Basura, basura y más basura. El antiguo Hotel La Perla, cerrado desde el año 1993, se ha convertido en un vertedero en plena zona turística. Un vertedero habitado, porque en el complejo, además, viven desde hace años media docena de indigentes en condiciones de insalubridad. La situación se ha estado denunciando desde hace tiempo pero el Ayuntamiento no ha terminado con el problema y se escuda en un pleito en los tribunales entre particulares por la propiedad.

El acceso al hotel está vallado pero se puede entrar sin ninguna dificultad. En los apartamentos, sin luz ni agua, viven una seis o siete personas. Hace años vivían muchas más. Incluso, en ese mismo lugar, apareció, en octubre de 2014, el cadáver de un indigente de 63 años en la bañera de uno de los apartamentos.

La suciedad no se ve desde la calle pero se ve perfectamente desde las piscinas de un complejo turístico colindante. Tanto Ganemos como el PSOE presentaron hace meses dos mociones en las que pedían al grupo de gobierno que se pusiera manos a la obra para buscar una solución pero las mociones no sólo se desestimaron sino que incluso se llegó a negar que existiera el problema.

Ganemos ha reiterado la moción, en la que reflejaban que la zona se ha convertido en un auténtico “basurero con desechos de todo tipo” y que esa circunstancia genera “insalubridad, malos olores, inseguridad y malestar en los vecinos y negocios colindantes”. Pedían, principalmente, que el Ayuntamiento abordarse no sólo el estado de las infraestructuras del hotel o la limpieza de la zona sino, sobre todo, los problemas de marginación e integración social de esas personas.

La Policía Local también ha estado advirtiendo desde el año 2013 de la situación de abandono del complejo y de insalubridad y suciedad que sufren los que allí viven, aportando incluso fotografías, pero nada ha cambiado. En esos informes policiales constan, igualmente, tanto las quejas de los vecinos de la zona como de los comercios colindantes, por la suciedad, los malos olores y la actitud poco cívica de algunas de las personas que viven en el edificio abandonado.

La Perla se ha convertido en un foco de insalubridad y en su interior se acumulan grandes cantidades de basura y viven varios indigentes

En 2014, el antiguo propietario, Juan Francisco Rosa, vendió las instalaciones a la constructora Lanzagrava y al empresario Joaquín Barber, pero hay un contencioso por la propiedad con el dueño del restaurante asiático New World, que está en la planta baja del edificio. El caso es que el restaurante, según ha podido certificar Ganemos, del propio Ayuntamiento de Tías en un informe reciente, no tiene ni siquiera título habilitante para ejercer la actividad de restaurante, ni ninguna otra, a pesar de que lleva varios años abierto al público.

Tras la compra, se anunció que se iba a construir un aparcamiento y un centro comercial, acogiéndose al segundo Plan de modernización de Puerto del Carmen, y que el edificio ya contaba con licencia de derribo. Por su parte, la concejal de urbanismo, Saray Rodríguez, señala que han requerido a la propiedad respecto a la parte urbanística y en ocasiones ha atendido a esos requerimientos, tanto antes como ahora.

El proyecto está avanzado en la Oficina técnica y está otorgada la licencia de demolición pero no la licencia para el nuevo proyecto. “Hay un conflicto por la propiedad y estamos esperando a que se derribe. La propiedad dice que han llegado a desalojar en alguna ocasión y también hay un desnivel de catorce metros y se propicia que se acumule basura”.