“Indignación y vergüenza”. Eso es lo que sienten las decenas de vecinos que se han concentrado este sábado por la mañana en la Caleta de Famara para exigir a las autoridades que se intervenga de forma urgente en la casa modernista que mandó construir el filántropo Luis Ramírez y que se cae a pedazos.

“¡Reforma ya!” corearon las personas que se concentraron a las doce de la mañana a las puertas de la conocida como casa del cura o el “hotelito” de Caleta de Famara, la única vivienda de estilo modernista de la Isla, con motivos animales que decoran su fachada.

El año pasado el Cabildo anunció la rehabilitación del inmueble tras sellar un acuerdo con la Diócesis de Canarias, a la que le fue legada la casa modernista. Sin embargo, el proyecto elaborado ha contado con objeciones del servicio de Patrimonio Histórico por el tipo de intervención que se planteaba para el interior del edificio.

La asociación de vecinos de Caleta de Famara, que convocó la concentración de este sábado, ha pedido a las autoridades “responsabilidad” ante la situación del inmueble y que se intervenga cuanto antes. “Nos preocupa su estado de abandono y el peligro para los viandantes, por no hablar lo que supondría la pérdida para el patrimonio de Lanzarote que se consumase su desaparición”, indicó un portavoz del colectivo.

En la concentración se leyó un manifesto en el que se recordó que Luis Ramírez (El Islote, 1884-Barcelona, 1950), manifestó que su intención era “hermosear” el pueblo de pescadores que era entonces la Caleta de Famara.

En su testamento, fechado en mayo de 1935, Luis Ramírez legaba su “hotelito” a “perpetuidad” a la parroquia de La Villa con el fin de que lo habitasen los coadjutores y, en su defecto, el párroco. En sus últimas voluntades se detallaba que el inmueble lindaba al norte con la playa, al sur con la propiedad de Ernesto Paz, al este con la de Antonio Gil y al oeste con la de Severino Bethencourt.

Luis Ramírez también ordenaba en su testamento que el peculiar inmueble fuese conservado “en buen estado”, ya que había “puesto todo o más de lo que era dable para dotarlo”. “Y si por algún concepto o abandono de su dueño dicho hotel tendiese a derruirse, pasará íntegro y con cuanto lo que le es anejo y perteneciente al Hospital de Dolores de Arrecife, para que haga él lo que crea conveniente”, se añadía.

Los vecinos recalcaron este sábado que corresponde a la Diócesis de Canarias “conservar el inmueble” y que se debe “proteger esta reliquia del patrimonio de Lanzarote”. Criticaron que el edificio, que está vallado por los desprendimientos en su fachada, se “muera” sin que las instituciones públicas tomen una decisión urgente.

Según recalcó una de las portavoces vecinales, “esto no sucedería si estuviéramos en una de las Islas capitalinas”. “Como lanzaroteños, ciudadanos del municipio e hijos de la Caleta de Famara tenemos que gritar con fuerza para que se intervenga en el hotelito y sientan vergüenza”, concluyó.

En la concentración se encontraban, por parte del grupo de gobierno, Eugenio Robayna (CC), así como varios miembros del grupo socialista, como el portavoz, Marcos Bergaz, y los ediles Jenifer Galán y Jaime Guerra.