La esgrima fue el primer y único deporte español en ser incluido en los Juegos Olímpicos modernos. Está presente en la cita con espada, florete y sable, desde su primera edición en 1896 en Atenas. Sin embargo, esa tradición no había tenido arraigo en Lanzarote hasta hace bien poco.

Hace dos años, la asturiana Sofía de Frutos arrancó el Club de Esgrima Lancelot que, en la actualidad, cuenta ya con un grupo de 20 alumnos que, espada en mano, desarrollan sus capacidades físicas y mentales cada martes y jueves en la Ciudad Deportiva de Lanzarote, con el firme objetivo de establecerse en la Isla y conseguir más apoyo de las instituciones.

Sofía de Frutos aterrizó en Lanzarote hace 15 años. Comenzó en la esgrima con 17 años y se encontró con un gran contraste: mientras que, en la península, pese a ser un deporte minoritario, se pueden encontrar clubes de esgrima, en Lanzarote no había esa posibilidad. “No había nada y era un deporte muy desconocido”, explica la entrenadora, quien reconoce que se encontraba muy “frustrada”.

En 2015 empezó a visibilizar la esgrima gracias a una empresa cultural que tenía en la localidad de Puerto del Carmen. La incluyó entre las actividades que se llevaban a cabo y fue así como se inició la práctica de la actividad en Lanzarote, pero llegó la pandemia y ese espacio cultural tuvo que cerrar sus puertas. Más adelante, Sofía tuvo la idea de “formalizar la esgrima” de manera que le “llegara a todos” y poder así “darle un espacio y la entidad que merece el deporte”.

El Club de Esgrima Lancelot empezó su andadura en 2021. “Empezamos en el parque que está frente al Cabildo”, recuerda la asturiana. Pese a ser habitual ver que esta disciplina se practica a cubierto, el combinado lanzaroteño lo hace al aire libre. “A veces entrenamos en el interior, pero pedí especialmente el exterior porque las condiciones aquí son excelentes para poder entrenar al aire libre”, reconoce.

Según explica la también presidenta del club, la esgrima es un deporte que tan solo requiere un espacio amplio. “Lo ideal es tener una sala, porque hay mucho material. Es importante contar con una estructura”, indica. Aunque la disciplina está dando los primeros pasos en la Isla, desde el club aspiran a tener una sala para poder entrenar también con diferentes soportes que hay para la pared con los que ensayar la precisión.

Lanzarote es la primera isla no capitalina donde se practica esgrima

Por ahora, el club cuenta con una veintena de esgrimistas. “El grupo mayor es el de adolescentes”, matiza, aunque también hay adultos entre los alumnos del club. En Canarias es un deporte que no está muy extendido y entre las islas no capitalinas Lanzarote es la primera en contar con grupos organizados. En Gran Canaria hay tres y en Tenerife otros dos.

Como en todo deporte, también hay competición. El conjunto lanzaroteño ha participado en dos competiciones autonómicas, en Gran Canaria. La primera ocasión fue para ganar “experiencia”, ya que “llevaban muy poco tiempo entrenando”. La sensación fue “excelente”, aunque se enfrentaban a deportistas que llevaban “desde los siete años” entrenando.

Este año volvieron a la isla capitalina y obtuvieron buenos resultados, pese al poco tiempo que lleva el club. “Competir es otra historia, no es solo desarrollar el deporte, la competición te da un aprendizaje brutal”, señala. “Solo por ello merece la pena ir y los míos no desentonan”, presume la entrenadora.

Precisamente Lanzarote estuvo a punto de acoger uno de estos campeonatos de Canarias, pero no fue posible. La intención es que el próximo año se logre: “A los chicos les motiva mucho viajar a otras islas”, señala.

Futuro

Los próximos pasos del club lanzaroteño pasan por asentarse en la Isla y para ello se necesitan unos buenos cimientos. “Estoy sola con la organización y para el desarrollo que quiero llevar a cabo es necesario conseguir un apoyo, como otro entrenador que dé exclusivamente técnica a los chicos”, explica. Mientras tanto, para esta temporada, los deseos de Sofía de Frutos pasan por tener un espacio “más apropiado” para la esgrima.

Ahora cuentan con un aparato que funciona por bluetooth que utilizan al aire libre, pero se han adquirido pistas eléctricas, que se encuentran ya en el recinto, y que deben ser instaladas. El club continúa dando pequeños pasos para establecerse, sin prácticamente respaldo de las instituciones. “No tenemos ningún apoyo, hay que decirlo como es”, lamenta la entrenadora.

“Las subvenciones que se ofrecen tienen que ver con las escuelas deportivas y necesitas niños, pero a partir de 13 años no computan y el club los tiene a partir de esa edad”, explica. Unos alumnos que continuarán cada martes y cada jueves practicando una disciplina minoritaria y poco conocida, con la ilusión de seguir aprendiendo un deporte físico, “pero también mental”, sentencia la entrenadora.

Imágenes