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Por M. J. Tabar
Es la tercera capital de Canarias en número de habitantes y tiene toda la potencialidad para ser un referente de la economía social. Pero la ciudad arrastra problemas crónicos (gestión deficiente, corrupción, suciedad, cierre de infraestructuras, destrucción del patrimonio, etc.) que le impiden avanzar.
Es la tercera capital de Canarias en número de habitantes y tiene toda la potencialidad para ser un referente de la economía social. Pero la ciudad arrastra problemas crónicos (gestión deficiente, corrupción, suciedad, cierre de infraestructuras, destrucción del patrimonio, etc.) que le impiden avanzar.
Doce kilómetros de costa, una Marina extraordinaria, una joya llamada Charco de San Ginés, una población joven con una edad media de 35 años, una climatología benigna que permite aprovechar el espacio público y cultivar la tierra, y alrededor de 56.000 habitantes de procedencias diversas (44.000 personas de nacionalidad española, 3.000 africanas, 2.000 europeas y 660 asiáticas).
Los datos revelan que Arrecife goza de una materia prima excelente. Pero el precipitado desarrollo de esta ciudad, formada por 17 barrios (con las nuevas incorporaciones de Puerto Naos y Punta Grande), ha tenido graves consecuencias: un urbanismo que no piensa en las personas, un parque móvil excesivo que supera los 38.000 vehículos, una elevada tasa de residuos (los arrecifeños generamos más del 35% de la basura que procesa el Centro Medioambiental Zonzamas) y un irrisorio porcentaje de recuperación de los mismos.
Los lugares que tienen, o tuvieron, algún grado de protección –valgan las Salinas de Naos o el Molino de Cabo Pedro como ejemplo– son estercoleros. La ciudad tiene condiciones naturales óptimas para el desarrollo, envidiadas por el Norte de Europa, pero se encuentra en estado crítico, en gran medida por los casos de corrupción (Unión, Jable y Montecarlo). Hay ‘tradiciones’, como la falta de profesionales en la gestión pública, que están tan asentadas como el Carnaval.
Hay infraestructuras cerradas porque sus obras se prorrogan, como el CIC El Almacén, la antigua Casa Cabildo o la Casa de Cultura Agustín de la Hoz. Otras permanecen arruinadas (la Casa de la Juventud y el caso impúdico del Islote de Fermina y el Parque Islas Canarias) y algunas más se pierden en los anales: el Palacio de Congresos que sólo fue maqueta, los futuribles en La Rocar, aquel Proyecto Maretas...
En algunas tertulias de barrio dicen, con sorna y sin ella, que “Arrecife nunca ha estado mejor”. Arrecife Centro es el escaparate. El del tren turístico, los cruceristas, las parrandas de mercado y las terrazas de combinados tropicales. Pero los edificios del siglo XIX se desmoronan (aunque se les pinten las puertas) y hay un cartel que anuncia un Museo de Historia que no existe.
Un estudio elaborado por el Observatorio de la Sostenibilidad en España y la Oficina de la Reserva de la Biosfera dibuja una ciudad con las condiciones perfectas para la energía solar fotovoltaica y la puesta en marcha de proyectos que revaloricen su historia, su cultura y su origen marinero. Pero Arrecife no protagoniza cambios cualitativos. Su suciedad encoleriza (o contagia) al residente, y asombra al visitante. A pesar de ser incuestionable la precariedad del servicio de limpieza, el Consistorio mantuvo el contrato de adjudicación con la empresa durante 10 años.
En Arrecife se concentra gran parte del tejido empresarial de la isla: la mayoría son pequeños negocios dedicados al sector servicios. Pero los quioscos públicos se cierran, la red insular de fibra óptica es una utopía y las calles revelan pobreza y falta de higiene. La opinión pública revela hartazón, indignación, también resignación y cierta desesperación. Arrecife se parchea y se barniza, pero de momento no tiene quien arregle sus cimientos.
TÚ OPINAS
Veracruz Curbelo. 43 años. Trabajadora de la limpieza. "A Arrecife le pondría un cinco como mucho. La suciedad es evidente. ¿Qué es lo peor de la ciudad? ¿Por dónde empiezo? No sé, en general hay que adecentarla más. No sólo los trozos que visitan los extranjeros, también los barrios y otras zonas".
Angustias Jiménez. 83 años. "Llevo seis años viviendo aquí. La ciudad es tranquila, pero está muy atrasada y va empeorando. Los servicios de guagua funcionan, pero bastante peor que antes y cobran más. Las reclamaciones en el Ayuntamiento tardan mucho en solucionarse".
Nadia Rodrigues. 23 años. Desempleada. "Me parece una ciudad pequeñita. Vengo de una ciudad grande como Lisboa y en comparación echo de menos muchas cosas; me parece más un pueblo. Lo peor es que está bastante sucia".
Comentarios
1 Toñín Corujo Lun, 14/10/2013 - 11:05
2 Un Observador Lun, 14/10/2013 - 14:12
3 falta gente pre... Lun, 14/10/2013 - 14:14
4 Ludovic Lamontagne Lun, 14/10/2013 - 14:23
5 Flaneur Lun, 14/10/2013 - 15:28
6 Todo Lun, 14/10/2013 - 18:46
7 Anónimo Mar, 15/10/2013 - 00:07
8 Arrecifeño Mar, 15/10/2013 - 00:57
9 Manel Mar, 15/10/2013 - 09:10
10 Luis Díaz Feria Mar, 15/10/2013 - 10:53
11 Flaneur Mar, 15/10/2013 - 10:54
12 Flaneur Mié, 16/10/2013 - 12:18
13 Yo quiero ser p... Lun, 21/10/2013 - 11:32
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