Escucharán casi a diario que a la sociedad europea, española, canaria, conejera… a nosotros en definitiva, nos va cada día peor por culpa de ellos, de ellas, incluso de los niños no acompañados, que llegan de África. Algunos medios y partidos políticos no paran de repetirlo machaconamente. Y lo repiten también como loros compañeros de trabajo, familiares, amigos… Se escucha en bares, mercados, centros educativos y sanitarios… “Si no hay para los de aquí, ¿cómo va a haber para los de fuera?”.

Pero la realidad es tozuda:

Que Las Palmas de Gran Canaria sea la capital de provincia de España donde más caro es hacer la compra de los productos básicos NO es culpa de quienes, huyendo de la miseria y las guerras, desembarcan aquí con 150 euros en los bolsillos.

Que en el archipiélago el sueldo medio que cobramos sea el segundo más bajo del estado, lo cual nos convierte en trabajadores pobres, NO es culpa de las personas supervivientes al viaje en cayuco (9.000 seres humanos murieron el año 2024 tratando de alcanzar Canarias) y que van a ser explotadas en los campos e invernaderos de Almería, Jaen..., Francia, Italia… O serán prostituidas en los night-clubs de nuestras islas y Europa continental.

Que el rendimiento educativo de las niñas y niños del archipiélago sea de los más bajos de Europa desde hace décadas NO es debido a las niñas y niños magrebís y subsaharianos que malviven hacinados en los centros de acogida.

Que Lanzarote tenga los alquileres más caros de toda la comunidad autónoma, de los más altos de España, NO es culpa del inmigrante que comparte habitación u okupa complejos turísticos a medio construir o pernocta en una tienda de campaña en la playa…

Que los cortes de agua sean constantes y el 56% del agua potable de Lanzarote se pierda sin que sepamos exactamente cómo y dónde…

Y la lista continúa, es larga, muy larga…

¿No creen que ya está bien de escuchar estupideces?

Preguntémonos por qué algunos quieren atraer nuestra atención señalando con el dedo a los más vulnerables mientras la sociedad de los records turísticos hace aguas por todas partes.

Cambien de canal de televisión, de emisora de radio, de web o aplicación cuando les lleguen mensajes de odio; díganles a sus amigos, familiares, compañeros de trabajo que se guarden su racismo para ellos; y decántense por cualquier opción política que no niegue a ninguna persona los Derechos Humanos. Su salud mental se lo agradecerá.