La guardia civil que se enfrenta a cuatro años de cárcel continúa en su puesto de San Bartolomé
El 9 de abril de 2011, pasadas las nueve de la noche, el coche que conducía Bárbara Santana, agente de la Guardia Civil destinada al puesto de San Bartolomé, giró bruscamente para incorporarse a la urbanización El Cable, en dirección Sur, pero entró a más velocidad de la permitida y acabó empotrado contra una palmera.
Tres de los cuatro ocupantes, incluida la conductora, sufrieron lesiones (la compañera que iba en el asiento delantero tardó casi un año en conseguir el alta), y el cuarto, Alejandro Cruz, de 29 años, que iba sentado en el asiento trasero derecho, falleció. Los cuatro jóvenes habían estado en un asadero, y como iban vestidos con ropa deportiva, iban a casa de Alejandro a que se cambiara de ropa.
A la conductora, después del accidente, le extrajeron una muestra de sangre en el Hospital José Molina por motivos médicos, pero esa muestra se analizó posteriormente y el resultado fue positivo en cannabis y una tasa que triplicaba el volumen de alcohol en sangre permitido.
Esta semana se celebró la vista oral del juicio en el Juzgado de lo penal número 3 de Arrecife. La Fiscalía y la acusación particular, que representa a la familia del fallecido, piden cuatro años de prisión para Bárbara, por un concurso de delitos que van desde el homicidio imprudente hasta las lesiones o el delito contra la seguridad vial.
Además se solicita la retirada inmediata del carné de conducir y la imposibilidad de recuperarlo hasta dentro de seis años. En caso de condena, y si ésta se convierte en firme, la agente, que sigue activa y manteniendo su destino en San Bartolomé (no como agente de tráfico), podría sufrir la expulsión del cuerpo de la Guardia Civil, por haber sido condenada por un delito doloso.
La defensa de la acusada intentó en el juicio invalidar el análisis de sangre porque se realizó sin su consentimiento y por otros motivos a los de la búsqueda de alcohol en sangre, y resaltó que el fallecido no llevaba el cinturón de seguridad, lo que provocó que la madre del fallecido abandonara la sala.
La acusada, según señala el letrado de la acusación particular, Daniel Reyes, no mostró en ningún momento arrepentimiento ni se disculpó con la familia en su alegato final. En su defensa, señaló que no había bebido más que dos cervezas aunque una testigo afirmó en el juicio que la vio beber ron, al menos hasta las seis de la tarde.
Sobre el accidente dijo que cuando iba a pasarse, por despiste, el desvío, alguien desde el asiento de atrás gritó bruscamente que girara a la derecha, y eso provocó que diera un volantazo.
Comentarios
1 Flaneur Sáb, 25/01/2014 - 15:28
2 Anónimo Sáb, 25/01/2014 - 21:44
3 Flaneur Dom, 26/01/2014 - 11:40
4 carmela Dom, 26/01/2014 - 12:53
5 carmela Dom, 26/01/2014 - 12:55
6 CHICA Dom, 26/01/2014 - 13:24
7 Flaneur Dom, 26/01/2014 - 15:59
8 Francino Dom, 26/01/2014 - 16:04
9 Flaneur Dom, 26/01/2014 - 21:01
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