CLAVES
Por Manuel Riveiro
La Isla va como un tiro. El verano ya está aquí, con las playas a rebosar de turistas, los negocios de hostelería haciendo caja y un buen número de desempleados encontrando acomodo laboral...
La Isla va como un tiro. El verano ya está aquí, con las playas a rebosar de turistas, los negocios de hostelería haciendo caja y un buen número de desempleados encontrando acomodo laboral. Las cifras en las que se basan los habituales análisis económicos están ahí: el paro disminuyó en el último mes más de un cinco por ciento y hay unas 57.000 personas en Lanzarote dadas de alta en la Seguridad Social, tres mil más que hace una década, en plena burbuja del ladrillo, cuando el colegio de arquitectos llegó a visar proyectos para cerca de 4.400 viviendas en la Isla.
La llegada de visitantes mantiene guarismos similares a los del año pasado, en el que se batió el enésimo ‘récord histórico’, con más de tres millones de turistas. Entre enero y mayo de este año ya van más de 1,2 millones. La bonanza se ha trasladado a las instituciones públicas. En las arcas del Cabildo y de los ayuntamientos de la Isla hay más dinero que nunca: 188 millones solo en la Corporación insular. Hay quien dirá que Lanzarote vive uno de sus momentos más dulces.
Sucede que debajo de la postal idílica que dibujan los datos macroeconómicos, los balances de los institutos de estadística, los presupuestos de las instituciones y las cuentas de resultados de las grandes empresas turísticas, la percepción que hay es otra: que navegamos en la provisionalidad, en una coyuntura que nadie acierta a pronosticar cuándo se puede esfumar.
Pocas veces se repara de verdad en el acuciante problema que hay en la Isla, sin viviendas para alquilar a residentes o a precios inaccesibles en un paraíso económico como el nuestro, en el que los ingresos mensuales per cápita no llegaban a los 650 euros, según un estudio sobre las condiciones de vida de los hogares de hace apenas un lustro.
La única iniciativa pública en materia de vivienda es un parche: una promoción en las afueras de Arrecife que no estará en el mercado, con suerte, hasta dentro de un par de años, cuando la situación de desespero alcance a un importante número de familias.
La precariedad laboral está a la orden del día, las barreras para emprender no han desaparecido y los años de crisis no se han aprovechado para poner en orden Lanzarote, planificar el futuro con sentido -en la gaveta seguirán otro ciclo electoral más el Plan Insular de Ordenación o el Plan General de Arrecife- y afianzar los cimientos para cuando vuelva a soplar el viento en contra. Hay quien opinará que lo dicho es de aguafiestas. Y quizá no le falte razón.
Comentarios
1 ESPAÑA VA BIEN Lun, 09/07/2018 - 10:34
2 No es cierto Vie, 13/07/2018 - 10:49
3 No hay otra Vie, 13/07/2018 - 12:05
4 Va bien? Vie, 13/07/2018 - 15:22
Añadir nuevo comentario