ENTREVISTA

“Si abandonamos el sector primario, no hay secundario, y es lo que está pasando”

Chana Perera, expresidenta del Cabildo de Lanzarote

Saúl García 0 COMENTARIOS 13/11/2023 - 06:47

Fue la primera mujer que presidió un Cabildo en Canarias. Lo hizo casi de rebote, en 1993 y durante solo nueve meses. Casi toda su vida ejerció como maestra, fuera de la Isla y en la Isla. Llegó al colegio de Mala, donde creó la asociación de vecinos y donde tiene la sede la asociación La Milana para la recuperación del cultivo de cochinilla, lo que ocupa su tiempo y su energía desde hace dos décadas.

-¿Cómo llegó a la política?

-A mí me ha gustado siempre trabajar por el entorno en los sitios en que he estado de maestra. Cuando llegué a Mala, pues encontré un terreno abonado, por así decirlo. Los muros de la escuela siempre me han quedado estrechos. Entonces empezamos a formar una asociación de vecinos. Estuve doce años y las necesidades eran muy básicas, pero eran muy colaboradores. Por ejemplo, llegaba carnavales y ahí los padres hacían las ropas con los amigos, o el corpus, y hacíamos obras de teatro, porque el teatro es una cosa que me encanta.

-¿Y ese salto fue porque consideró que se podían hacer más cosas en la política?

-Adolfo Suárez era una persona que me fascinaba, y esto fue con un grupo de maestros, como Juan Santana. Entonces nos presentamos al Ayuntamiento de Haría y sacamos una mayoría absolutísima. Estuve 16 años en el Ayuntamiento, unas veces en el gobierno y otras en la oposición. Con el CDS, con Nicolás de Páiz, dimos el salto al Cabildo, que hizo un plan cultural para toda la Isla y, para mí, lo más importante y que todavía se conserva es la Feria de Artesanía de Mancha Blanca, la de Los Dolores.

-Son los años en que la Feria de Artesanía y la romería experimentan un gran crecimiento...

-El Ayuntamiento de Tinajo no tenía medios para seguir con la romería. En principio la Feria se empezó a hacer en el Monumento al Campesino en una carpa, pero Nicolás de Páiz dijo: ¿por qué no lo hacemos en Los Dolores? Yo abrí los ojos como platos porque fue un acierto. A esa romería insular la recuerdo con tanto cariño porque se trajo lo mejor de la Isla, es decir, que cada pueblo trajo su historia, que fue una cosa espectacular. Y los autos sacramentales, fue algo apoteósico, que es una pena que ya no se haga.

-¿Tuvo claro siempre que quería, dentro de la política, dedicarse a las áreas relacionadas con la cultura?

-Sí, pero en principio pensé coger agricultura, porque yo vengo de una familia de agricultores, aunque la cultura y la educación es lo que más me hace mover. Se dio un gran impulso, también gracias al secretario que estaba entonces en el Cabildo. Se sacaron planes de empleo y las escuelas taller y trabajamos con la artesanía, que estaba casi perdida porque todo se iba hacia el turismo. Siempre me dicen algunos de mis hijos que mis políticas son tan actuales que se pueden llevar a cabo en este momento. Se creó el Conservatorio de Música y se inició la Biblioteca. Es la única isla menor que tiene un Conservatorio de Música con todas las bendiciones.

“Todavía se conserva la Feria de Artesanía de Mancha Blanca que creamos”

-¿Hubo algo que le costó especialmente que entendieran sus propios compañeros de Corporación? Porque la cultura siempre está un poco apartada...

-Tengo que darle gracias a Nicolás de Páiz, porque me escuchó, pero siempre me decía que yo quería empezar por un Mercedes y que hay que empezar por un coche normal. Yo me iba a mi casa del Cabildo a las tres y por la tarde volvía, y hacíamos proyectos. Eso fue muy importante. Tenía muy buenos técnicos, como Ana Carrasco. No los nombro a todos porque es muy difícil. También me costó traer las escuelas taller, decían que no interesaba porque ya había turismo, pero las escuelas taller son muy importantes. Fuimos a Cataluña y vimos lo que hacían allí con este tipo de actividades en pueblos pequeños. Logré que se trajera una para Arrecife que después se hizo en la Casa Peraza de Teguise y también lo entendió muy bien la gente de Tías, que aún conserva su escuela taller.

-Esos son años de un gran desarrollo turístico que provocaron que se abandonaran otros sectores. ¿Ya veía entonces que podía pasar algo así?

-Era más fácil estar de freganchín o en un restaurante que estar al sol en el campo. En este momento lo estamos viviendo también, que no hay mano de obra muy flexible para los trabajos cotidianos. Yo tengo esperanza porque el presidente del Cabildo actual ha cogido Agricultura y también la alcaldesa de Teguise lleva Agricultura. Si abandonamos el sector primario, no hay sector secundario. Y eso es lo que está pasando. Nosotros, aquí, estamos impulsando la cochinilla para su transformación. Se puede destinar a cosmética, alimentación... pero si no hay sector primario, ¿dónde vamos? Eso es lo que tenemos que recuperar.

-¿Las plantaciones de tuneras y la cochinilla aún se pueden recuperar?

-Vamos a hacer un encuentro a finales de noviembre, al que va a venir el doctor Blasco, que va a decir cómo armar una empresa con la tunera… Sí, es recuperable, siempre y cuando se elimine la cochinilla mexicana. Habrá expertos de aquí y de la Universidad de La Laguna. Nos estamos rodeando de toda esa gente para ver cómo crear esa actividad y cómo combatir este virus. Bueno, yo tengo que decirlo en voz alta. Resulta que vinieron los ingenieros del Gobierno de Canarias y dieron jabón potásico a las tuneras. Pues resulta que esas tuneras que se les ha dado potásico son las que peor están, y se les dio precisamente para que no se infectaran. Se le quitó la capa protectora a la tunera y no se le dieron más manos. Es difícil de recuperar porque se ha perdido mucho tiempo, pero se pueden volver a plantar en cualquier caso, aunque hay personas que tienen otra idea y yo las respeto. La cochinilla mexicana llegó a La Palma hace 13 años y ha habido tiempo de hacer muchas cosas. El cultivo, en campos extensivos como está hasta ahora, a lo mejor no, pero acotando campos pequeños, ya veremos.

“Tengo un respeto profundo por la gente que se mete en política porque no es fácil”

-¿Y qué pasó con el proyecto de hacer un centro de transformación de la cochinilla, que acabó siendo un museo y que ni siquiera está abierto?

-Eso es una pena porque ha sido algo tremendo. Está cerrado, pero está en las guías y vienen los turistas aquí al Colegio de Mala, que gracias a este lugar se recuerda a la cochinilla. La empresa lo dejó cuando la pandemia. Había una mala praxis, por muchas circunstancias. En España había una fábrica que estaba en Navarra, pero que se acabó trasladando a Perú, que es el país que tiene todas las claves mundiales en la cochinilla. ¿Por qué? Porque han sacado un carmín como el nuestro. Lo que debemos de tener es la cabeza bastante fría y ver qué podemos hacer. Tenemos que fijarnos en como lo está haciendo México, bajo abrigo.

-Volvamos al pasado. Usted era consejera y de repente se ve en la presidencia del Cabildo casi de rebote, por así decirlo. ¿Cómo recuerda aquello?

-Bueno, no me dejaron hacer nada, o muy poco, porque yo no podía aceptar las políticas que se imponían y entonces un día me dijeron: te ponemos una moción de censura si no nos firmas este documento.

-Y los que le pusieron la moción fueron sus propios compañeros...

-Yo no sabía lo que había detrás de todo, era un entramado que desconocía y ese entramado sigue. Entonces se debían no sé cuántos millones del Complejo Agroindustrial, y en fin, un día vinieron los de la Banca March a decir que se les pagara y yo les decía al secretario y al interventor: si usted me dice que sí, pues sí. Yo actúo bajo la ley. Si no puedo firmar, no firmo. Y claro, pues como no hacía lo que se me decía, me pusieron la moción.

-Es decir, que su moción tuvo que ver directamente con el Complejo Agroindustrial.

-Bueno, no quiero remover esa parte porque para mí fue muy duro, porque yo tenía mucha ilusión de hacer cosas, de seguir adelante, de proyectos, y por eso estoy aquí. La creatividad no me la quitaron.

-Usted fue la primera presidenta de un cabildo en toda Canarias en una época en que no había muchas mujeres en política. ¿Cómo vivía usted eso? ¿Cómo le trataban sus compañeros?

-La verdad que no me sentía mal con ellos, pero había un interés... Yo cuando disfruté fue con don Nicolás de Páiz, sinceramente, porque me dejó trabajar. Fue una etapa muy buena, muy bonita, de poder hacer cosas, que después con Dimas [Martín] ya no pude hacer, porque él tenía otros intereses y esos intereses para él primaban. Y entonces, pues mira, ahí estamos. Me costó mucho no poder hacer cosas. Vine a mi escuela, me encontré con los padres de los niños a los que había dado clases, me recibieron bien…

“Me dijeron: te ponemos una moción de censura si no nos firmas este documento”

-Volvió al mismo trabajo que tenía...

-Y entonces, pues eso surgió un día, fue en 2003 o 2004, que vino por aquí el coordinador del Proyecto Atlántida. Es un proyecto europeo, porque en ese entonces ya las escuelas estaban muy mal, aunque yo no tenía ese problema. Era una escuela unitaria en la que nos conocíamos todos. Entonces me aceptaron un proyecto de centro escolar y lo basamos en la cochinilla. Me tenía que elaborar las unidades didácticas y fue maravilloso. Nos apoyó mucha gente y recorrimos España con ese proyecto. Hoy estamos en un montón de museos, como dos importantes de Estados Unidos, que ahí tenemos el catálogo...

-Nunca ha dejado esa faceta social o comunitaria...

-No la he dejado. Simplemente he cambiado de escenario.

-Ahora que el feminismo está en primera línea y que hay alcaldesas, presidentas, consejeras… Se puede decir que abrió un poco de camino.

-Cuando entré de presidenta me llamó una señora de lo que se dice de la alta alcurnia, que yo no conocía mucho y me dice: ¿Una mujer presidente del Cabildo? Y yo le dije, sí. Ella decía que no tenía lo que hacía falta tener. La barrera la tuve por no aceptar ciertas cosas, porque la política por dentro hay que ver lo que es, no es lo que la gente ve. Cuando la gente habla de política, es que no se puede hacer siempre lo que uno quiere…

-¿Y cómo ve la política ahora, la local o la de Canarias? Si es que la sigue con atención...

-No tengo mucho interés, pero siento un respeto profundo por estar en política. Yo siempre he pensado que para estar en política incluso hay que hacer hasta una oposición. Es decir, un examen, ¿verdad? Porque en la política no es fácil estar dentro. Porque hay que leer un decreto, ver todo... pero no es nada fácil. Tengo un profundo respeto por la gente que entra en política.

-Bueno, ahora tienen muchos asesores, antes no había tantos, ¿no?

-Bueno, yo eso lo dejo aparte, no quiero entrar... No sé qué es lo que está pasando. Ha habido un cambio tan grande, porque cuando nosotros entramos en política, en Haría, no cobrábamos nada. Bueno, las necesidades eran distintas. Y las ganas de participar también. Por eso te digo que yo tengo un respeto profundo por toda la gente que se mete en política, y hay gente que lo hace bien, otras pues no tienen esa capacidad, pero bueno, ahí están.

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