Las generaciones venideras: “El pueblo ayudando al pueblo”
Estos cuatro jóvenes de Lanzarote representan la sociedad futura, donde prima la solidaridad y el medio ambiente frente al individualismo y el consumismo
Aduén, Timanfaya, Redwan y Noe son un cuarteto muy particular. Un niño de ocho años junto a un treinteañero y dos adolescentes que quieren cambiar el mundo y que contribuyen a hacerlo de manera silenciosa. Ayudan sin recibir nada a cambio, nada más que las gracias de mucha gente que lo necesita, un vecindario agradecido por alzar la voz ante sus peticiones y una naturaleza que pedía a gritos ser tenida en cuenta.
Aduén Morales García ha hecho de todo. Con tan sólo 36 años, este joven norteño ha dedicado varios años de su vida a ayudar al municipio de Haría. Actualmente, está volcado en el deporte, con el equipo de lucha –que le fascina-, formando parte de la directiva del Unión Norte. Aduén se considera “un alma libre” y autodidacta. Empezó colaborando en las asociaciones, poco a poco, aunque muchas acciones ya las desarrollaba de manera individual. “Cuando iba a la playa, por ejemplo, recogía lo que encontraba”, señala. Actualmente, dedica parte de su tiempo a Lanzarote Limpia, una organización sin ánimo de lucro para el cuidado y limpieza de playas. También colabora en la entrega de alimentos a los más necesitados.
“Al final, lo que no hacen las instituciones lo hacemos nosotros”, destaca Aduén, quien considera que la población piensa que todo está incluido en los impuestos, pero “no es así”. “El cuidado del medioambiente, la protección de los animales o dar alimentos a los más necesitados, entre otras muchas labores, son tareas de muchas asociaciones”, resalta. “La Administración no pone de su parte”, lamenta. “Parece que llamar a alguien de un ayuntamiento y que te coja el teléfono es como si te perdonase la vida”, dice. Aunque también hay excepciones: “El alcalde de Tinajo, Jesús Machín, o Armando Bonilla, concejal de Haría, siempre están ahí para echarnos una mano”.
Aduén también colabora con el Movimiento Vecinal Argana Viva. Lleva cuatro años en la Comisión de solidaridad, para la entrega de alimentos y para facilitar gestiones a los ciudadanos ante las instituciones públicas. Como subraya, “el pueblo, ayudando al pueblo”. Esta asociación “reparte alimentos a las personas que lo necesitan” y también actúa como un “nexo” con las instituciones, “desde el minuto cero hasta que reciben las ayudas”. “Todo lo que recibimos es material o comida, de fincas o supermercados, pero no cogemos dinero de nadie”, subraya.
Adúen Morales.
Con tan solo 17 años, Redwan Baddouh Bejja participa con Aduén en el colectivo vecinal de Argana. Redwan empezó en la asociación desde su origen, la ha visto crecer y destaca que “los vecinos siempre han sido muy participativos”.
El movimiento vecinal se activó “debido a la dejadez y el olvido de nuestros políticos”, destaca. “Somos la voz del barrio”, añade Redwan. Para que les “escucharan”, decidieron movilizarse y pusieron en marcha Protest-arte y fueron “puerta por puerta, para hacer encuestas a los vecinos”.
“Al principio, cuando me involucré en la asociación, desconocía este mundo. Poco a poco te vas rodeando de gente valiosa que sabe o tiene más experiencia que tú”, dice Redwan, que destaca a Irene, una chica que siempre ha estado muy ligada al barrio de Argana. A pesar de los numerosos obstáculos y dificultades que se encuentran, es muy positivo y optimista. “Conseguimos una reunión con el Cabildo y le sacamos un poco los colores”, apunta. “La voz en esa reunión fuimos nosotros. Se escuchan muchas promesas que no llegan a ningún puerto, pero sí hemos conseguido cosas que animan a seguir luchando”, comparte el joven.
Redwan divide su tiempo entre los estudios, los amigos, el movimiento vecinal de Argana y la Red ciudadana de solidaridad con las personas migrantes. “Nos hemos ido enfocando al asesoramiento legal”, explica. También buscan alimentos y lugares donde puedan alojarse. “Muchos lo que quieren es continuar su ruta migratoria hacia Europa y no quedarse en Canarias”. Este adolescente es crítico ante la situación que viven las Islas. “El Gobierno central usa el Archipiélago como una cárcel, para obstaculizar que estas personas salgan de Canarias”, asegura, además de denunciar las dificultades que tienen para viajar, pese a disponer de pasaporte.
Otra labor interesante que realiza Aduén es como voluntario en el centro penitenciario, para que los jóvenes que salen de permiso puedan realizar actividades como el senderismo, lo que “ayuda a la reinserción en la sociedad”. “Muchos no tienen familia y ese trato humano es lo que les falta”, concreta. “Parece mentira que hoy en día casi todas las conversaciones que tenemos, tanto adultos como jóvenes, sean a través de las redes sociales, porque ya estamos perdiendo el contacto humano”.
Otra colaboradora incansable en actividades sociales es Timanfaya Placeres Cabrera. Además de colaborar con Noe y Aduén, también dedica parte de su tiempo libre a la comunidad LGTBI. “Hace justo un año realizamos cuatro cortos para el Cabildo, en los que se mostraban diferentes situaciones que les suceden y cómo son juzgadas socialmente”. La historia más compartida en redes sociales fue la de una pareja de chicos que paseaban por las calles de La Graciosa y, cuando se besaban, un hombre mayor sacaba una foto de su bolsillo y, mientras los veía besándose, recordaba con anhelo un amor del pasado, haciendo referencia a que en la actualidad “se podrían querer libremente”.
Esta adolescente está muy involucrada con grupos y charlas de la comunidad LGTBI. Señala que el colectivo crece porque “el tiempo va pasando y los límites también”. “Por supuesto que hay diferentes conciencias entre jóvenes y mayores por el hecho de la oportunidad de nacer en una sociedad más abierta”, aclara la joven. “Evidentemente, no se puede negar que se siguen dando situaciones de discriminación”, apunta Timanfaya. “Hoy en día queda mucho por hacer y el miedo al rechazo es lo que preocupa a mucha gente”.
Redwan Baddouh.
Naturaleza que habla
Aduén tiene una postura muy clara con respecto a la situación del medio ambiente en Lanzarote: “La Isla está muy abandonada”. En su opinión, “debemos tener una concienciación mayor”. “Antes culpábamos a los turistas de llenarnos la Isla de basura, pero, ahora que no hay, ¿quiénes son los culpables?”, pregunta. Para Aduén, el gran problema ambiental de Lanzarote son los escombros. Su propuesta es convincente: “Las multas son lo que más le duele al ciudadano porque le toca el bolsillo”.
“Al final, lo que no hacen las instituciones lo hacemos nosotros”
El joven coopera en la limpieza de playas con la asociación Lanzarote Limpia. Sus fundadores, Tobbias Heeb y Nia Ruckstuhl, crearon esta organización para que las playas lanzaroteñas estuvieran más cuidadas. Su hijo, Noe Ruckstuhl, es el motor en las limpiezas. Con tan solo ocho años, es el modelo de las generaciones venideras. Sonriente y con una cámara bajo el brazo, es el fotógrafo ‘oficial’ de Lanzarote Limpia. Su cuidado con la naturaleza intenta inculcárselo Noe a sus compañeros del colegio de Mala. “Alguna vez han venido de mi colegio a limpiar las playas y el propio colegio también ha hecho una limpieza”, comenta orgulloso. Noe destaca que el plástico es lo que más se encuentra en las playas y que puede tener un segundo uso: “Mis padres hacen esculturas y lámparas, entre otras cosas, con plástico. Se le puede dar más uso del que uno piensa”.
Aduén, junto con Noe y sus padres, representa una visión comprometida con el medio ambiente. Hay varias zonas en Lanzarote, que es Reserva de la Biosfera desde 1993, especialmente azotadas por la llegada de deshechos. “Un claro ejemplo es la playa de La Cantería en Órzola, Bajo El Risco o la playa Barranco del Burro en Tinajo”, explica, y destaca Famara por “la cantidad de microplásticos que recibe”, uno de los principales problemas en las playas de la Isla. “Nos encantaría tener una especie de aspiradora que separa los microplásticos de la arena”, propone. “En Hawai se hace este tipo de separación mecánica, pero en Lanzarote Limpia lo hacemos con un colador”, compara. La aspiradora a la que hace referencia se llama Hoole Zone, fue creada por unos jóvenes canadienses que la probaron en las playas de Hawai, considerada como unas de las más contaminadas del mundo. La máquina es capaz de separar el microplástico y la arena, devolviéndola a su sitio.
No solo pertenecer a una asociación es sinónimo de trabajar altruistamente. También significa establecer lazos de amistad. “Algunos surfistas nos han acompañado cuando limpiamos las playas, sobre todo para recoger piche. Un vecino del pueblo de Órzola, el día que fuimos a limpiar la playa, estaba esperando a que la marea bajase para desenterrar una zódiac. Gente buena se encuentra en todos lados”, afirma Aduén.
Timanfaya Placeres.
Pasión por los animales
Timanfaya se define como una joven con especial sensibilidad con los animales. “Desde pequeña siempre he estado rodeada de animales y hace años colaboraba con Sara paseando a los perros”, afirma. Esta pasión por los animales la llevó a tomar la decisión de dedicar su vida a ellos, opositando para la Guardia Civil. “Me encantaría ser agente del Seprona”, dice esta joven de 19 años. Además de estar concienciada con los animales, lo está con el cambio climático, el medio ambiente y el reciclaje.
“Son actividades muy ociosas, divertidas, en las que conoces a mucha gente”
“La gente se tapa los ojos y no quiere ver lo que sucede”, considera Timanfaya, en referencia al consumo de recursos naturales por parte de la industria cárnica. “Intento reducir el consumo de carne no sólo por los animales, sino por todo lo que conlleva. Si lo hago, procuro mirar que hayan sido bien tratados y sea carne de aquí, por ejemplo. Intento que el proceso no sea impactante para el medio ambiente”.
Esta postura la tiene con muchos aspectos de su vida: apuesta por reducir el consumo de agua y luz, por consumir productos locales y por ajustar la compra de prendas de vestir. “Todo tiene una repercusión y está claro que el precio lo paga y lo pagará el medio ambiente”, sentencia.
“Existen muchas formas de mejorar nuestro entorno, haciendo pequeños gestos que ayuden al mundo”, señala la joven, que pone como ejemplo Noruega, donde “los jóvenes están súperconcienciados” y, para ellos, el reciclaje es “como una religión”. “Siempre se nos echa el peso del cambio a los jóvenes, pero somos todos los que debemos mejorar el mundo”, afirma. “Lo fácil es tomar una postura en la que todo te da igual”, señala, pero también tiene claro que en la actualidad la manera de pensar está evolucionando.
Noe Ruckstuhl.
Sorprende que todos estos jóvenes no sean realmente conscientes de todo lo que aportan a su mundo. “Lo hago porque es una rutina, es algo normal para mí. Mi familia y mis amigos están acostumbrados a que esté en varias asociaciones y esté ocupado. No soy muy consciente de que ayudo a la gente”, relata Redwan. Aduén ve como algo “natural” compaginar el trabajo con su labor en las asociaciones. “Para mí ayudar es algo normal”, recalca. Y opina que es “fundamental” que los colectivos se unan para amplificar sus “fuerzas”.
Comentarios
1 MARIA JOSE Lun, 05/07/2021 - 09:00
2 P.ico Lun, 05/07/2021 - 14:50
3 P.ico Lun, 05/07/2021 - 15:53
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