Virginia Carretero

Que maten todas las jodidas palmeras. Pero que se larguen estos inútiles

El municipio de Tías, lidera dos cosas, el ránking del turismo que elige la isla como destino de vacaciones y la habilidad de mirar para otro lado con la mortandad de cientos de palmeras. El alcalde se llama José Juan Cruz y es del PSOE.

En Arrecife le echan un ojo de vez en cuando. Las que cantan mucho, porque chirrían esos altos ejemplares con la pírrica copa tumbada a un lado, las retiran enseguida, aunque los cadáveres de otras palmeras, a veces, están semanas enteras a la vista de todos. Ninguno de los agujeros que quedan huérfanos son replantados con otras especies ni las que sobreviven son dignas de atención. El primer mandatario municipal se llama Yonathan de León, y milita en el PP.

San Bartolomé es municipio de interior con intereses en la costa, pero del Ayuntamiento deben salir poco, a la vista de que cada semana hay más palmeras con evidentes muestras de mala salud que mueren de abandono. El alcalde se llama Isidro Pérez, es del PSOE y no debe comprar en la zona industrial de Playa Honda, y de ir por allí, mira poco y ve menos (las palmeras agonizando o muertas).

Teguise lo gobierna una mujer, Olivia Duque, es de CC, y no sé si conoce que Costa Teguise debe ser la joya de la corona, tanto por lo que recauda, como por su dimensión turística. También las palmeras se les mueren irremisiblemente sin que nadie se ponga colorado, y ya no digo que sufra, porque debe tener muy alto el umbral del dolor. Ser mujer en política, por lo que comprobamos, no aporta  ningún plus ni mirada alguna más sensible.

Estos son los cuatro municipios que visito con mucha frecuencia, por eso, de los tres restantes no tengo  datos objetivos sobre la deficitaria salud de su parque verde. Ni del municipio de Jesús Machín, (CC) Tinajo, ni del de Haría que gobierna el PSOE, con Alfredo Villalba, ni del de Yaiza, con  Óscar Noda  a la  cabeza del Ayuntamiento bajo las siglas de UPY.

Suponiendo que el mal es general y que la desatención es, igualmente, general, estos tres últimos municipios deben andar con la misma situación de desaparición de cientos de ejemplares por falta de iniciativa para intervenir.

Nos queda la perla, el Cabildo de Lanzarote. Sobre los siete alcaldes y alcaldesa y sobre el presidente Oswaldo Betancort, recae  la responsabilidad compartida de la atención  a un patrimonio protegido, tan patrimonio, por cierto, como todos los inmuebles que han dejado caer de norte a sur de la isla.

Como el mal dura mucho, igual merece la pena recordar a cada uno de los antecesores de estos mandatarios. En Yaiza, San Bartolomé, Tías y Tinajo, eran los mismos. En Arrecife, era Ástrid Pérez (PP), en Teguise, Oswaldo Betancort(CC), en Haría era Evelia García (PMH) y en el Cabildo Dolores Corujo (PSOE).

Queda patente que da igual quien gobierne. En algunos casos, alcaldes y presidentes del Cabildo han hecho doblete en el Parlamento de Canarias, y allí nadie ha amonestado a sus señorías por  abandono de sus deberes en tanto responsables municipales o insular. Más, si atendemos a que la palmera o lo que queda de ella, es símbolo de la Comunidad Autónoma a tenor del artículo 1, apartado único de la Ley 7/1991, de 30 de abril. No está mal para que se lo graben a fuego todos los nacionalistas que tienen tan a gala denominarse así. También tenemos senadores y diputados en las Cortes Generales, pero están en otra película. Manuel Fajardo Palarea, Dolores Corujo y Pedro San Ginés están en la capital del reino como si oyeran llover en las islas que representan.

La palmera canaria está protegida por Orden de 20 de febrero de 1991, y diversa normativa dicta protocolos y medidas para su preservación. Igual, la presidenta del Parlamento, Doña Ástrid Pérez,  podría tener a bien recordar la existencia de leyes, decretos y normas que hay que cumplir, pero ella no va a hacer eso. Está muy entretenida con cosas de liderazgo en el partido como para que le ocupen su tiempo cuatro palmeras.

Del mismo modo que la dejación asiste a nuestro gobernantes, la policía municipal es dócil con sus gobernantes y tampoco aprecia nada irregular en esas copas tumbadas, y, de verlas, no van a afrentar a sus alcaldes respectivos señalando lo que aquellos no quieren ver. Tampoco es que se suden mucho más allá de hacerlo en el gimnasio. El SEPRONA, con la alta consideración que me merecen, y sé lo que digo, no sé dónde anda.

Arrecife, tan lamentablemente gestionada en algunos ámbitos, en el verde, indudablemente, nos da la última foto con el consejero de Obras Públicas, Jacobo Medina y el alcalde Yonathan de León, esta vez sin chalecos amarillos, intentando sacar adelante la cascada del Charco. Se justifica por el “compromiso cultural y natural del equipo de gobierno”, por lo que debo apreciar que ignoran que  en la palmera canaria concurren las dos circunstancias. Ya me gustaría verlos ante unas palmeras agonizantes anunciado algo para ellas, no sé, ¿un champú anti caspa?

No parece existir una mesa insular que acoja a los ocho representantes públicos de la isla donde hablen de algo más que de sus cosas. Ignoro si el Consejo de la Reserva de la Biosfera, tan densamente poblado,  lo tiene en su agenda, lo de las palmeras, digo. Y puestos a lo que estamos, tampoco sé si la Cámara de Comercio cuenta con alguien con cabeza que vele por la buena salud del entorno donde sus representados hacen sus actividades empresariales. Del sector turístico, ni idea, debe darles lo mismo. Igual se me queda alguien fuera del objetivo, da igual. No, casi lo olvido, me queda la SER, la radio, donde tenemos que sufrir la afectación, la malcriadez y la ostensible falta de solvencia intelectual de los invitados a las tertulias políticas. De palmeras no van a hablar. Iban a quedar fatal. Y la oposición tampoco va a hablar porque compromete a los suyos que gobiernan en otros ayuntamientos. Mejor les iría si declinaran la invitación de la radio y en ese marco temporal nos pueden poner algo de música o que nos lean el diccionario.

A la vista queda lo que se vende en esta isla que no nos merecemos. Está todo tan claro.

 

Comentarios

Clarividente, enhorabuena.
El título es malsonante, pero estoy de acuerdo que ha habido una gestión penosa de las palmeras a pesar de que en varias ocasiones ha existido muy buen asesoramiento por personas expertas en el tema. Lo más preocupante es el silencio cómplice del SEPRONA. Cuando, por ejemplo, el ayuntamiento de San Bartolomé cepilló los troncos de todas las palmeras en la avenida de Playa Honda, nunca hubo el más mínimo interés por lo que la ley considera un delito medioambiental grave. Incluso podadores que publican en redes sociales sus cepillados de palmera con motosierra en pleno valle de Haría no son debidamente sancionados. Luego yo quiero dedicarme a la poda de palmeras y la ley me exige un año de experiencia "aprendiendo" de estos cowboys.
Los árboles del Parque de los Pinos en titerroy se están secando; luego los talan y aquí no pasa nada. Es indignante ver como árboles de muchos años se secan porque lo les llega el agua.

Añadir nuevo comentario