“Los fondos de inversión han cambiado totalmente la estructura del turismo”
Raoul Bianchi, profesor de Economía en la Manchester Metropolitan University
Participó en la Escuela de Otoño de Alba Sud que se desarrolló en la Fundación César Manrique bajo el título Pensar críticamente el turismo y su transformación. Es autor del libro Turismo y ciudadanía. Derechos, libertades y responsabilidades en el orden mundial.
-¿Qué margen de maniobra tiene un lugar pequeño como Lanzarote para afrontar el futuro de un sector turístico tan globalizado? ¿Se pueden aplicar medidas a pequeña escala para afrontar esta situación?
-Se puede, porque hasta ahora se han hecho cosas para que se desarrollara de una manera distinta frente a la masificación. Ha habido cierta masificación pero no tanta como pudiera haber habido. Es difícil en una región periférica, con régimen fiscal distinto, con un monopolio de las cadenas de valor, de producción, en las manos de touroperadores y ahora de fondos de inversión que ni siquiera les interesa el turismo. Por lo menos, a los hoteles o touroperadores les interesaba una inversión a largo plazo, una rentabilidad o fomentar el empleo..., por lo menos algo, mientras que los fondos de inversión han cambiado totalmente la estructura del turismo, les interesan los hoteles e infraestructuras turísticas como un conjunto de activos que explotan a corto plazo e incluso aunque no sea un hotel entero, solo un pedazo o por acciones...
-Con lo cual es difícil tener un interlocutor...
-Exactamente. Entonces hay que empezar de arriba hacia abajo. Primero tiene que haber un régimen económico fiscal a nivel internacional que impida que estos capitales tengan tanta influencia sobre el territorio y Canarias tiene cierta influencia, cierto poder. Primero porque pertenece a un estado europeo que está trabajando, no tanto como podría, pero está trabajando en varios ámbitos para controlar los monopolios digitales y hay cierta posibilidad de controlar esto mismo. Lo que pasa es que la política turística, ya sea por un partido de izquierda o de derecha, no ha cambiado. Simplemente se apuesta por el crecimiento. Aunque se están dando cuenta de que algo no va bien, están cambiando cosas, la conciencia está aumentando gracias a la investigación, gracias a la movilización social y también a la clase trabajadora, como el asunto de las Kellys o por el asunto de la vivienda. Primero, hay que aplicar la ley tal y como está. Cuando estaba investigando la ordenación del suelo en el sur de Gran Canaria, hace años, había muchas leyes, pero no se aplicaban.
-En Lanzarote ha habido una batalla legal y se podría decir que se ha ganado en los tribunales pero en la práctica se ha perdido. Además, después de muchos años peleando por un techo turístico, llega la vivienda vacacional y lo sobrepasa. Cuando parecía que había que ocuparse de un problema, ahora hay que ocuparse de otro que no se sabe cómo abordar.
-Utilizando el régimen fiscal, la ordenación del suelo y todas las herramientas que hay, se podría controlar. Se puede poner un tributo sobre el turismo aunque haya complejidades legales, tal y como pasó en Baleares en 2002, cuando empezaron a aplicar la ecotasa, pero sí se puede. Hay una posibilidad de utilizar todo tipo de impuestos ecológicos o impuestos sobre lo inmobiliario, por ejemplo, porque la realidad es que se trata de una economía inmobiliaria, no una economía turística. Y por ahí va el problema. Incluso el pequeño inversor, la pequeña empresa, está perjudicada por esto. Cuando se aplicó la Moratoria, las Directrices, el primer decreto puso en peligro 20.000 o 30.000 familias que habían invertido en apartamentos y propiedades pequeñas. No quiere decir que esto fuera un ejemplo perfecto del turismo, pero... En Grecia, la mayoría de inversores son pequeñas y medianas empresas, familias que se encuentran con una dependencia del crecimiento turístico y la competencia de viviendas turísticas. Hay que parar porque las cifras nos demuestran que el crecimiento no implica una mejor calidad de vida por la tasa de pobreza, de desempleo...
“Las cifras nos demuestran que el crecimiento no implica mejor calidad de vida”
-La promesa del sector siempre era la de crecer para generar empleo. Ahora el desempleo no parece uno de los problemas principales en Canarias y sin embargo las condiciones de vida no mejoran...
-El negocio está en manos de los grandes, sabemos quiénes son y siempre están empujando para poder seguir y estoy seguro de que están esperando el momento adecuado para vender otra parte de la Isla. Según los cambios de mercado habrá un producto nuevo y lo venderán como turismo sostenible, de calidad o lo que sea, pero será la misma cosa: una urbanización con pocos inversores y el mismo modelo.
-Si crecer no es recomendable, el primer paso sería dejar de crecer, pero el segundo sería decrecer, una palabra o un concepto que da mucho miedo en una economía en la que solo se habla de crecer, en todos los sentidos.
-La verdad es que decrecer tampoco es la panacea, hay que ir con cuidado. ¿Qué quiere decir decrecer? Decrecer en la cantidad de turistas y decrecer económicamente son dos cosas vinculadas pero distintas a la vez. Primero tiene que haber un plan, decrecer hasta dónde y hasta qué, porque no es simplemente un decrecimiento cuantitativo sino cualitativo, una reconversión de la economía, una diversificación, pero no de productos turísticos, que es lo que siempre dicen. Cuando dicen diversificación, aquí significa producto, significa calidad, que vengan menos turistas y que gasten más. En los años 80 y 90 en Fuerteventura y Lanzarote ya se vio la primera ola de diversificación de campos de golf, calidad...
-Antes eran los campos de golf y ahora los nómadas digitales, la gastronomía o incluso los cruceros, que empiezan a ser excesivos.
-¿Que aportan los cruceristas a la Isla económicamente? ¿A qué coste? Eso hay que tenerlo en cuenta. Ya hay lugares como Venecia que están poniendo un techo, pero a medio plazo tiene que ser invertir en otras economías. Desde luego, en agricultura biológica, porque el cambio climático va a castigar. Pero no hemos visto nada hasta ahora.
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“Hay que formar alianzas para otra visión de esta dinámica masificadora”
-También será más sencilla una reconversión partiendo de dos millones de turistas que de tres millones, o de una población menor que si sigue aumentando la población. Es un problema, pero no es el mismo problema.
-Y un tema del que nadie habla es la subvención a la industria petrolera y esto no puede continuar, aunque tampoco se puede romper de golpe esta dependencia porque la economía caería y llegaría el desempleo. El problema es que la clase política, y no solamente aquí, porque esto tiene que pasar a nivel europeo, no se sienta y coopera, porque no vamos a enfrentar el cambio climático solos, y planificar dónde vamos a buscar el agua, la comida y al mismo tiempo reinvertir en una agricultura ecológica...
-En lugar de planificar o hacer cumplir las leyes, desde las instituciones están al servicio de las grandes empresas, siempre con el argumento de la destrucción de empleo. Lo hemos visto con el caso de los hoteles de Riu en las dunas de Corralejo, por ejemplo...
-Esas empresas dan empleo, pero cada vez es un empleo más duro, más intenso. Hay que ir a una diversificación de la economía, reestructuración de la economía turística, buscar otras vías, otra forma de propiedad, que sean cooperativas... El turismo social sí puede funcionar en algunas partes, pero no en todas. Depende de las prácticas de ocio de la gente local y las necesidades de divisa extranjera. Por ejemplo, países como Kenia o Tanzania no pueden porque además no tienen autonomía fiscal o monetaria, dependen del dólar. El problema es que miramos la economía turística por separado. Una decisión aquí depende de otras decisiones. Si hay una solución, aunque sería muy simplista, tiene que ser a nivel global. Hace falta una conversación informada y democrática, pero de verdad, no en el Parlamento solamente. No es fácil, porque en el caso de El Algarrobico se dio un enfrentamiento entre ecologistas y la población local, porque no tenían acceso a otros trabajos. Si hay una diversificación y otras posibilidades de trabajo, sería más sencillo. Es decir, primero hay que empezar a poner las bases de esa transición y luego ya hablamos, no al revés. Se necesitará una inversión estatal enorme. Siempre hay dinero para subvenciones a grandes empresas, empresas digitales, para gasto militar... Invertir no significa perder dinero o subir impuestos. Hay otras maneras. Un gobierno no tiene que subir impuestos para invertir, sobre todo si tiene autonomía monetaria. El euro es una moneda potente y la inversión después fomenta otras actividades económicas, pero tiene que ser una inversión con condiciones. Cuando estalló la pandemia se dio mucho dinero para sostener empresas, incluso aerolíneas, pero sin ninguna condición. Existen empresarios con conciencia, emprendedores locales con conciencia... Se puede ganar dinero especulando pero hay gente que lo hace por pasión, se ganan la vida y ya está. Hay que formar alianzas con esta gente, con sindicatos, con comunidades, con políticos concienciados para empujar otra visión distinta a esta dinámica masificadora y degradante.
“Nadie habla de la subvención a la industria petrolera y esto no puede continuar”
-Usted vive en Reino Unido, que es de donde viene la mitad del turismo a Lanzarote. Una decisión o un cambio en los turistas británicos tendrá influencia a corto plazo en la economía de Lanzarote. Ahora se habla de captar turistas a través de British Airways y no de otras líneas ‘low cost’. ¿Eso garantiza algo?
-La mayoría busca los vuelos más baratos, que es una consecuencia de sueldos baratos. Todo está relacionado. Desde la crisis, el sueldo real ha bajado, pero sigue viniendo una mezcla: jóvenes, mayores, parejas o personas que tienen una casa en time sharing. Hay gente que tiene una relación muy fuerte con las Islas, una parte del mercado que es muy fiel porque Canarias, por su clima, la diversidad, la oferta, tiene de todo... A veces hay que pensar en las estrategias de las aerolíneas, porque es importante lo que hacen. Puedes invertir todo lo que quieras y promocionar, que si una aerolínea quiere cambiar su ruta, no hay nada que hacer. El problema va a ser el cambio climático, el coste del petróleo... y aquí me temo que solo se puede venir en avión. Tenemos menos de diez años para bajar las emisiones y es una paradoja, una contradicción muy fuerte.















Comentarios
1 Teoría Mié, 24/12/2025 - 08:54
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