ENTREVISTA

“El canario es muy insolidario con sus propias islas”

Honorio Galindo Rocha, presidente del colectivo Ecologista Turcón, que cumple 40 años

Gregorio Cabrera 0 COMENTARIOS 20/03/2022 - 09:33

La estadounidense Julia ‘Butterfly’ Hill fue apodada así porque, según la leyenda familiar, una mariposa se posó en su mano en una caminata y permaneció sobre ella durante horas. A finales de los noventa, esta estadounidense se hizo famosa porque vivió durante 738 días en lo alto de una secuoya de 1.500 años para salvar al ejemplar y su entorno. Hace cuarenta años que el Colectivo Ecologista Turcón sobrevuela el panorama social de Canarias. Su nombre se debe a la paloma turqué, borrada del mapa grancanario. Como tantas otras cosas que han desaparecido en el archipiélago.  

Honorio Galindo, trabajador de un hotel de Las Palmas de Gran Canaria y vecino de Telde, leyó hace muchos años un artículo que incitaba a recopilar artículos de prensa durante un mes para identificar tu pasión. En su caso, ganó por goleada el medio ambiente. A partir de ahí se conectó con los movimientos ecologistas locales hasta aterrizar en Turcón, colectivo que hoy preside. En su caso, fue una paloma endémica la que reposó sobre sus hombros. 

“Siempre me dicen que soy un poco pesimista. Yo siempre diré que soy un optimista con datos”, dice Galindo. Y la cantidad de datos que ha recopilado es sorprendente. Los archivos que despliega en su ordenador son una radiografía de décadas de lucha medioambiental en Canarias. Pero el primer documento que digitalizó, como una inspiración, fue precisamente un artículo de prensa que resume la historia de Julia ‘Butterfly’ Hill. “Ahora mismo está parada una embotelladora de diez millones de euros en la cumbre de Gran Canaria por un contencioso nuestro”, explica. La paloma turcón prosigue su vuelo. 

-Al revisar la hemeroteca de los inicios de los años ochenta aparecen múltiples referencias a extracciones de áridos, de la propia arena de las playas o de vertidos de todo tipo. En resumen, parece el retrato de un absoluto descontrol. ¿Hasta qué punto ha cambiado esta situación y en qué medida se debe a la presión ecologista, como la ejercida por Turcón? 

-En cuanto a la extracción ilegal de áridos, en el caso de Gran Canaria, ya prácticamente se ha acabado con ella, en gran parte porque los propios ciudadanos lo ponen en conocimiento de las autoridades. En aquel momento incluso hubo amenazas y el presidente de Turcón en esa época, José Manuel Espiño, se planteó abandonar el colectivo. Yo le dije que en todo caso me iba yo. Hicimos vigilancias nocturnas junto a la Guardia Civil, que hizo una actuación formidable en la desembocadura del Barranco de Jinámar, donde retuvo camiones que estaban sin matrícula y dados de baja. A partir de ahí, cambió la situación. También había muchos vertidos y en este caso ha resultado crucial la presión de la normativa europea. 


Sede del colectivo ecologista. 

“El litoral de Canarias ha sido arrasado y ahora se pretende preservar esta destrucción e ir por las zonas rurales”

-Por lo que me cuenta, parece que el colectivo ecologista estaba ocupando el espacio a favor de la protección del medio ambiente que no ocupaban las administraciones. 

-Efectivamente. Había una desidia total y me atrevo a decir que algunas veces hubo connivencia. Donde más se notó esta connivencia fue en las extracciones de distintos conos volcánicos del municipio de Telde, como el Volcán Gallego, donde logramos por primera en Gran Canaria que se hiciera una restauración a través de un contencioso, porque la cara sur había quedado prácticamente arrasada. El juzgado le impuso una cuantía ridícula al extractor porque entendía que la multa ya la había pagado con la restauración. Es algo que veníamos denunciando desde hacía muchísimos años, pero nos empezaron a hacer caso a raíz de la entrada en escena de la Ley sobre el Derecho de Acceso a la Información Pública, que nos da una herramienta y capacidad de actuación. 

-En estas décadas, usted habrá escuchado muchas veces la acusación que se hace al ecologismo de ser el movimiento del “no a todo” y de ser un obstáculo para el progreso. ¿Qué les diría a los que piensan de este modo? 

-Pues que no saben que el planeta tiene una capacidad limitada. Debemos darle a la Tierra la posibilidad de que siga siendo un lugar habitable.  

“El Gobierno canario quiere las competencias en Costas, pero no para recuperar espacio, sino para dar salida a los problemas de determinados asentamientos y empresas”

-¿Y qué ocurre en el contexto de Canarias, donde existen muchas áreas con prácticamente un coche por persona, por ejemplo? Además, hay sectores que plantean mayor presión sobre el territorio. 

-Somos el peor ejemplo. Y los que plantean seguir igual no es la gente en la calle, sino los propios interesados, es decir políticos o empresarios que lo único que ven es el rédito económico y saben que un solar puede ser la inversión de su vida y dinero fácil.

-Y si antes me decía que el planeta está en una situación de insostenibilidad, ¿cómo está Canarias? 

-Canarias está en una fase crítica. Aquí gastamos mucha energía sucia. En Alemania tienen picos de introducción de las renovables del setenta por ciento y aquí no llegamos ni al dieciocho y sin muchas expectativas de subir, a pesar de proyectos que son un engaño como el de la central de Chira-Soria. 

-¿Hay ahora más conciencia ecológica entre la ciudadanía que hace cuarenta años? 

-Ha habido lo que yo llamo avances no comprometidos. Además, cuando viene un político que quiere hacer algo por el medio ambiente, acaba expulsado. Se quema. Mejor dicho, lo queman. No estamos dispuestos a determinados cambios que exigen costes en la forma de vivir. El canario, en general, es muy insolidario con sus propias islas. No nos queremos dar cuenta de que somos uno de los puntos del mundo con mayor biodiversidad. A pesar de ser unos puntitos en el mapa, tenemos unos valores ecológicos por kilómetro cuadrado increíbles. Aquí tenemos más riqueza en biodiversidad que toda Alemania. Y aquí también tenemos siete coches por cada diez habitantes. En Alemania, cuatro. 

“Si un político que quiere hacer algo por el medio ambiente, acaba expulsado. Se quema. Mejor dicho, lo queman”

-¿Piensa que la presunta ‘permeabilidad’ entre las administraciones y determinados intereses cuyos proyectos afectan a la protección del territorio ya es cosa del pasado en Canarias? 

-Le voy a responder con un ejemplo. Todos sabemos que el litoral de Canarias ha sido arrasado. Pues ahora se va a por las medianías y la cumbre, que también han sido arrasadas por miles de casas que se construyeron ilegalmente y de hecho ahora vamos por la quinta amnistía urbanística, cuando no tenía que haber existido ni la primera. Y en el caso de la costa, se pretende preservar esa destrucción. El Gobierno de Canarias quiere las competencias en Costas, pero no para recuperar ese espacio a favor del medio ambiente, sino para darle salida a los problemas legales que tienen determinados asentamientos, como el Oliva Beach, el Tres Islas y una serie de grandes empresas que tienen ocupado el dominio público con concesiones que culminan. 

-Ustedes han sido muy activos en el caso de los hoteles Oliva Beach o el Tres Islas, a los que acaba de nombrar. Portavoces de las plantillas de estos establecimientos, junto a otras voces empresariales y políticas, creen que su cierre y demolición supondría un drama social. ¿Qué opina? 

-El valor que debe prevalecer es la naturaleza. Estos hoteles son un impedimento urbanístico para la zona dunar. Esto se sabe por los estudios. Va a pasar lo que está pasando en Maspalomas, que se perderán. El interés general está aquí. El Estado le ofreció a la empresa hace muchos años terrenos para construir el hotel en otro lado y no quiso.  

“Las leyes de protección ambiental son de papel, y esto se ve en la falta de personal para controlar el territorio” 

-Frente a estos hoteles está Isla Lobos, con un aparente problema de sobrecarga. 

-Sí, explotación económica a costa del medio ambiente. Yo particularmente creo que habría que destinar estos espacios a la conservación, con visitas muy controladas para reducir al mínimo la presión. Así podríamos retomar el proyecto de reintroducir a la foca monje, que es la que le da nombre y que está en peligro de extinción, con unas pocas colonias al oeste de África. Hay muchos ejemplos de este tipo de iniciativas en el mundo. Y si se ha construido ilegalmente, hay que tumbarlo, porque la mayoría se construyeron de forma reciente y no tienen amparo legal. 


Acto por el yacimiento de Los Picachos en Telde.

-Canarias se caracteriza por contar con un alto porcentaje del territorio amparado bajo figuras de protección ambiental, pero ¿realmente existen recursos humanos y económicos para hacerla efectiva?  

-Son leyes de papel, y esto se ve en la falta de personal para cubrir y controlar el territorio. Y eso que queda equilibrado con el Seprona, que es lo más eficaz que hay ahora mismo. 

-¿Y es posible que la impresión de que la administración hace la vista gorda con las grandes empresas anime a los particulares a hacer de su capa un sayo en el territorio? A lo mejor estoy mezclando churras con merinas, pero alguien puede pensar con esta lógica: “Si no tiran un hotel ilegal, pues yo cojo y hago lo que me da la gana también”. 

-Es que vemos como alguien pone una valla en suelo protegido y pasan los años y no se quita. ¿Por qué? Y vemos que un señor hace una pista que termina siendo carretera. ¿Por qué? Y eso que por lo general siempre se actúa contra el pobre. 

-La gestión del agua también ofrece muchos ejemplos para reflexionar en Canarias. Es el caso del Barranco de la Mina, en Gran Canaria, cuyo antiguo caudal daba vida a afloramientos de laurisilva, entre otras riquezas biológicas. ¿Tan difícil es activar medidas para lograr un equilibrio entre la conservación del medio y los usos agrícolas? 

-El agua es oro líquido. Viene gratis del cielo y lo único que tienes que hacer es encauzarla, poner unos registros y venderla. El agua del Barranco de la Mina nace en la Cuenca de Tejeda. Hace cinco siglos se pidió permiso a los Reyes Católicos para trasvasar agua para la creciente población de Las Palmas a través de un túnel. Esas aguas han circulado libremente y en la actualidad el caudal se ha perdido, porque cuando apareció la tecnología del entubamiento de plástico todo cambió. Cuando bajó el nivel de caudal y de recepción de agua por la sequía, la heredad ha ido a por todas. Primero trataron de hacer una pista para poner tuberías. Lo denunciamos y se paró. Hicieron entonces una solicitud de aprovechamiento de los excedentes de agua. La autorización era para poner una tubería por encima del caudal normal. Pero a partir de tener la concesión, desviaron todas las aguas hacia la presa. El barranco está en la UVI y se ha muerto toda la sauceda, por ejemplo. El Barranco de los Cernícalos todavía tiene agua gracias a las actuaciones y denuncias de Turcón. 

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