Más de tres mil personas han participado este sábado en Lanzarote en la peregrinación de la imagen de la Virgen de Los Dolores, patrona de la isla y conocida como la Virgen de los Volcanes, desde su santuario en Mancha Blanca, en el municipio de Tinajo, hasta la iglesia de San Ginés, en Arrecife, en un recorrido que solo se ha hecho otras dos veces en la historia.

Esta demostración popular se llevó a cabo por primera hace doscientos años con motivo de las últimas erupciones volcánicas surgidas en la isla, motivo por el cual la patrona de la isla recibe también el nombre de Virgen de los Volcanes.

La comitiva inició su recorrido sobre las siete de la mañana, después de que se celebrara en los exteriores de la ermita de Mancha Blanca una misa multitudinaria que fue presidida por el obispo auxiliar de la Diócesis de Canarias, Cristóbal Déniz.

Fuentes de la organización detallaron que al principio, la peregrinación contó con la participación de, al menos, dos mil personas, a las que se fueron sumando otras tantas a lo largo de su recorrido en dirección a la capital de la isla.

Se trata de la tercera ocasión en la que la imagen de la Virgen de Los Dolores sale en peregrinación desde su ermita en Mancha Blanca hasta la capital de la isla, a la que se desplazó por última vez en  1965 con motivo de la celebración de la denominada Cruzada del Rosario en Familia, una campaña mundial impulsada por el sacerdote Patrick Peyton.

La peregrinación coincide con la celebración de los 225 años de la fundación del municipio de Arrecife y los 200 años de la última erupción volcánica que tuvo lugar en  Lanzarote, el año 1824 en el pueblo de Tao, situado a pocos kilómetros del santuario.

Ante la actividad del volcán, los vecinos sacaron en procesión a la talla de la virgen, a la que rogaron detener al volcán, cosa que milagrosamente ocurrió, motivo por el que es también conocida popularmente como Virgen de los Volcanes

Precisamente, los participantes en la peregrinación han realizado la primera parada en el pueblo de Tao, junto al volcán, cuya actividad se dice que paró en aquella ocasión la hoy patrona dela isla.

La segunda parada del recorrido se ha llevado a cabo en el pueblo de San Bartolomé, en el municipio del mismo nombre, y en ambos casos la virgen fue recibida por las imágenes de los santos patrones de ambas localidades, San Andrés y San Bartolomé, respectivamente.

La comitiva de ha trasladado luego hasta la capital de la isla, donde ha habido un acto institucional junto al Cabildo de Lanzarote, en el que han intervenido la presidenta del Parlamento, Astrid Pérez, el presidente de la corporación insular, Oswaldo Betancort, y el obispo de la Diócesis de Canarias, José Mazuelos, entre otras autoridades.

Tras la recepción oficial de las autoridades políticas y eclesiásticas, la peregrinación ha seguido su trayecto hacia el centro de la ciudad, donde la imagen de la Virgen de Los Dolores se ha encontrado con la de San Ginés, el patrón de Arrecife, en las inmediaciones del Puente de las Bolas, acompañándola luego en su recorrido hasta el templo parroquial.

La imagen de la patrona de la isla estará en Arrecife hasta el domingo, 8 de diciembre, y durante su estancia en la capital se desarrollarán celebraciones religiosas y desplazamientos a los centros hospitalarios de la isla.

Igualmente, se espera que se produzcan peregrinaciones de vecinos desde distintos pueblos de la isla hasta la iglesia de San Ginés.

Una petición popular

El obispo auxiliar de la Diócesis de Canarias, Cristóbal Déniz, ha señalado que la decisión pastoral de celebrar la peregrinación "responde a una demanda recurrente de la sociedad lanzaroteña, tanto de quienes vivieron la última peregrinación hace 59 años, como de las nuevas generaciones que desean experimentar este evento transmitido por sus mayores".

Ha explicado que este acontecimiento se enmarca dentro del proyecto pastoral diseñado por la Diócesis de Canarias para los próximos tres años, y sirve como preludio al Jubileo del año 2025.

Déniz ha agregado que la Iglesia "confía" en que esta iniciativa movilizará a la comunidad lanzaroteña y proporcionará una guía espiritual similar a la procesión histórica de 1736, cuando los habitantes de la isla llevaron a la Virgen a los torrentes de lava para detener una erupción volcánica, promesa que culminó con la construcción de la ermita de Mancha Blanca.