La otra piel de la arquitectura insular
Manolo Perdomo desvela la proliferación de casas antiguas esgrafiadas en Lanzarote, una técnica decorativa que se solapó bajo la pintura y que ha quedado oculta también para la historia de la arquitectura insular
“¿Está todo dicho sobre la arquitectura insular? ¿Y si las cosas no son como creemos que son? Nos hemos pasado la vida pensando que los edificios son de una manera y a lo mejor son de otra que nos puede sorprender”.
Manolo Perdomo, director de la Escuela de Arte Pancho Lasso, cerró el curso Saber de isla, en la Fundación César Manrique con su conferencia La piel oculta de la arquitectura. Las dos primeras preguntas se fueron respondiendo solas mientras avanzaba la charla y el autor exponía decenas de fotografías de casas antiguas.
La piel oculta en las casas de la Isla de la que habla Perdomo es el esgrafiado, una técnica que se popularizó en Europa en el siglo XVI aunque también aparece en el arte mudéjar cuatro siglos antes en la Península Ibérica y que, a pesar de que no se mencione en la historia de la arquitectura insular, está debajo de la pintura y sobre la piedra en muchas casas antiguas.
Es una técnica que, en cada país, se manifiesta de forma diferente y abunda en el Mediterráneo, en Extremadura, Segovia y Portugal, mientras que en Canarias se encuentra en Tenerife y en La Palma, donde nunca se llegó a ocultar. Predomina, sobre todo, en falsos sillares en las esquinas de los edificios.
El esgrafiado se hacía como un elemento decorativo, con mortero de color y un molde, y permitía, en principio, un escaso o nulo mantenimiento de la fachada. La decoración se hace directamente sobre la piedra.
Sin embargo, si en Lanzarote no se ha hablado de su existencia es porque se acabó ocultando bajo la pintura, probablemente a finales del siglo XIX porque su color evolucionaba mal. Solía ser de color terroso y se decide blanquear los edificios.
En Lanzarote, tal y como muestra Perdomo, lo hay en muchos edificios de los que quedan en pie en Arrecife anteriores al siglo XX. Había esgrafiados (y los hay bajo la pintura) en la Casa de la Cultura, en la Librería Lasso y en numerosas casas de Arrecife y de toda la Isla.
Perdomo se preguntó también cómo era la imagen de Arrecife y si lo que ha llegado hasta hoy de esos edificios es lo que había o no. Pero también había esgrafiado fuera de la capital. “En Haría es muy importante, daría una gran sorpresa si limpiaran la fachada y sacaran la piedra”, señaló.
También lo hay en molinos, en la iglesia de San Bartolomé, en la de San Roque en Tinajo o en la parte posterior de la de San Ginés. En Teguise, señaló Perdomo, “un día un alcalde decidió arrancar la piel a los edificios de la Villa” y dejar que se viera la piedra en las esquinas, que estaban llenas de esgrafiados.
En Teguise, un día un alcalde decidió arrancar la piel a los edificios de la Villa y dejar que se viera la piedra en las esquinas, que estaban llenas de esgrafiados. Esas casas de la Villa, según Perdomo, “están enfermas, se mueren por las esquinas”
Esas casas de la Villa, según Perdomo, “están enfermas, se mueren por las esquinas”, por haber sacado la piedra. Considera que es un error de concepto, mientras que el esgrafiado es un “elemento atractivo notable”. “Tenemos una historia que no nos merecemos”.
Además, en Teguise está proliferando la carpintería en color negro cuando nunca ha sido negra. Sí verde o gris pero nunca negra. Respecto al color que había en las casas, hay gran variedad y cree que sería importantísimo recuperar ese cromatismo.
El color se incorpora en el siglo XX. Antes, la Isla estaba llena de edificios bruñidos en blanco con esgrafiado en las esquinas. Propuso el reto de elaborar un repertorio de esgrafiados de la Isla, quizá para empezar a leer Lanzarote en otra clave y ver los edificios como rehabilitación y no como restauración.
“Procede hacer una revisión de la imagen de la arquitectura insular”. La charla terminó hablando de que la Ley de patrimonio debe de estar orientada a proteger, no a dar aprovechamiento urbanístico y la actual Ley no mejora a la anterior, de 1999. “Hay artículos hechos para los empresarios de la construcción”.
“Los conjuntos históricos de Canarias corren peligro porque la Ley se perpetró con fines espurios y en la Villa se podrían hacer segundas y terceras plantas”, concluyó.
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