista Domingo Rodríguez El Corolao, su hija Ayla y José Manuel Ramos, junto a las jóvenes promesas de Lanzarote Chano Martín y Roberto Gil.
Divulgación
En mayo estrena el proyecto Barrios con En-Canto, con un primer concierto en Titerroy. La actividad pretende servir de programa divulgativo por lo que consta de una parte documental sobre la historia de los barrios en los que actúan los cantadores. También en formato documental, el periodista José María de Páiz ha presentado su trabajo sobre la familia, Los Corujo. Historia de una Saga. Podrá verse además a través de la RTVC. Otro documental en el que participa es Orígenes, de José Manuel Ramos.
Con su prolífico primo, el músico Toñín Corujo, participa en diversos proyectos: Raíz o Universo Colorao. Admira la capacidad creativa de su primo. “La imaginación de Toñín no tiene límites”, asegura. El público lanzaroteño tendrá la oportunidad de verle en directo nuevamente el 28 de mayo en Jameos del Agua con el concierto de Los Corujo con Pasión Vega, que tras su estreno en Madrid llega a la Isla, donde arranca la gira que recorrerá el Archipiélago. En este proyecto los hermanos Ciro y Pancho Corujo son los encargados de transmitir la historia de la folclórica familia junto a la voz de la cantante malagueña.
Ciro Corujo destaca también por ser un hombre muy familiar. “He tenido que recortar las actuaciones para poder estar más con mis hijos, de ocho y catorce años”. El gen musical de la familia Corujo se ha transmitido también a su descendencia. “Mi hija Mercedes, la mayor, canta a pesar de su timidez, y Cirito está empezando a tocar el timple. Ambos ya han participado en programas televisivos”, señala Ciro.
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