La PAH Lanzarote: “Hay que demostrar que el miedo ha cambiado de bando”
La reunión se celebra en un garaje en el número 40 de la calle Huelva, detrás de la piscina de Arrecife, con vistas a un partido de fútbol. En las paredes hay carteles con fotos de banqueros: Rato, Blesa, Botín… y pancartas, en castellano y en inglés. Es sábado y son las cinco de la tarde. Veinticinco personas con camisetas verdes forman un círculo. Unos toman café, otros charlan. Se espera diez minutos a que llegue más gente. Las puertas están abiertas y así seguirán. Es la reunión semanal de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) de Lanzarote.
La PAH se creó el 24 de junio de 2012. Nació como el resultado o la continuación de la lucha de Cristina por obtener la dación en pago para su vivienda. Después de cinco meses en las puertas de La Caixa en Playa Honda y tras lograr su objetivo, entendió que había que seguir porque había muchos casos iguales. No se equivocó.
En dos años han pasado por la PAH casi 300 personas, aunque son 60 los más activos. Su perfil es variopinto pero con un denominador común: la imposibilidad de pagar hipoteca. Hay más mujeres que hombres. Muchas más. Hoy Cristina tiene fiebre y no asiste a la reunión, así que es María José quien lleva la voz cantante. La reunión la preside un cartel con el lema “No al encarcelamiento de Carlos y Carmen”, en apoyo a dos activistas granadinos del 15-M condenados a tres años de cárcel por participar en un piquete.
Hoy no hay nuevos afectados. Las reuniones suelen comenzar con la exposición de los nuevos casos, pero hoy el primer punto del orden del día es la invitación a participar en una manifestación contra el petróleo. “Nuestra lucha abarca muchas cosas”, dice María José. El siguiente punto consiste en sumarse a la jornada de información contra la impunidad financiera en toda España. Se vota el lugar y se opta por el Deiland.
“Nos piden colaboración porque somos una PAH muy luchadora y tenemos que informar a la ciudadanía de quiénes son los culpables de esta crisis”. Han logrado cosas que no han logrado otras plataformas más grandes. Por ejemplo, el Banco Popular no suele otorgar daciones en pago. Marcelino, sin embargo, consiguió después de seis meses en la puerta del banco que se esfumara su desahucio previsto para el 20 de abril de 2013 y que le aprobaran un alquiler social. Los de la PAH de Madrid llamaron intrigados para saber cómo lo habían conseguido.
En dos años han pasado por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca casi 300 personas
Va llegando más gente, todos con la camiseta verde. El tercer punto: ha disminuido la fuerza en los bancos, las protestas en la puerta, que es lo que más molesta a las entidades bancarias. Son las armas de la PAH: los lunes el BBVA, martes el Santander, miércoles Banca March, jueves Bankia y viernes el Popular. Ahora hay una pequeña tregua con tres de ellos. “La PAH merece que aportemos más tiempo -dice María José-, que no nos digan hasta donde podemos llegar”.
En el siguiente punto se habla de una acción más audaz y más eficaz: ocupar una sucursal que se resiste a una dación en pago. En el debate se cuelan comentarios sobre el último desahucio, el de Luis Manuel en Argana, y los golpes que se llevaron de la Policía. “Nunca me han manoseado tantos hombres”, se escucha. “Como movimiento hemos ganado, hemos demostrado que resistimos de forma pacífica”.
La ocupación de una sucursal termina cuando se consigue un interlocutor válido y ya lo han conseguido con varias entidades. Todos, o casi todos, los asistentes han conseguido mejorar su situación: daciones en pago, alquileres sociales, condonación de la deuda o todo a la vez. Las historias de la PAH se cuentan por éxitos, excepto en el caso de Cati, que fue desahuciada, pero que ha sido realojada en una de las viviendas que los bancos tienen vacías. La discusión sobre la ocupación termina: “Si hay miedo lo hablamos y nos arropamos, pero hay que demostrarles que el miedo ha cambiado de bando”.
“Antes en el banco ni te recibían un escrito, decían que no encontraban el sello, te tomaban por invisible”
Se continúa hablando de algunos casos particulares. El 11 de julio hay un desahucio. El problema en este caso es que la vivienda se ha vendido ya a un ‘fondo buitre’ y no hay interlocutor. La afectada tiene dos hijos, de 17 y 11 años, y eso le puede ayudar. La PAH no tiene abogado pero tiene el apoyo de la experiencia de otras plataformas y la suya propia.
Cada uno negocia con el banco según lo que quiera. Unos quieren quedarse en la casa pagando un alquiler, otros quieren entregarla, pero todos quieren que les anulen la deuda. Unos logran alquileres bajos, otros según sus ingresos, por dos años, por cinco años... “Yo pago 80 euros -dice uno -, tengo una minusvalía y el alquiler con la Obra social de La Caixa. Cuanto más pago yo, más dinero blanquean ellos”, dice.
La reunión va terminando. Se quejan de la actitud de los abogados, siempre de oficio. Uno que no entrega el expediente, otro que llegó tarde a la firma de condonación de la deuda, otro que se niega a hacer fotocopias, uno que nunca apareció y otro que se sorprende de que le hayan subastado la casa a su cliente… “Somos clientes, ellos cobran por lo que hacen y hay que acostumbrarse a exigir”, dice uno. “Tenemos que empoderarnos, ni pedimos ni necesitamos caridad”, dice otro.
“No se puede dejar a nadie en la calle en Lanzarote con el parque de viviendas vacías que hay”
Otro caso complejo: las afectadas de la UCI, una financiera del Banco Santander. A Sofi le vendieron una hipoteca puente, para comprar una casa mientras vendía la anterior. Pasó de pagar 1.000 euros a 1.890. “Estaba trabajando sólo para pagar”, dice. A Inma le colocaron esa hipoteca sin saberlo y le subió la cuota hasta 1.500 euros. El problema es contactar con algún responsable de esa financiera.
Una norma es que no se puede ir sola al banco, siempre con otros compañeros. “Antes en el banco ni te recibían un escrito, decían que no encontraban el sello, te tomaban por invisible”. “Si vas sola siempre sales llorando”, dice Verónica, que también ha logrado un alquiler social. El espíritu lo resume María José: “Si no nos organizamos nosotros, nos van a organizar ellos -dice- y la lucha final de esto es la del derecho a la vivienda. No podemos dejar a nadie en la calle en Lanzarote con el parque de viviendas vacías que hay”.
Comentarios
1 Marian Dom, 08/06/2014 - 09:04
2 David Cortés Dom, 08/06/2014 - 09:35
3 EDUCACION Dom, 08/06/2014 - 11:15
4 Centrado Dom, 08/06/2014 - 13:06
5 Centrado Dom, 08/06/2014 - 20:41
6 Centrado Dom, 08/06/2014 - 22:40
7 josel Lun, 09/06/2014 - 16:39
8 Marian Mar, 10/06/2014 - 22:45
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