Maternidad

Maternidad

Me sujeta la sensación que tuve hace unos días y que argumenta la necesidad de volver a escribir.

En un momento de conversación, mi hijo se detuvo a mirar mi rostro y en su mirada vi preocupación. Él ve una madre que se hace mayor, y es lógico, para él ya soy mayor, como para mí lo fue mi madre cuando me convertí en adolescente.

Durante la infancia de mi hijo era consciente de que era una aprendiz en un mundo totalmente desconocido: lactancia, visitas al pediatra, sus primeros pasos, sus primeros amigos, grupos de WhatsApp de padres (ufff), talleres infantiles, etc. Miro atrás y me asombra como ha pasado de rápido ese período.

Sin darme cuenta, llegó la etapa de la adolescencia y me estoy preparando de una forma más consciente: me apetece acompañarle como una nueva oportunidad para crecer juntos.

Esta etapa se relaciona como la más dura. La gente te para y te dice: “Prepárate”, llegarán las malas contestaciones, la pereza, el desinterés. Los artículos de los medios de comunicación te hablan sobre la temida rebeldía y los falsos mitos: un adolescente es un sinvergüenza, un maleducado…  Tantos inputs negativos que parece que vas a entrar en las tierras de Mordor, donde todo será oscuro y tenebroso.

Me pregunto por qué tanta negatividad. Claro que es una etapa difícil y de muchos cambios, pero no es una condena, no si entendemos que parte de esa rebeldía es porque su cerebro está lleno de andamios, porque sigue trabajando, evolucionando y madurando.

Es cierto que mi hijo ha dejado de ser un niño pequeño y transita con su grupo de iguales, sus amigos, su música, su estilo de ropa y sus hobbies. Yo miro desde la distancia y me mantengo al margen respetando la libertad que precisa. Asumí hace tiempo que ya no querrá oír Thunderstruck de AC/DC para jugar conmigo, que quiere pasar más tiempo solo o con sus amigos y que ya no manejo su lenguaje por muy moderna que me crea.

Acepté que esa personita que quiso nacer antes de tiempo, pequeño e indefenso, hoy es un chaval que está más alto que yo, que tiene dudas y muchas preguntas.

Esta etapa es nueva para los dos, en ella hay que seguir trabajando la disciplina, la serenidad, la comprensión, el afecto, el ejemplo, la negociación, pero sobre todo el amor incondicional.

El amor incondicional incluso hacia nosotras, las madres. Ahora que llega el día de la madre -y dejando atrás el hecho de que no solo es un día para que te regalen un perfume o flores- deberíamos regalarnos todas amor incondicional. Somos merecedoras de más compresión y afecto hacia nosotras mismas. Educamos en una época diferente a la que nos educaron, una época donde parece no haber tiempo y nos dicen que eduquemos a demanda, siempre disponibles, siempre disponibles… Y no, a veces no lo estamos, a veces estamos cansadas, a veces necesitamos estar solas, a veces necesitamos reponer energía.

Querernos será el mejor regalo que podamos darnos y dar. Debemos ser más compasivas y generosas con nosotras

Feliz día de la madre, compañeras.

 

Comentarios

Pues si, a quererse.
Qué bonito artículo!
Qué bonito!!! Y sí, hay que quererse y mucho.
Me encanta. Feliz día compañera.
Cierto es que se asocia a la etapa de la adolescencia como la etapa más complicada. Es bueno leer este tipo de reflexiones, debemos parar esos falsos mitos, y comprender que al igual que estuvimos en la etapa infantil debemos seguir acompañando a nuestros hijos en la adolescencia, quizás hasta más, con la distancia que precisa como bien dice el artículo. Felicidades por esa maternidad tan maravillosa.
Cuando se habla desde el corazón ... su alcance es inmediato. Más artículos asi.
Verdad,.. verdadera... suscribo todas tus reflexiones .. y si,.. querernos será el mejor regalo que podamos darnos y dar ❤️
Cuando vi por primera vez los colegios en Lanzarote, pensé que debían ser carceles. niños que miran a través de barras de acero en jaulas donde no aprenden nada útil para la vida real...pasando la mitad de su juventud en detención estatal para que sus padres puedan trabajar ..... no es de extrañar que salgan alienados, desorientados y tristes.
Me ha gustado mucho, mucho. Muchas felicidades por el artículo, es sosegado, limpio, eficaz. A lo mejor le falta la perspectiva de los padres, q también existen, y mencionar el peligro de las pantallas que les termina robando la atención...la curiosidad...las ganas....
El tema de los centros escolares es para varios artículos, es cierto que la escuela, el instituto, la universidad parecen cárceles, seguimos educando a personas sentadas que tienen que aprender unos contenidos para vomitar en un examen. Hace falta una reforma educativa completa, donde los niños y niñas aprendan a ser criticos, gestionen sus emociones, se muevan, etc en definitiva, que disfruten y quieran aprender.
Claro que los padres existen, pero este artículo salió por el día de la madre. Alejandro, el tema del mal uso de las pantallas es un tema muy muy interesante, tienes razon. Se podría hablar mucho sobre este tema. Incluso los padres y madres debemos desvincularnos también de las pantallas.
Se puede decir más alto pero no mejor. Muy bonitoooooo!
La adolescencia, o ese momento donde renegociar el lugar que se nos asignó en el sistema. Bonito artículo.
Muy buena reflexión.

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