Eran casi las once de la noche de un lunes. Un día tranquilo. Un taxista recoge a un turista en la calle Princesa Teguise de Puerto del Carmen. Se monta en el vehículo y arranca, pero el pasajero no sabe dónde quiere ir y además dice, en inglés, que no tiene dinero. Está borracho.

El taxista para el vehículo, le dice que baje, pero no lo hace. Entonces se baja del coche, abre la puerta de atrás y le invita a salir. El turista, sin mediar palabra, le propina una patada y el taxista cae de espalas a la carretera y se golpea la cabeza con fuerza en el asfalto.

El condenado le pegó una patada y le fracturó siete costillas, entre otras heridas

Llega la Guardia Civil y le pide la identificación al agresor, que no lo hace y muestra una actitud “desafiante y despectiva”. Desprende “un fuerte olor a alcohol”, no tiene documentación y no dice dónde se aloja. Mientras tanto, llega la ambulancia y se lleva al taxista hasta el Hospital José Molina Orosa, donde le atienden por el golpe y la caída. La Guardia Civil se lleva detenido al turista, que presenta cierta resistencia.

Este tipo de agresiones no son muy habituales pero tampoco son extrañas. Un turista borracho se pelea con otro o agrede a otra persona. Lo que es menos habitual, si las lesiones no son muy graves, es que la cosa acabe en condena y se logre que el turista pague por los daños ocasionados.

Normalmente, cuando el turista sale del calabozo, si no se decreta su ingreso en prisión provisional y aunque se celebre un juicio rápido, no es fácil cobrar la multa en cuanto el turista pone el pie en el aeropuerto porque el embargo es muy complicado. Las sentencias de conformidad las ejecuta el Juzgado de lo Penal y el traslado de la causa tarda varios días o una semana.

No es fácil cobrar la multa en cuanto el turista pone el pie en el aeropuerto

Pero en este caso, el Juzgado de Instrucción número uno de Arrecife lo condenó a cuatro meses de prisión y una indemnización de 20.000 euros por los daños causados. Y se aseguró de que el agresor pagara antes de volver a su casa. En el juicio que se celebró posteriormente, la Fiscalía pedía seis meses de prisión por un delito de lesiones y una indemnización de 20.000 euros para el taxista.

Las consecuencias, para este trabajador, por la agresión, fue un dolor grave en las costillas por la patada, siete costillas fracturadas, una conmoción cerebral sin pérdida de conocimiento y varias heridas en la pierna y en el codo. Todo ello precisó de varias pruebas médicas, de tratamiento medico o quirúrgico y de ingreso hospitalario en cirugía general.

Por el tipo de lesiones, se calculó que el agredido iba a necesitar tres meses de recuperación y que le quedarían una previsibles secuelas consistentes en un perjuicio estético por las cicatrices y en trastornos neuróticos leves.

La Fiscalía pedía seis meses de prisión por un delito de lesiones y una indemnización

El acusado, de nacionalidad irlandesa, de 28 años de edad y sin antecedentes penales, se mostró de acuerdo con la pena, con los hechos relatados en el acto del juicio y con el pago de la indemnización.

El Juzgado le condenó a cuatro meses de cárcel por ese delito de lesiones, que no cumplió porque no tenía antecedentes y porque le suspendieron la pena al pagar en un plazo de dos días, que fue la otra condición para eludir la prisión. Además de la indemnización tuvo que hacer frente al pago de las costas procesales.

El Juzgado ordenó que se formara una pieza separada para que el acusado consignara esa cantidad como responsabilidad civil y que siguiera abierta la vía civil por si aparecen lesiones futuras o eventuales complicaciones producidas por la agresión, para que el afectado pueda reclamar.