Un asunto de nubes muy terrenal: abandonado un proyecto para aprovechar el agua
David Riebold construyó su casa en Haría aprovechando lo poco que quedaba de una antigua pescadería. En la parte de atrás creó un jardín con plantas y árboles de especies autóctonas que demuestra por sí solo que la vegetación también se puede abrir paso en Lanzarote. Riebold es profesor de ciencias en un colegio en Las Palmas y vivió muchos años en esa casa, a la que vuelve los fines de semana. Es Máster en medioambiente forestal y agroforestal por la Universidad de North Wales y en 1993 ya incluyó en su tesis un estudio sobre el uso tradicional en Lanzarote de fuentes de agua poco habituales para el cultivo y la silvicultura y su futuro potencial.
En ese trabajo ya se mencionaba la posibilidad de instalar en el Risco unos captadores de brumas para extraer agua de las nubes y repoblar la zona. No era una novedad mundial ya que esa experiencia ya se había llevado a cabo en el desierto de Atacama, pero con el objetivo de buscar agua para beber. En Canarias también había habido alguna experiencia.
Riebold contactó con el profesor Schemenauer, pionero en ese tipo de proyectos, y citaba también a la profesora de la Laguna Victoria Marzol, “cuyo consejo y guía serán requeridos si el presente proyecto se aprueba”, señalaba. El agua que se podía obtener en Lanzarote no iba a ser para beber, sino para reforestar a base de especies autóctonas.
La reforestación llevaría consigo la recuperación de la vida natural asociada al recubrimiento forestal y serviría para prevenir la erosión del suelo, para promocionar el ecoturismo y para intentar recuperar los acuíferos en Haría y el uso eficiente del agua.
Los beneficios parecen incuestionables. En la Isla, en el pasado, había una pequeña masa forestal, como revelan las capas profundas de suelo que todavía se encuentran en las partes más altas de la Montaña Aganada, junto al bosquecillo, que fue escenario de la primera repoblación de la Isla, en los años sesenta, y de otras posteriormente, que no han tenido el éxito buscado.
David Riebold inició hace más de diez años un proyecto para aprovechar el agua de las nubes y reforestar el Norte de la Isla
En el año 2003 Riebold presenta una propuesta en el Ayuntamiento de Haría para un proyecto de captadores de brumas. Según relata en su página web, “poco después de que el alcalde aceptara mi presentación, me ofrecieron un trabajo irresistible en el Reino Unido. Y —pese a permanecer cuatro meses al año en Haría y establecer como condición para aceptar el trabajo el tener la licencia para desplazarme y trabajar en el proyecto— esto supuso que dependía por completo de los colaboradores en el Ayuntamiento de Haría para mantener mi participación”.
En agosto de 2006 la revista New Scientist publica un reportaje sobre el proyecto, citando a Riebold. A partir de 2007, después de numerosas reuniones, el Ayuntamiento deja de contar con él y poco después aparece un proyecto muy similar liderado por el que había sido uno de sus interlocutores, Juan Manuel González, que había sido vicepresidente de los Jóvenes de Coalición Canaria y formaba parte de la lista electoral de CC al Ayuntamiento de Haría. González es biólogo y fue, entre 2006 y 2010, responsable de proyectos de la empresa pública Gesplan.
En el año 2008 presenta en la Expo de Zaragoza dedicada al agua, el trabajo sobre "Captadores de Brumas, Fase I", cofinanciado entre el Ayuntamiento de Haría y Lider a través de la Agencia de Desarrollo Rural de Lanzarote. En esa presentación impartió la charla “Cómo una nube se puede convertir en agua potable”, “desvelando la obtención de hasta cinco litros diarios en cada pantalla de las ocho instaladas en Haría en 2006”, según la nota enviada aquel año por el Cabildo de Lanzarote.
David Riebold en Montaña Aganada junto a los neblinómetros.
La situación actual de la Montaña Aganada y el estado de los captadores de brumas no dejan ninguna duda de que el proyecto fue un rotundo fracaso. Ni se obtuvo agua para beber ni ha crecido un solo árbol alrededor de los atrapanieblas, que en su mayoría están completamente rotos. Según Riebold, están colocados a mucha altura. Se tenían que haber colocado más abajo para recoger mejor la niebla.
El proyecto se hizo, pero sin contar con Riebold, y fue un rotundo fracaso. En Montaña Aganada no han crecido los árboles
El otro problema que cita es que no se plantaron las especies adecuadas. Pero hay un error de bulto en la finca principal. De los neblinómetros salen unas tuberías de agua que, para poder regar los árboles que se plantaron, deberían desafiar la ley de la gravedad, ya que la finca está en cuesta y los atrapanieblas se encuentran en la parte baja.
“Si me hubieran quitado el proyecto pero al menos funcionara, estaría un poco menos infeliz”, señala Riebold, que asegura que una de sus frustraciones es la cantidad de tiempo que le han hecho perder en reuniones inútiles.
Asegura que su intención no es económica, porque cedería el proyecto, sino que su finalidad es que se pueda reforestar la zona haciendo bien el proyecto, colocando bien los aparatos y apostando por especies como el acebuche o el lentisco. Cree que podrían crecer en poco tiempo, y después los neblinómetros no serían necesarios porque la bruma la recogerían las hojas de los árboles.
Comentarios
1 DE PLAYA BLANCA Mié, 19/10/2016 - 10:26
2 DE PLAYA BLANCA Mié, 19/10/2016 - 10:26
3 DE PLAYA BLANCA Mié, 19/10/2016 - 10:26
4 Morerita Mié, 19/10/2016 - 10:40
5 Fuera Caciques Mié, 19/10/2016 - 11:30
6 Jesús manuel Mié, 19/10/2016 - 13:24
7 extincise Mié, 19/10/2016 - 15:15
8 José M. Espinel... Mié, 19/10/2016 - 23:17
9 Iscar Dao Jue, 20/10/2016 - 08:05
10 Peter Jue, 20/10/2016 - 15:00
11 pepe sanchez Vie, 21/10/2016 - 18:15
12 catalo Vie, 21/10/2016 - 18:59
13 Peter Mar, 01/11/2016 - 12:29
14 Peter Mié, 02/11/2016 - 10:02
15 Machine Vie, 04/11/2016 - 12:57
16 Peter Sáb, 05/11/2016 - 08:45
17 Jesús Mar, 23/05/2017 - 14:56
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