La ausencia de material pone en riesgo el futuro de la artesanía de palma en Lanzarote
Ascensión Niz y Calixta Curbelo, artesanas, temen que no se pueda perpetuar el oficio de continuar la escasez de palmito
Los artesanos de la palma se enfrentan a una difícil situación tras ver reducida su asignación de palmito durante el último año. En Haría, el ayuntamiento alega que la enfermedad que ataca a las palmeras a consecuencia de la plaga de diocalandra ha sido el principal impedimento para dotar de materia prima a sus artesanos, a los que les siguen llegando encargos sin visos de poder culminar, mientras el oficio corre el riesgo de desaparecer.
Ascensión Niz Curbelo se siente “desanimada”. Habla de abandonar el taller de artesanía en el que trabaja y “tirar la toalla”. Han sido tres años de lucha continua por “mantener la tradición de la artesanía de la palma viva”, asegura. Sin embargo, esta fuerza de voluntad choca frontalmente con la “falta de respuesta” por quienes deben aportar la materia prima.
Costurera de profesión, sus manos han trabajado en los últimos años la palma para crear tradicionales sombreros o bolsos, pero cada vez la producción ha ido menguado. No por falta de ganas, sino por la ausencia de palmito.
El Ayuntamiento de Haría es el responsable de hacer llegar los restos de la poda de la palmeras hasta los artesanos, pero a los talleres de Ascensión Niz o de Calixta Curbelo, otra de las artesanas de la palma asentada en el espacio artesanal municipal de la localidad norteña no llega desde hace meses el material suficiente para continuar con un oficio tradicional. Desconocen el motivo de esta merma.
El consistorio aludía, en una entrevista de Diario de Lanzarote con la actual alcaldesa, Evelia García, a la dificultad para trasladar la poda de las palmeras de la costa infestadas por la plaga de la diocalandra hasta el taller municipal como forma de preservar los ejemplares de la localidad de la enfermedad.
Ascensión Niz comenta que no hace falta recurrir a esos restos, sino que Haría cuenta con suficientes palmeras para dotar a los artesanos de la cestería de la palma de palmito. “Hay muchas palmeras en Haría y muy frondosas”.
Durante años su marido fue el encargado de indicar las zonas de poda en el Consistorio de Haría y “siempre había palmeras que podar”. Tampoco entiende el motivo por el que los podadores particulares, a los que podría recurrir gracias a la autorización del Cabildo con la que cuenta, temen comprometerse para esta labor.
La artesana desconoce a dónde puede recurrir para comprar la materia prima que se encuentra muy restringida y pone en duda que la falta del material se deba únicamente a la plaga de la diocalandra frumenti.
Al respecto, recuerda que el Ayuntamiento distribuía el material una vez al año aprovechando que se podaban las palmeras para preparar los palmitos con motivo de la festividad del Domingo de Ramos. Sin embargo, durante esta última Pascua “tan solo se cortaron los justos para el curso de cestería que ofrecía el Consistorio donde se repartieron dos palmitos por persona”, comenta.
Asimismo, Ascensión expone que antaño la que fuera su maestra en el arte de la cestería, Esther Romero, solía recurrir a un distribuidor de Tenerife que le enviaba paquetes de palmito hasta Lanzarote. Hoy día la posibilidad de poder comprar este material es “inviable”, dice. “Me he planteado dejar de ir por el taller, dedicarme a otra cosa, después de tres años de pedir limosna y rogando para que me den el material”, señala con tristeza Ascensión.
A pesar de la desazón que la embarga, no se plantea abandonar del todo las labores manuales por lo que espera continuar con la costura o el ganchillo. Dice que no puede tener las manos desocupadas después de trabajar en ello desde los 19 años de edad. Siempre le gustó pasar tiempo entre los artesanos e incluso en casa recuerda que su madre ya hacía sombreros mucho antes que ella se iniciara en el oficio.
Ascensión asegura que se embarcó en el proyecto de la artesanía de palma con “mucha ilusión”, pero que ahora tiene las “manos amarradas” para poder continuar esta labor. Comenta también la buena respuesta que siempre tuvo por parte de los visitantes de su taller y que en una ocasión una turista se enamoró tanto de uno de sus sombreros en el que estaba trabajando que no le permitió ni siquiera concluirlo y no le importó que estuviera inconcluso con tal de poder llevárselo para su tierra. Junto a los sombreros, en su taller podían contemplarse bolsos y carteras, de los que ya quedan escasos artículos.
Ascensión lamenta “tener las manos amarradas” para proseguir con la labor
Calixta Curbelo trabaja también en el taller municipal de Haría, al igual que Ascensión hace escasos años que se decantó por trabajar el oficio de la palma después de toda una vida dedicada a la labor artesana de la roseta, que confecciona desde niña. Los artesanos de la palma han visto reducida su labor este último año.
Dedicada en la actualidad a la elaboración de bolsos y sombreros de palma, Calixta ha visto reducido su trabajo considerablemente en el último año a consecuencia de la ausencia de materia prima con la que realizar sus obras artesanas. Mientras tanto, los encargos se van acumulando.
La artesana señala que goza de la fortuna de una clientela comprensiva que conoce la situación que atraviesa este sector para poder desarrollar su labor y disponer a largo plazo de estos valorados artículos.
Recientemente, el consistorio ha entregado a los artesanos nuevos palmitos. Una materia que requiere de un tratamiento previo antes de poder ser lo suficientemente maleable para confeccionar la empleita previa con la que elaborar los artículos de artesanía.
“Al no haber materia prima estamos parados y aunque nos han dado ahora algo de palma, lleva muchísimas horas poder hacer la empleita y más tarde confeccionar los sombreros y bolsos con ella. Yo me he quedado ya sin artículos para vender y para la romería ya no va a salir nada”, comenta Calixta, que espera poder disponer de materia prima con mayor frecuencia que hasta ahora porque de lo contrario no podrá trabajar.
Calixta ha subsistido con la escasa palma que ha podido conservar a lo largo de este último año, pero el trabajo no cunde lo mismo ni el resultado es tan lustroso como le gustaría. “Quiere uno apurar tanto la materia prima que al final puede dañarse la empleita”.
Frente a las excelentes ventas del pasado año, la artesana comenta la nula facturación de este ejercicio. “Actualmente tengo un montón de sombreros encargados que no sé cuándo podré hacerlos”.
Aunque el principal demandante de artículos de artesanía de Calixta es el cliente local, durante estos meses de verano, los visitantes de otras islas quieren aprovechar sus vacaciones para adquirir sus sombreros de palma y de los que han tenido que prescindir este estío a falta de material. “A ver si tenemos más suerte de aquí en adelante y podemos trabajar bien”, ansía la artesana.
Fue hace tres años cuando Calixta se atrevió a adentrarse en el oficio de la palma después de ver cómo a su madre siempre se le había dado bien trabajar la empleita, según relata. Comenzó en el oficio de cestería con los complementos de las muñecas de artesanía para más tarde pasar a confeccionar sus singulares bolsos y sombreros. Preciados artículos que escasean en Lanzarote.
Añadir nuevo comentario