En octubre del año 2001 ya se sabía que se iba a iniciar la rehabilitación del Arrecife Gran Hotel y que se estaba proyectando un aparcamiento subterráneo y un cambio radical en el Parque Islas Canarias. Pero se sabía poco más. El presidente de la Fundación César Manrique, José Juan Ramírez, escribía en esa fecha una carta a la entonces alcaldesa de Arrecife, María Isabel Déniz, en la que destacaba los valores patrimonial del parque, que había sido iniciado por César en 1969 y finalizado un año después.

“A pesar de la existencia de estos bienes patrimoniales de la comunidad -decía la carta- sometidos desde hace años a un intenso proceso de deterioro que ciertamente ha conducido a un uso residual del parque, necesitado de una actuación rehabilitadora (…), del ayuntamiento que presides nadie se ha puesto en contacto con nuestra Fundación ni ha explicado cuál va a ser su tratamiento y su destino final”. El destino fue que del parque original no quedó nada, ni los materiales, ni la estructura ni la vegetación. Solo queda la escultura Barlovento que se colocó años después en las cercanías.

Quizá por eso no se contestó a una carta que destacaba el “proceder insensible con la obra de César sin contrastar criterios ni dar a conocer en qué medida el nuevo proyecto afectará a su trabajo”. “Es preocupante que en el caso de que esté previsto que el Parque sufra una remodelación a fondo no tengamos constatación de la existencia de documentación de la obra (planos, dibujo del trazo, fotografías, modificaciones sufridas)”, decía la misiva.

Casi veinte años después, la situación es muy similar. El parque se ha ido deteriorando y se acaba de anunciar una actuación de la que tampoco se sabe nada. No ha trascendido que haya planos, ni proyecto y tampoco presupuesto… La alcaldesa, Astrid Pérez, anunció que la sociedad Aparcamientos Parque Islas Canarias SL, concesionaria del aparcamiento y el parque, se ha comprometido, por fin, a rehabilitar la zona verde y a su mantenimiento, tal y como le obliga la concesión administrativa otorgada por Costas en el año 2000.

En principio, esa noticia termina con un pleito que, en realidad, acabó hace seis años, puesto que la empresa alegaba que no entregaba las obras, finalizadas en 2005, porque reclamaba por vía judicial al Ayuntamiento, socio minoritario de esa sociedad, más de dos millones de euros por exceso de lo presupuestado en las obras del parque, cuyo coste inicial ni siquiera llegaba a esa cantidad.

El proyecto original contemplaba árboles de gran porte

Pérez señaló que ese pleito lo ganó el Ayuntamiento hace seis años, pero desde entonces no se había obligado a la empresa a rehabilitar el parque. Se vuelven a repetir las dudas de aquella carta del año 2000 porque no se sabe qué tipo de intervención se va a llevar a cabo. Si hay que hacer una recepción de la obra, habrá que comparar lo ejecutado con lo proyectado, ya que si solo se reforma lo que ya está construido, el parque seguiría incompleto.

Si se consulta la documentación original, queda claro que faltan muchas cosas por hacer. En la memoria del proyecto ‘Plaza y aparcamientos en el entorno del Arrecife Gran Hotel’, firmado el 19 de enero del año 2000 por los arquitectos Ramón Chesa y Javier Mena, se hablaba de “crear paseos en la Avenida enfatizados por la plantación de hileras de palmeras”.

Se proyectaban pequeñas edificaciones junto al parque, como restaurante, kioskos o un punto de información turística “que generarán actividad alrededor de ellas”, que nunca se han colocado. La propuesta hablaba de potenciar la transparencia desde la plaza hacia el Club Náutico por medio de una valla metálica de acero inoxidable.

En esa área que linda con el muro se debía haber instalado iluminación baja, bancos de madera y un parterre con vegetación tapizante combinada con flora de diversos colores y un árbol de gran porte que garantice un área de sombra.

No iba ser el único árbol de gran porte, ya que se proyectaba colocar ocho en sus respectivos alcorques que llegarían hasta el suelo del parking, además de focos que alumbraran las copas desde abajo consiguiendo “un lugar de estancia bajo ellos muy seguro y agradable”. Tampoco los hay. La vegetación se iba a completar con “setos de porte bajo, arbustos y vegetación suculenta”.

“La propuesta de la nueva plaza generará una variedad de usos y espacios que reactivarán el entorno del Parque Islas Canarias”, decía el texto, que pretendía convertir el espacio “en un lugar de primer orden dedicado al ocio y al esparcimiento, lugar donde por fin la ciudad se encuentra con el mar”.

Por si quedara alguna duda, los propios arquitectos lo confirmaban en el libro Arrecife 29º, editado por la Consejería de Turismo del Gobierno de Canarias bajo el mandato de Manuel Fajardo Feo, que luego sería alcalde. En ese libro decían que el parque se diseñó “con unos criterios espaciales y de usos que no terminaron de ejecutarse en su totalidad”.

Hablaban de eliminar los obstáculos para la continuidad del paseo que se ve interrumpido con la piscina del Club Náutico, decían que “un parque, por definición, debe tener árboles” y reclamaban los árboles de gran porte así como los kioscos, y que todo el frente litoral se cubriera con pérgolas, se creara una línea de fuentes y se reforzara la iluminación.

Todo esto aparecía en el proyecto original, pero es que también hacían nuevas propuestas para el mismo espacio en las que hablaban de crear más zonas de sombra y de potenciar el uso del mar, ya que en el parque se acabaron retirando los pantalanes.

Aquella carta del año 2000 pedía que se llevaran a cabo iniciativas enmarcadas en un proyecto de conjunto para la ciudad y terminaba afirmando que se tenía la impresión de que se iba a perder “una nueva oportunidad”.