El rastro de las Islas orientales en la ‘metrópolis atlántica’
A Gabriel Betancor, responsable del inmenso archivo fotográfico y documental de la FEDAC, organismo autónomo dependiente del Cabildo de Gran Canaria, le gusta recordar que la fotografía es el arte de “escribir con la luz”, tal y como defendió Louis Daguerre en 1839 ante la Academia de las Ciencias de París. Betancor es también el comisario de la exposición ‘Metrópolis Atlántica’, una muestra que se exhibe desde el pasado 28 de junio y hasta el próximo 3 de septiembre en la Casa de Colón en colaboración con la FEDAC. En ella se resume la conversión de Las Palmas de Gran Canaria en una gran urbe cosmopolita a partir de 1880 a través de 77 fotografías antiguas y un documental en el que se aprecian las grandes transformaciones que ha experimentado al comparar secuencias actuales con las del pasado.
La huella conejera y majorera ocupa un lugar visible en esta apasionante historia, sobre todo a raíz de las obras del Puerto de la Luz y de Las Palmas a partir de 1883, que atrajeron a una gran cantidad de personas llegadas de Lanzarote y Fuerteventura. Una huella que sigue impresa en barrios como La Isleta, cuyo origen está indisolublemente ligado a los movimientos hacia Gran Canaria desde las dos islas orientales.
“Mi padre era majorero”, pone por delante Betancor. “Llegaron a partir de la construcción del puerto y con el auge portuario siguieron viniendo, tanto de Lanzarote y de Fuerteventura como del interior de Gran Canaria. Se establecían en un principio en lo que hoy se llama La Punta, que en aquel entonces era la Manigua. Ahora es donde está la ZEC, la Zona Especial Canaria.
“En esa zona había un poblado de chabolas y el Consulado inglés se quejó en los años veinte de que la gente se estaba muriendo como chinches. Cuando vino Primo de Rivera se compraron los terrenos baldíos de La Isleta y se repartieron materiales de construcción a cambio de tirar las chabolas”, recuerda. En una de las fotografías que integran la exposición, ya en los años setenta, se aprecia como una persona ordeña a una cabra en plena calle en un servicio de venta de leche fresca puerta a puerta por el barrio.
Esta ventana que se abre al ayer supone ante todo una apuesta por “difundir la historia de la ciudad y reconocernos en ella”, subraya la directora de la Casa de Colón, Elena Acosta. La exposición se convierte así en una atalaya desde la que se obtiene una visión panorámica que ayuda a comprender la esencia de Las Palmas de Gran Canaria. Además, se inauguró justo en el mes en el que se celebró el 539 aniversario de su fundación y permanecerá abierta hasta el 3 de septiembre.
Las fotografías que integran ‘Metrópolis Atlántica’, en su mayor parte nunca expuestas, proceden de los inmensos archivos de la entidad, que atesora más de 150.000 imágenes, 15.000 de ellas tomadas en Las Palmas de Gran Canaria.
La exposición fotográfica se articula en cinco grandes áreas temáticas: política, sociedad, cultura, paisajes y economía. Este hilo conductor permite adentrarse de lleno en el crecimiento a todos los niveles de una ciudad que en 1880 contaba con 20.000 habitantes y apenas un puñado de barrios que orbitaban alrededor de Vegueta, Triana y Los Riscos.
Un espejo de doble dirección
‘Metrópolis Atlántica’ embarca a los espectadores y espectadoras en la aventura oceánica de una ciudad que tuvo que afrontar diversos obstáculos geográficos, como la superación de los lindes de la vieja muralla para extenderse por los Arenales y el istmo de Guanarteme como una gran marea urbana y humana que abrazó al Puerto de la Luz para unirse definitivamente al mundo atlántico, tal y como subraya Betancor.
Pero el auge urbanístico no se entendería sin analizar sus motivaciones sociales, políticas y económicas, caso de la exportación frutera, la eclosión del comercio, el turismo o la ebullición cultural. Y aquí, en lugar de la palabra, habla la luz de las fotografías y el vívido mensaje que nos traen hasta el presente.
La exposición inaugurada en la Casa de Colón sobre la evolución histórica de Las Palmas de Gran Canaria revela también datos de las migraciones de Lanzarote y Fuerteventura
Ahí están para demostrarlo la impactante imagen de la gran torre de la Cícer (Compañía Insular Colonial Electricidad y Riesgos, SA) dominando la playa de Las Canteras como si fuera “una central nuclear”, según palabras del comisario. O la visión de Las Palmas de Gran Canaria desde el viejo muelle de San Telmo, el Barranco del Guiniguada con su desaparecido Puente de Piedra, ambas de 1893, y la huella agrícola con la finca de Mr. Leacock en el barranco de la Ballena.
En este espejo de doble dirección, a veces son los ojos del pasado los que miran al visitante. Así ocurre con las fotografías de los trabajadores portuarios del Puerto de la Luz de 1915, con los grupos de republicanos y golpistas durante la Guerra Civil o con las personas que se embarcaron en el vapor ‘Valbanera’ en 1919. Son testimonios en blanco y negro que se reflejan y reverberan en la vital y abierta ciudad de 2017 en cuyos albores estuvieron presentes aquellos y aquellas que llegaron de Lanzarote con la maleta cargada de sueños y necesidades.
Comentarios
1 Pepe Dom, 23/07/2017 - 21:46
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