DESTACAMOS

Lanzarote, en la orilla del Imperio

Víctor Bello y Enrique Pérez Herrero publican una investigación histórica sobre los ataques de corsarios a la Isla de los siglos XVI y XVII

Saúl García 0 COMENTARIOS 08/05/2025 - 07:28

El libro arranca con una breve “escena ficticia” que se sitúa el 1 de mayo de 1618. Ese día, el pueblo de Lanzarote teme y espera el ataque de los piratas, 32 años después del famoso ataque de Morato Arráez. Entre esas dos fechas se sitúa el periodo histórico que analiza En la orilla del imperio. Ataques corsarios a Lanzarote (1586-1618) (Caballos azules), de Víctor M. Bello y Enrique Pérez Herrero. 

La obra, sin embargo, no es de ficción. Es el resultado de varios años de investigación en archivos, principalmente en la sección de Guerra y Marina del Archivo General de Simancas (Valladolid), donde se custodian los documentos relativos a la defensa militar del imperio creado por la Monarquía Hispánica.

La historia de los ataques corsarios a la Isla se conoce pero en este caso, los autores pretenden abordar las causas y el modo en que se produjeron los ataques acudiendo a esas fuentes primarias, ya que hasta ahora se habían empleado, fundamentalmente, las fuentes documentales custodiadas en los archivos canarios, lo que dejaba algunas cuestiones sin resolver, como el conocimiento concreto de la situación defensiva de la Isla en los inicios del siglo XVII. Quedaba por averiguar “si hubo un conocimiento previo de que aquello podía suceder, sobre todo en el caso de 1618”.

No obstante, para la escritura de la obra también se han consultado algunos archivos canarios y otros del Ministerio de Cultura o privados, como el Archivo Ducal de Medina Sidonia. Los legajos custodiados en Simancas referidos al reinado de Felipe III están sin catalogar, por lo que los autores han tenido que consultar cada documento de cada legajo para poder ofrecer una amplia panorámica sobre el corsarismo en Lanzarote. El libro incluye hasta 177 referencias a documentos novedosos.

La obra intenta entender y explicar por qué la Isla no estaba bien defendida

El libro consta de una introducción y seis capítulos: La armada imposible; Felipe II y Agustín de Herrera. Prevención y previsión defensiva; El sabor de la derrota. El ataque argelino de 1568; Reconstrucción, aviso y temor constante; Felipe III y el objetivo distante y, finalmente; El gran desastre. El ataque argelino de 1618.

Después de cada capítulo se incluye un apartado con las notas que suelen ir a pie de página y después un anexo documental en el que se puede consultar la transcripción de algunos de los documentos que han servido para la investigación histórica, como por ejemplo un listado con los nombres y apellidos de todos los componentes de las milicias lanzaroteñas en 1618 o el pago del rescate de algunos cautivos hechos por los corsarios.

Defensa

La obra también intenta entender y explicar por qué la Isla no estaba bien defendida en un periodo tan crítico para la Monarquía Hispánica, cuando sí centraba su esfuerzo y empeño en liberar al Mediterráneo de corsarios fortificando los territorios fronterizos, fomentando el aumento de la Armada para defender la ruta de las Indias o procurando una vigilancia adecuada. En aquel momento, en el Imperio se produce una “globalización de la defensa” que afecta a varios mares, y se da en un contexto de enfrentamientos constantes.

El libro incluye hasta 177 referencias a documentos novedosos

Los autores indagan en los sistemas defensivos y sus responsables y las redes de comunicación y espionaje articuladas para conocer las intenciones enemigas. Estudian la forma en que se articuló la defensa, con la creación de una red de inteligencia obteniendo información a través de la correspondencia. “El correo debía funcionar con la máxima precisión posible”, se señala en la introducción, pero esto no siempre fue posible. El correo marítimo tuvo que afrontar dos problemas principales: la falta de viento o la mala mar que impedía en ocasiones salir a los barcos de la Isla y la presencia constante de naves corsarias, que incluso llegaron a asentarse en La Graciosa y Lobos.

También analizan las causas que derivaron en aquella situación: la aparición de grandes riquezas en América, el fanatismo religioso, la búsqueda de libertad por parte de delincuentes y desertores, las ansias de represalia de los musulmanes por las cabalgadas desde Canarias a la costa africana para capturar esclavos, o una mera cuestión económica: por la posibilidad de vender esclavos o pedir rescate por ellos. Los corsarios no tenían interés en conquistar territorios. De haberlo tenido, Lanzarote podía haber sido un objetivo claro.

En la orilla

En la introducción afirman que “existió toda una panoplia de informaciones y conocimiento que advirtieron de los peligros y necesidades que podían afectar a esta isla tan próxima al continente africano, tan a la vista en las rutas comerciales o de asedio”. 

La obra aborda el corsarismo entre esas dos fechas y las posibilidades que se abrieron entonces para poseer barcos de guerra en las islas para poder garantizar su defensa. Se pretende demostrar, desde el título escogido para el libro, si Lanzarote no solo estaba en la orilla de ese imperio, sino si también estuvo orillada en materia defensiva.

Víctor M. Bello Jiménez y Enrique Pérez Herrero son historiadores y archiveros y en el año 2017 iniciaron un proyecto de revisión historiográfica sobre Lanzarote y de edición de nuevos documentos acerca de la historia de la isla. Ya han publicado cuatro libros que abarcan 200 años tras la conquista normanda: ‘Traspaso de las Islas Canarias al Conde de Niebla’, ‘Inés Peraza. Señora de Canarias’, ‘Vidas paralelas. Inés Benítez y Mariana Manrique, marquesas de Lanzarote’ y el que se presenta ahora.

Añadir nuevo comentario