1 COMENTARIOS 02/12/2024 - 07:43

El famoso informe que el Cabildo encargó a tres también famosos economistas para fijar las líneas maestras de la recuperación tras el Covid decía que una de ellas líneas debía estar centrada en atraer los nómadas digitales, “que además de generar actividad y empleo permitan expandir el espíritu innovador”.

Sería difícil escoger en la Isla cuál es la tomadura de pelo con dinero público más inútil de los últimos años. Esta no estaría entre las más caras, porque la competencia es muy fuerte, pero sí entre las más pretenciosas.

Los nómadas digitales en la Isla ya son como las gafas de 3D en el cine. Iban a ser imprescindibles pero todo ha seguido como antes. Afortunadamente para todos. Dice Jorge Sequera en la publicación “Lucha contra el nómada digital: ¿Los teletrabajadores transnacionales como la nueva ‘clase creativa’ en el mercado urbano?” que muchas ciudades utilizan este concepto como gancho pero “su significado es difuso y su impacto real, incierto” y que “quizá estemos ante un significante vacío más”.

La aparición de esos nómadas tiene riesgos para ellos mismos, como la aparición de nuevas formas de precariedad laboral, y riesgos para las sociedades donde se instalan. Pueden contribuir aún más al encarecimiento y la escasez de la vivienda. Compiten por el espacio más con el residente que con el turista. El nómada digital en Lanzarote se parece más a un tipo con un portátil y una tabla de surf que a un ejecutivo que se aloja en el Hotel Salinas.

El BBVA, citando la plataforma especializada Nomad List, dice que España atrae el cinco por ciento de los nómadas digitales (algo más de millón y medio) y que sus zonas preferidas en este país son Gran Canaria, Fuerteventura, Mallorca y Tenerife. No aparece Lanzarote.

Hace dos años se decía que Canarias era “el paraíso para los nómadas digitales” o que era un referente, que había unos 80.000 en todo el Archipiélago y que ese número se iba a multiplicar. Hoy no hay datos tampoco en Lanzarote, pero si se extrapola el peso porcentual del turismo, la cifra no llegaría ni a 20.000 al año. Si los contamos como residentes, son un problema y si los contamos como turistas son insignificantes.

Este mismo año, tanto el Cabildo de Tenerife como el Gobierno de Canarias emprendían iniciativas para atraer a los nómadas: “un plan de atracción de nómadas digitales”. Por un lado, es curioso que se necesita atraerlos cuando Canarias es un referente y un paraíso y por otro, que le pidan el informe al Cabildo y se ahorran el dinero: el resultado va a ser el mismo.

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Y lo más preocupante: pueden denunciar a políticos sin correr riesgo de perder su fuente de ingresos.

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