Jabón, gel, jugo, maquillajes, complementos alimenticios, cremas, lociones, desodorantes, champús pasta de dientes, sales de baño, aceites, perfumes, colonias… “Como se ha puesto de moda se hace de todo, el otro día un amigo mío compró un colchón que ponía 'elaborado con aloe' para evitar bacterias, un disparate, y hay otro que es de risa, un producto de limpieza que 'pone perfumado con aloe', cuando el aloe tiene un olor desagradable. Todo el mundo se quiere subir al carro del aloe”.

Quien dice esto, tras la enumeración de algunos de los productos que se han generalizado estos años elaborados con aloe vera, es Gabriel Peña, de la empresa 'Costa canaria aloe vera', de Gáldar. Esta empresa cultiva y transforma en Canarias y pertenece tanto a la asociación nacional Asocialoe, como a la recién creada asociación de Canarias, Afavecan.

Las bondades del aloe han traspasado fronteras y la calidad del aloe canario está fuera de duda. “El aloe de Canarias es ideal por el clima y por el terreno principalmente en Lanzarote y Fuerteventura”, señala Santiago Padín, de la empresa Lanzaloe y vicepresidente de Afavecan. “Es indudable la magnífica calidad que tiene el aloe canario y por ende el aloe vera español”, dice Raquel Caraballo, gerente de la empresa Aloe Plus Lanzarote y vocal en Canarias de Asocialoe.

Está por ver si este boom del aloe se trata sólo de una moda o se puede convertir en otra burbuja pero está claro que detrás de él comienza a aparecer un fraude, o al menos una publicidad engañosa. No hace falta una investigación muy exhaustiva para descubrir en el supermercado productos, a muy buen precio, etiquetados inequívocamente como aloe de Canarias pero que, en la última línea de la etiqueta aparece 'Fabricado en China'.

Para Pablo Peinado, presidente nacional de Asocialoe, la situación “especialmente en Canarias, es preocupante”. “Se hacen importaciones de fuera y se vende como si fuera aloe canario -señala- porque el canario está muy bien valorado”. “El aloe vera que se produce es insuficiente para la gran oferta que hay, es palpable que hay un fraude”, afirma.

Santiago Padín afirma que siete de cada diez productos etiquetados como aloe de Canarias no están hechos con aloe de Canarias. Una cifra parecida a la que da el propio Gobierno. El parlamentario de Fuerteventura, Mario Cabrera, preguntó al Ejecutivo por este asunto, en el que considera que puede haber un montante de más de 20 millones de euros que el sector está dejando de ingresar por competencia desleal, por aloe que llega de México, de Marruecos o de China.

Una asociación canaria dice que siete de cada diez productos etiquetados como aloe de Canarias no lo son y el Gobierno comienza a intentar regular el sector

“Si esto no se controla, terminarán cerrando estas empresas”, señala Cabrera, que asegura que en noviembre y diciembre de 2015 se realizó una campaña de inspección específica que incluyó un total de 58 inspecciones en establecimientos de todas las islas. Los principales incumplimientos detectados estaban relacionados con la procedencia del producto y el uso indebido del término Islas Canarias, hasta el punto de que el 64 por ciento de los productos utilizaba ese término a pesar de no haber sido producidos en el Archipiélago.

Las etiquetas

Hay empresas, en todo caso, que cultivan aquí pero producen o envasan en la Península. Para Peinado, “la trazabilidad debe quedar clara en la etiqueta”. Señala que sus asociados tienen un control de producción y tienen que justificar de dónde viene.

Mario Cabrera considera que puede haber más de 20 millones de euros que el sector está dejando de ingresar por competencia desleal

Peña dice desde Gáldar que hay que investigar a algunos almacenistas, que compran en Marruecos o incluso traen el producto elaborado ya en la Península: “Se esconde el producto y no se da claridad. Se trata de fomentar también la elaboración aquí”. Asegura este productor que los ingresos han disminuido en los últimos años a pesar del boom.

Por su parte, Raquel Caraballo dice que comparte “la preocupación del sector ante posibles casos de fraude que se pueden estar cometiendo y que, sin duda, pueden poner en riesgo el futuro de una industria que tiene un extraordinario futuro para Canarias”. “Como miembros de la Asociación Nacional del Aloe Vera creemos que iniciativas como las planteadas por el Parlamento de Canarias, unidas a un control a la entrada de aloe vera a procedentes de otros países pueden frenar casos fraudulentos”.

Una marca canaria

La iniciativa que plantea el Parlamento al Gobierno, a través de Cabrera, es la coordinación entre las consejerías de agricultura y de industria para crear una marca propia y después el Consejo regulador de la denominación de origen del aloe vera canario. Para este último paso, sin embargo, puede haber algún problema, porque las denominaciones de origen se crean para productos alimenticios, y el aloe, principalmente, es un producto de cosmética.

Afavecan también se ha puesto manos a la obra para crear una marca canaria. Esta asociación reúne a doce empresas. Padín insiste en que “no se puede etiquetar para confundir” y confía en la creación de esa marca para diferenciar porque, como también confirma Mario Cabrera, “la superficie de cultivo ha disminuido a pesar de que ha aumentado la producción y la venta”. “Perdemos la oportunidad de ocupar cultivos con esta planta y se podría generar mucho empleo”, añade.

Control de calidad

La Dirección General de Comercio y Consumo y la Dirección General de Farmacia del Gobierno están trabajando en el diseño de una nueva campaña para verificar que tanto el etiquetado del producto como su composición cumplen con lo estipulado por ley. Además, existe una propuesta gubernamental para que el Instituto Tecnológico de Canarias se convierta en el laboratorio de control de calidad y etiquetado de aloe vera, y vigile y catalogue la calidad del cultivo y de los productos elaborados con él para garantizar su calidad y origen ante el mercado europeo, según contestó el consejero de agricultura, Narvay Quintero, al Parlamento de Canarias.

Caraballo, finalmente, pide también autocrítica para solucionar el problema porque “es un sector compuesto por agricultores, transformadores, comercializadores y distribuidores y a día de hoy está muy desunido”. “No se trata de excluir, se trata de sumar a todos los que tienen algo que aportar para mejorar este sector; si queremos ser ejemplarizantes, empecemos por dar ejemplo, y dejémonos de hipocresía, invitamos a que la administración pública sea más vigilante y haga su trabajo de fiscalización, máxime aún en aquellas empresas que se han financiado y desarrollado con dineros públicos”, concluye.