“El acoso escolar es un problema grupal, todos perdemos si los niños son agredidos”
Cel Martín Cedrés, pedagoga
La asociación Actúa 7 llevó a cabo este curso un proyecto sobre acoso escolar en veinte centros de educación primaria de la Isla. Es un proyecto, Teatro Foro Bullying 1, 2, 3 Acción, que se impulsa desde el Cabildo de Lanzarote con la colaboración de la Obra Social La Caixa y la Asociación cultural y artística Actúa 7.
-¿Cómo surge este proyecto y en qué consiste?
-Somos un grupo de teatro, Actúa, y nuestra pasión toca diferentes enfoques. Uno de ellos es el acoso escolar. Se plantea una parte de investigación y otra de intervención educativa y la idea es trabajar con sexto de primaria, porque son los mayores y luego van a ser los menores.
-¿Es la edad en la que puede empezar el acoso?
-También se puede empezar antes, pero se elige esa edad por tratar para intervenir si hay casos o para empoderarlos en su cambio de ciclo educativo y darles herramientas. El proyecto consiste en gestión de emociones, resolución de conflictos, cohesión de grupo...
-¿Aprenden a través de una función de teatro?
-Primero hay una toma de contacto, se recaba información del aula, luego se trabaja eso en unas sesiones, como los roles que hay en el aula, y después se hace una función final, cuando se conoce mejor al grupo. Por ejemplo, si hay agresores pueden hacer de personas agredidas y eso les da una ampliación para ponerse en el lugar de otra personas y fomentar la empatía.
-¿Son preocupantes los resultados? ¿Están al mismo nivel que en otras Islas?
-Canarias es la cuarta comunidad con más casos de agresiones escolares. En Lanzarote estimamos que hay un 22 por ciento de alumnos que se sienten afectados y en el estudio que hemos hecho ahora hay un 15 por ciento, con acosos de todo tipo.
-¿Todos requieren intervención o algunos no lo cuentan y lo han superado?
-O no lo han superado. Nos hemos encontrado con casos de niños de hace cuatro o cinco años y que seguían teniendo problemas de autoestima. Hubo un caso de absentismo y se creía que el problema venía del núcleo escolar, y se vio después que el problema venía de la escuela y activaron el protocolo.
-¿Contamos con las herramientas para detectar el acoso?
-La respuesta es complicada. El protocolo existe y se ha hecho formación al profesorado, pero es un problema complejo y las victimas tienden a ocultarlo. O a veces la familia no le da importancia, o también los profesores.
-¿Qué habría que hacer que ayudara para que lo cuenten sin miedo?
-Ante todo, proyectos como este, que fomenten la empatía porque el acoso es un tema grupal y hay gente que ve la agresión y no toma cartas en el asunto, Hay que marcar que es un problema grupal, que perdemos todos si los niños son agredidos, van a tener inseguridad, y por eso hacen falta acciones de fomento de las emociones, que haya más comunicación en el ámbito familiar, etcétera.
“En las aulas se fomenta mucho la individualidad y la competitividad, y eso no favorece que desaparezca el acoso”
-Hay que tomárselo en serio.
-Totalmente, porque puede tener secuelas graves. El adolescente empieza a formar su propia imagen y está sufriendo rechazo, se está quedando aislado si nadie hace nada, en una soledad extrema. Lo que recalcamos es que hay que avisar a un adulto, que no haga como si no pasara nada. Algunos menores tienen claro que si no hacen nada son cómplices.
-Recientemente un experto afirmaba que depende más de dinámicas relacionales, de cómo se estructura la clase. Si es más participativa, favorece que desaparezca el acoso porque se conocen entre ellos y los que no hacen nada se implican.
-Sí, nosotros fomentamos que si se usa un aprendizaje cooperativo en el aula, si tiende al diálogo, se resuelven mejor los conflictos. Y si hay contactos, hay implicación emocional, ya no eres indiferente. En las aulas se fomenta mucho la individualidad y la competitividad, y eso no favorece que desaparezca el acoso.
-¿Hay perfiles más propensos a ser acosados?
-En parte sí. Siempre que hay una diferencia, se castiga la diferencia, cualquier cosa que parezca un estigma. Pero también cuenta el azar.
-¿Y diferencias entre niños y niñas?
-Los niños son más físicos, las agresiones son más directas, y las niñas son más relacionales, dispersan rumores..., pero en líneas generales hay de todo.
-Las fiestas de cumpleaños no son del aula, pero pueden hacer que los niños y las niñas se sientan apartadas si no van nunca. ¿Debería intervenir el profesorado aunque sea fuera del aula? O los padres...
-Sí, puede haber varios grupos en una clase. Al final es una cuestión de todos. Hay profesoras que lo hacen, una me comentaba que su lema es ‘ninguna niña sola en el patio’, y otras, que saben que algunos se juntan fuera de clase, tomaba cartas en el asunto y los unía en clase a todos.
-¿Es común pasar de acosado a acosador?
-Desgraciadamente sí. Serían acosadores reactivos, porque se lo hicieran a ellos. Son personas que hacen cosas que a lo mejor no van en su naturaleza, quizá lo hacen para defenderse y lo hacen antes de que se lo hagan a ellos.
-¿Qué tiene que hacer una familia si su hijo les dice que está siendo acosado?
-Contactar con la escuela, lo primero. También hay teléfonos de acoso escolar, hay apoyo psicológico y se debe hacer un seguimiento exhaustivo del niño o de la niña. Hay casos de niños que se suicidan y la familia sabía que estaban siendo víctimas. Es un tema complejo porque si te cambias de centro corre la voz y puede ser peor, o pueden seguir con el cíberacoso. Hay que estar muy atentos, tener comunicación directa con la escuela y no dejar de prestar atención.
Añadir nuevo comentario