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Emprender para resurgir de las cenizas: una historia de superación

Cinco hermanas chilenas celebran los diez años de trayectoria en el sector del estilismo y la apertura de un nuevo establecimiento de belleza tras abandonar su Chile natal

María José Lahora 0 COMENTARIOS 21/06/2024 - 07:37

Esta es la historia de superación de seis mujeres: una madre y sus cinco hijas, emprendedoras, que huyeron de la ciudad chilena de Arica a causa de uno de los terremotos de mayor magnitud sufridos en el país y que han rehecho sus vidas en Lanzarote con negocios de éxito.

Las hermanas Sandra, Alejandra, Irma, Jacqueline y Estefanía junto a su madre, Irma Irlanda Bilbao, originarias de Chile, protagonizan esta historia de superación. Vivieron uno de los terremotos más devastadores del país chileno y una marcha forzada emulando el viaje a la inversa que realizara a finales del siglo XIX el tatarabuelo materno vasco en su exilio, Francisco, del que proviene el apellido Bilbao. Cuentan también en el árbol genealógico con ascendentes de origen chino y peruano.

Fueron la abuela y la tía de la saga quienes decidieron ser la avanzadilla familiar en este viaje de emprendimiento, según relatan las empresarias Irma y Jacqueline Sagardía Bilbao que, tras pasar por varios empleos y negocios de hostelería, se han decantado finalmente por la rama de la salud y la belleza.

Junto a sus otras tres hermanas, Sandra y Alejandra Carvajal Bilbao -nacidas del primer matrimonio de su madre- y la ayuda de la pequeña de la familia, Estefanía Sagardía Bilbao, se iniciaron en el segmento con un salón de peluquería y estética ubicado en Puerto del Carmen, que ahora conmemora su décimo aniversario. Irma incluso ha visto el momento de volar por su cuenta y lanzarse a ampliar los servicios de Amazing Hairdresser & Body Center con su propio establecimiento especializado en terapias y cuidados de belleza: Infinity.

Pero no son, ni mucho menos, los primeros negocios en los que probaron suerte tras su llegada hace dos décadas a Lanzarote huyendo de una difícil situación familiar y tras intentar rehacer sus vidas en su Chile natal víctimas del terremoto de magnitud 8,4, que en junio de 2001 sacudió la zona norte del país.

Irma y Jacqueline recuerdan ese momento: “Residíamos en una antigua casa en el centro de Arica, de estilo colonial, de altos techos, pero hecha de adobe que se desmoronó tras el terremoto”. Durante el temblor, Irma se encontraba con su madre en el taller de costura, mientras Jacqueline permanecía con su hermana pequeña Estefanía y su padre en el otro lado de la vivienda. “En Chile es habitual que haya terremotos, es algo normal, pero no con este grado de intensidad”, señalan. “Mi padre -continúa relatando Jacqueline- para que no pasáramos miedo nos empezó a cantar la canción de la Mayonesa. Los techos eran de madera y acabamos empolvadas de blanco y asustadas porque no sabíamos qué habría pasado al otro lado de la casa tras comprobar que el pasillo que separaba el resto de la casa del taller estaba derrumbado”. Afortunadamente la familia no sufrió daños, no tanto la vivienda. “Salimos en los periódicos y en la televisión porque fue una de las casas que en peor condiciones acabó, tanto que tuvieron que derribarla finalmente”. Un vídeo publicado en redes sociales muestra cómo quedaron las edificaciones de la zona y en el que puede verse a una joven Irma Sagardía Bilbao en la puerta de lo que era hasta esa fecha su hogar.

El temblor afectó a los departamentos de Moquegua, Arequipa y Tacna en Perú; las regiones chilenas de Arica -donde residía en ese momento la familia,- y Parinacota y Tarapacá; así como los departamentos bolivianos de La Paz y Oruro. Fueron incontables los damnificados y centenares las viviendas afectadas. Entre ellas la de la familia de Irma Irlanda Bilbao que se vio forzada a abandonar su céntrica vivienda, devastada por la catástrofe, y realojarse en el extrarradio de Arica. “Acostumbradas a una casa de doce habitaciones nos ubicaron en una a las afueras y de dos dormitorios”, relatan Irma y Jacqueline.

Abandonaron Chile con una maleta gigante y ocultas en un hostal

No tardaron en rehacer su vida tras la separación del matrimonio. Su madre alquiló una vivienda en el centro de Arica para residir junto a las tres hijas que se encontraban con ella hasta que se marcharon a España. Irma recuerda que ese viaje fue “una odisea”. “Vinimos a escondidas de mi padre porque temíamos que no se mostrara conforme con nuestra marcha y nos pusiera una orden de arraigo ya que éramos menores”, explican. Gracias a los buenos contactos de la madre con cargos influyentes pudieron emprender el traslado legalmente. “No podíamos decir nada a nadie. Tenía un nudo en la garganta”, evoca. Partieron con una maleta gigante, durante dos días en bus y escondidas en un hostal hasta que pudieron embarcarse para Canarias, con el miedo de no poder entrar en la Isla por algún problema de documentación. Hasta que no llamaron días después a su padre desde Lanzarote para confirmarle que se encontraban a salvo y en España no desapareció la preocupación paterna.

Las hermanas Sagardía Bilbao: Irma, Estefanía y Jacqueline.

Espíritu emprendedor

Estas hermanas han heredado el espíritu emprendedor de su madre, que con apenas 15 años de edad expandió el originario negocio familiar de venta de bolsas de papel comerciando con novedosos artículos procedentes de sus viajes por Brasil, Perú y Bolivia. Los exponía a la venta en las ciudades chilenas de Arica e Iquique -zona franca de Chile-, lo que permitió ampliar el comercio familiar. Este impulso le permitió a una joven Irma Irlanda ganarse la vida para mantener a sus otros cinco hermanos de los que tuvo que hacerse cargo tras enviudar su madre Lila a la edad de 33 años.

En ese momento, la familia era propietaria de una tiendita en el mercado central que fue el germen de un próspero negocio. Tal fue el impulso que le confirió al comercio familiar que Irma Irlanda llegó a abrir varias delegaciones en las que empleaba a sus hermanas para dar respuesta a la demanda de esas curiosidades que tanto atraían a la ciudadanía. “Cuando mi abuela salió del hospital se encontró con un almacén lleno de mercancía y un montón de dinero”, comenta Jacqueline.

Los comienzos en el sector fueron duros, según relatan, pero han merecido la pena

Pero en el amplio periplo empresarial de esta familia capitaneada por Irma Irlanda ha habido otras muchas profesiones, dependiendo de la situación económica en la que se encontraran. Han sido costureras en su Chile natal, más tarde, tras el viaje a Canarias trabajaron de camareras, cocineras, limpiadoras... mientras continuaban su formación con el claro objetivo de lograr un futuro prometedor. Sandra y Alejandra fueron las primeras en emigrar a Tenerife, emulando a su abuela y tía, para asentarse finalmente en Lanzarote, después llegaría el resto de la familia.

Jacqueline contaba entonces con 15 años y continuó sus estudios de la ESO junto a Estefanía, la menor. Irma era casi mayor de edad y pudo ponerse a trabajar en la hostelería o de limpiadora. “Tenía cinco trabajos”. Incluso hizo de niñera. Jacqueline, por su parte, aprovechaba los veranos para introducirse también en hostelería. Cuando concluyó la ESO optó por estudiar Peluquería en un ciclo de grado medio en el IES Blas Cabrera. Compaginó su formación con el trabajo por las tardes en Sculpture Salon en Puerto del Carmen, sin abandonar los trabajos de verano. “Había que ayudar a nuestra madre que continuó cosiendo”. Sandra e Irma eran las que más ingresos aportaban a la economía familiar.

La experiencia de Irma en la restauración, en especial en la cocina donde estuvo de responsable, le impulsó a abrir, tras la crisis del 2008, su propio negocio de comidas. Jacqueline por su parte, tras concluir sus estudios de Estilismo, probó suerte en un centro del sector en Jerez de la Frontera, donde estuvo residiendo tres años y medio con su pareja, natural de la localidad gaditana. Trabajó en dos franquicias del sector. Echaba mucho de menos a su familia, aunque eran frecuentes las visitas de su madre, o de Alejandra y Estefanía. En 2012 regresó a Lanzarote y se vio sin trabajo. Todos los antiguos salones de belleza que conocía contaban ya con su propia plantilla y decidió abrir un negocio. Irma había aprovechado ese tiempo para estudiar Estética y se incorporó a la iniciativa del salón de belleza.

Empresarias

Juntas comenzaron a mirar locales en alquiler. Les gustó uno en la calle Pedro Barba de Puerto del Carmen, curiosamente la misma vía donde actualmente se encuentran sus dos negocios. No fue fácil conseguir toda la inversión necesaria para arrancar. Gracias a la influencia de su madre, consiguieron además adquirir mobiliario de segunda mano en cómodos plazos de pago. También había que invertir en productos. Afortunadamente, algunas amistades echaron una mano, como en el caso de la iluminación del establecimiento. El mismo día de la inauguración del nuevo salón de peluquería y estética, Irma concluía su formación práctica en el sector, ella aportaba su salario de la empresa de limpieza y hasta empeñó su anillo de boda. También vendieron todo lo que pudieron en mercadillos para abrir el establecimiento.

“Empezamos con lo básico, un 17 de diciembre”. El impulso de las fiestas navideñas les proporcionó la plataforma para que el negocio saliera adelante. Trabajaban hasta los domingos si hacía falta. Tan positiva fue la evolución que tuvieron que contratar a otra persona. Incluso se dieron cuenta de que el local se quedaba pequeño para la alta demanda en estética. Volvieron a revisar los alquileres en la Avenida de Las Playas en busca de un local mayor. La casualidad nuevamente les llevó a la calle Pedro Barba en el establecimiento donde hoy se asienta Amazing Hairdresser & Body Center. “No había nada, ni pavimento, era asfalto, solo tenía un baño con una manguera porque servía para lavar los coches”, recuerdan. Ofrecieron al propietario pagarle cuatro meses por adelantado si las aceptaba como inquilinas, una oferta que no pudo rechazar.

“Firmamos un contrato de diez años. Al principio todo lo que facturamos en el otro salón lo invertimos en el nuevo establecimiento”. La idea era incorporar al negocio de peluquería y estética, un salón de tratamientos de belleza facial y corporal independiente. “Jacqueline se quedaría al frente de la peluquería y yo en el salón. No fuimos conscientes de lo que supondría sacar adelante dos locales. En el primer periodo trimestral nos dimos cuenta de que estábamos pagando el doble de todo. Además, las clientas pedían los tratamientos aprovechando que estaban en la peluquería y no contemplamos desplazarlas de un local a otro, que aunque estuvieran en la misma calle, estaban distanciados”, cuentan. Cerraron el primer establecimiento, y concentraron los servicios en el nuevo local que hubo que reformar otra vez. Los comienzos fueron duros, pero han merecido la pena.

Décimo aniversario de Amazing Hairdresser e inauguración de Infinity

Corría el año 2014 cuando Irma y Jacqueline expandieron el negocio de peluquería hasta situarlo en uno de los más exitosos del sector en estos diez años de vida, con una clientela fiel. Durante este tiempo, Sandra y Alejandra se sumaron al proyecto y han incorporado otras personas a la plantilla, como Desirée que “es una más de la familia”, después de ocho años. Ahora les acompaña también Nailet.

No todo ha sido un camino de rosas: una de las situaciones más difíciles fue la pandemia. Jacqueline tuvo que despedir a Sandra,  encargada de la parte estética, y quedarse solo con Desirée para la peluquería. Irma tuvo que volver a trabajar en la cocina de un hotel. Con un horario de cuatro de la madrugada a doce de la mañana, luego acudía a sus clases de laboratorio para continuar la jornada en un centro estético de Arrecife.

Irma no abandonó su sueño de abrir su propio negocio. El emprendimiento lo lleva en los genes, primero fue el local de comida para llevar, frente al hotel Fariones. Para sacarlo adelante tuvo que realizar una gran inversión económica y personal. La parte de la sociedad que le correspondía la traspasó a su hermana Alejandra para centrarse en el proyecto culinario que solo duró un año. El nuevo parón le vino bien para continuar su formación en Farmacia. Trabajó en un establecimiento farmacéutico tras finalizar los estudios y más tarde volvió con sus hermanas.

Este año, Irma se lanzó por fin a contar con su salón de belleza. También en la calle Pedro Barba de Puerto del Carmen. Bajo el nombre de Infinity Beauty & Therapy, ofrece a su clientela un selecto servicio de tratamientos faciales y bioterapia complementario al de Amazing.

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