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Un tesoro de letras en Arrecife

La Biblioteca municipal del Centro Cívico cumple 12 años dedicada a la promoción, difusión y dinamización de actividades relacionadas con la lectura y el libro

Myriam Ybot 0 COMENTARIOS 29/08/2024 - 06:40

Uno no es lo que es por lo que escribe, sino por lo que ha leído. Jorge Luis Borges; Es un buen libro aquel que se abre con expectación y se cierra con provecho. Amo Bronson Alcott; Lee y conducirás, no leas y serás conducido. Teresa de Jesús.

Un camino literario de lecciones de vida, rotuladas sobre la superficie del muro, acompaña en el ascenso a la segunda planta del Centro Cívico de Arrecife, donde se oculta y se exhibe, se encoge y se despliega desde el año 2012, la Biblioteca pública municipal, en sus secciones Infantil y Central o de adultos. El inmueble, localizado en el barrio de San Francisco Javier, es la última parada de un periplo por distintas sedes y barrios de la ciudad a lo largo de décadas, y ofrece todos los servicios que le son propios a un lugar de encuentro y socialización, hogar de conocimiento y fuente inacabable de placer lector... con mayor o menor intensidad y éxito en función del apego político de cada temporada.

La actual concejala de Cultura del Ayuntamiento de Arrecife, Abigail González, es una firme defensora de darle a esta instalación la importancia y la visibilidad que merece. “Las bibliotecas públicas dicen mucho de las instituciones que las sostienen; yo quiero que la nuestra transmita con nitidez el amor por la palabra escrita, la importancia de la lectura para la formación integral de las personas, y de la cultura como un derecho de la ciudadanía”, asegura.

La jornada se inicia a las siete de la mañana, cuando la bibliotecaria, Zaida Montelongo, abre las salas y oficinas donde se tramitarán carnés para el préstamo de volúmenes, se gestionará la adquisición de novedades editoriales, se organizarán actividades de promoción de la lectura, se insertarán tejuelos de identificación en los lomos de los libros recién llegados y se realizarán los papeleos y burocracias propias de la administración.

El horario es ininterrumpido desde las ocho de la mañana a las ocho de la tarde, aunque en verano se cierra a las tres. “Pero hay días que a las siete y cuarto de la mañana ya hay usuarios esperando, sobre todo en época de exámenes y en las fechas previas a las grandes oposiciones públicas. Luego, a partir delas nueve llegan los habituales, a sacar y a devolver los préstamos. Aunque con la reciente instalación de un buzón exterior, operativo las 24 horas, hemos facilitado la entrega, que ahora es más sencilla y sin necesidad de esperas”, explica la funcionaria.

En época estival, al trasiego habitual se suma la presencia bulliciosa de 25 escolares que participan en las actividades de la sección infantil y que charlan y juegan en el exterior hasta que llega la hora de dar comienzo a los talleres. Entonces, la quietud y el silencio característicos vuelven a hacerse fuertes en el recinto.

En su rincón, la sala destinada a sembrar y cultivar el hábito lector en los más pequeños es orgullo y joya de la corona de las trabajadoras del Servicio, que se han encargado personalmente de su organización, decoración y dinamización desde el traslado de los fondos del local de la calle La Inés. Según explican, contiene espacios para acciones con mamás embarazadas, para bebecuentos, para las primeras letras y los libros ilustrados... Todas las etapas son contempladas en este esfuerzo por arraigar la lectura en las edades tempranas.

La Biblioteca en datos

Tanto el balance anual como la experiencia del personal de la Biblioteca de Arrecife desmiente cualquier pronóstico funesto acerca de la desaparición de los libros en papel y de la avidez lectora característica del siglo pasado, cuando se implantó la alfabetización universal de la mano de la escolarización pública obligatoria.

Según los datos actualizados, la instalación dispone de alrededor de 30.000 volúmenes en sus fondos; en el año 2023 se realizaron 2.550 préstamos en la sección de adultos y 3.100 en la infantil, y el número total de carnés en activo ronda los 3.000, cifra que no para de crecer. Además, como hace notar Montelongo, la biblioteca capitalina está integrada en la Red de Bibliotecas de Canarias “lo que permite acceder y solicitar préstamos en cualquiera de las que operan en Lanzarote, tanto en los municipios como en la Insular, y en el resto de las islas del Archipiélago”.

Todas las etapas son contempladas en este esfuerzo por arraigar la lectura

Y tras los números, claro está, anidan los rostros y las particularidades de quienes la técnico no duda en llamar “familia”. “Sí, familia, porque hemos creado un vínculo, para lo bueno y para lo malo, como ocurre en todos los hogares”. En el platillo de lo positivo, la convicción de estar distribuyendo conocimiento y placer, de ofrecer un lugar de recogimiento y socialización; en el de lo negativo, cierto exceso de confianza que a veces genera un falso sentido de propiedad. “¿Sabes cuando vas a un bar, te sientas en la barra y das palique al camarero? Pues hay gente que necesita conversación, desahogo, y no entiende que nosotras estamos trabajando y no podemos pasarnos el rato de charla, ni aunque quisiéramos”, se ríe.

Los rasgos de las personas usuarias de la Biblioteca municipal son tan variados y diversos como los géneros literarios y los títulos de las obras que se ofrecen. Desde que se activó la zona infantil, son muchas las familias que dedican parte de su tiempo libre a compartir actividad, aunque no espacio físico, en la segunda planta del Centro Cívico. La zona chill out es exclusivamente para adultos, la infantil para los niños y niñas, las salas, para el préstamo, la lectura y el estudio... La clave del éxito estriba en saber dónde corresponde estar en cada momento y cumplir las normas de convivencia de tan extensa familia.

Además, aumentan los perfiles universitarios y de profesiones liberales, y el genérico de “ama de casa” ha dejado de funcionar como un cajón de sastre, a la vista del abanico de peticiones, “que va desde el género romántico de toda la vida a los thrillers más sanguinarios y truculentos”, cuenta la bibliotecaria. Aunque no duda en señalar con satisfacción que la fuente del crecimiento del número de usuarios “está en los carnés infantiles”.

Títulos a demanda

Para atender los dispares requerimientos de quienes acuden a la Biblioteca y mantener actualizado el catálogo de novedades, hay que hacer encaje de bolillos, con un presupuesto que siempre resulta escaso y cierta incomprensión cuando se trata de justificar adquisiciones y canalizar su tramitación. Pero Zaida Montelongo, trabajadora afable y con experiencia en la administración local y cara al público desde 1986, consigue en cada ocasión sacar adelante la compra de libros, seleccionar algunos títulos de entre la infinidad de desideratas que llega de viva voz, on line o a través del buzón físico, y mantener su oferta fresca y atractiva para el mayor número de usuarios posible. También se aceptan donaciones, siempre que no sean enciclopedias, textos escolares o guías obsoletas porque, aunque el saber no ocupa lugar, los volúmenes sí lo hacen. Y de qué manera.

Aumentan los perfiles universitarios y de profesiones liberales

“Luego toca hacer expurgo, que es una parte fundamental del ciclo vital de la biblioteca; y aunque deshacerse de libros es un proceso casi doloroso, tratamos de darles nuevas oportunidades en otras instalaciones municipales, escolares, de organizaciones sociales... Todo sea por avivar el gusto por la lectura”, señala.

Y mientras la oferta y la demanda de volúmenes cobijados en los anaqueles públicos va en aumento, atrás quedaron muertos de risa los soportes electrónicos donados por el Gobierno de Canarias, cuando nadie daba un duro por el futuro de los textos impresos. “Pensaban que el e-book se iba a comer al libro en papel y mira, empezó con mucha fuerza, pero luego nadie los quería”, recuerda la funcionaria.

Termina la conversación entre letras con un deseo común del equipo de la Biblioteca municipal de Arrecife: un espacio pensado realmente para tal uso, con acceso directo desde la calle, salas más amplias y luminosas, almacenes habilitados para la conservación de los fondos, centro catalogador, recinto para presentaciones de obras y otras actividades culturales, más personal... Nada que no merezca una población que ronda los 70.000 habitantes.

Como apunta la escritora Irene Vallejo en su Manifiesto por la lectura, “De alguna forma misteriosa y espontanea, la necesidad de leer ha forjado una silenciosa lealtad entre gente que, sin conocerse, ha empeñado sus esfuerzos en preservar el caudal de nuestros mejores relatos, sueños y pensamientos. Personas unidas por el deseo de proteger los libros. Y, frente a los profetas de la extinción, nosotros sabemos que este antiguo amor anónimo los seguirá salvando”.

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