Arrecife tiene una deuda con su Patrimonio. En la actualidad, apenas 19 bienes se encuentran protegidos y en esa escueta lista se incluye la Iglesia de San Ginés o los dos castillos. El nuevo catálogo de Patrimonio de la capital ha empezado su tramitación con 220 inmuebles. No obstante, la protección del futuro catálogo no congelará las expectativas urbanísticas sobre los edificios protegidos: en la mayoría, casi 200, se permitirá aumentar el número de plantas.

El primer paso para que la capital cuente con un nuevo catálogo, tras la anulación del documento de 2008, que extendía su protección sobre unos 70 bienes, es la tramitación del documento ambiental estratégico. Para este instrumento se llevará a cabo una evaluación ambiental de carácter simplificado, a la que se dio luz verde en el último pleno municipal.

El listado de bienes a proteger supone un salto cuantitativo respecto al catálogo en vigor, incluido en la adaptación del Plan General publicada en 2004, y en comparación con el catálogo de 2008, que fue anulado por los tribunales. En 2014 se dio a conocer otra propuesta de catálogo arquitectónico, con 169 inmuebles, que iba a incorporarse al nuevo Plan General, pero que una década después no se ha aprobado y de la elaboración se eliminó la parte relativa al Patrimonio.

El nuevo catálogo de Arrecife está compuesto por 220 bienes que tienen valor arquitectónico, dos espacios libres (la Plaza de Las Palmas y el Parque Ramírez Cerdá), tres industriales (el muelle de La Pescadería, el primer dique de Naos y el puente del Muelle Grande), cinco vestigios arqueológicos, 27 etnográficos, 16 elementos urbanos (básicamente esculturas), dos paisajes culturales (el Charco de San Ginés y El Jable) y un elemento vegetal singular (los jardines del Instituto Agustín Espinosa).

“En Arrecife se puede encontrar arquitectura histórica que data del siglo XVI hasta los años 50 del siglo XX”, se señala en el documento, en el que se apunta que en el casco histórico se encuentran “estilos o lenguajes arquitectónicos” que van desde la arquitectura tradicional canaria, pasando por la neoclásica, la académica, la neocanaria o la racionalista. No obstante, es “mucho más profusa” en las calles de la ciudad la arquitectura popular. “También existen, aunque en menor medida”, edificios “con fachadas neoclásicas de cierto empaque y protagonismo dentro de la trama de la ciudad” o construcciones eclécticas “de muy buena factura”.

De las 220 edificaciones que se plantea incluir en el futuro catálogo de Patrimonio, que no recoge aquellas catalogadas como Bien de Interés Cultural (BIC), unas 188 tienen una protección parcial. La Ley de Patrimonio Cultural de Canarias establece sobre los grados de protección que la parcial preserva “uno o más elementos específicos, que habrán de detallarse”. El documento del catálogo de Arrecife todavía no cuenta con fichas detalladas de cada edificación sino que apenas dispone de un listado en el que se indica la dirección, una fotografía, el tipo de arquitectura del inmueble y el grado de protección.

De las 220 edificaciones que se plantea incluir en el futuro catálogo de Patrimonio, unas 188 tienen una protección parcial

El equipo redactor del catálogo, encomendado a la empresa pública Gesplan, señala que “se toma como premisa que los bienes que ostentan una protección parcial tienen la posibilidad de colmatar la parcela en la que se insertan”. De esta manera, se permitirá la remonta en esas edificaciones, pudiendo consumir la edificabilidad que el planeamiento urbanístico otorgue a cada parcela. Para el equipo redactor, “el crecimiento en altura” en estos 188 inmuebles, “no genera conflicto”.

Además de las edificaciones con protección parcial también se mencionan otras 23 que cuentan en el nuevo catálogo con protección ambiental. A estas construcciones se les protegerán elementos “que conforman su particular ambiente exterior”, al considerar que “contribuyen al entorno urbano” en el que se encuentran. Sin embargo, de entrada ya se avanza que nueve bienes con este grado de protección pueden experimentar también un aumento de plantas. Es el caso del Mercadillo de Arrecife, que está propuesto por el Cabildo para ser declarado BIC, o la antigua Residencia Alespa, ambos en la calle Real.

Remonta de plantas

“Se considera que la remonta, pese a sus efectos positivos, no deja de ser un nuevo elemento en el medio y por tanto requiere de medidas ambientales específicas”, añade el equipo redactor, que plantea la obligación de presentar un estudio de detalle de la intervención que se quiera ejecutar con el aumento de plantas en inmuebles con protección ambiental. El objetivo, sostienen los redactores del catálogo, es evitar las medianeras, la diferencia de altura entre edificaciones.

De hecho, para el equipo redactor, en vez de desvirtuar la estética de las edificaciones con valor histórico y grado de protección ambiental, el aumento de plantas afectará “positivamente” al “paisaje” urbano de Arrecife si se llevasen a cabo esas obras. “Los nuevos elementos servirán para homogeneizar los volúmenes de las manzanas y crear una imagen de la trama urbana menos distorsionada”, afirman desde Gesplan.

Solo se establece la protección integral en nueve piezas arquitectónicas

Otro argumento que da el equipo redactor para justificar el incremento masivo de volumen en los inmuebles a proteger es que “supondrá una mayor superficie de uso en el centro” de la ciudad y “servirá para diluir los bordes” que existen “entre las edificaciones históricas”, generalmente de menor altura, “y los edificios modernos”.

“En otras palabras”, subraya el equipo redactor del catálogo, “los efectos que a priori se pueden establecer con carácter general son, por una parte, la preservación del paisaje urbano tradicional y representativo de la imagen de Arrecife y, por otra parte, el incremento del valor patrimonial, tanto privado para los propietarios, como público para los ciudadanos, que verán cómo la regulación de las intervenciones en los bienes contribuirá a la cualificación de la ciudad”.

Casa del Cabrerón, con protección integral.

Inmuebles excluidos

En el listado de bienes arquitectónicos que configura el nuevo catálogo de Patrimonio hay nueve piezas para las que se plantea una protección integral. A la espera de que el documento vaya concretando las intervenciones posibles y se elaboren las fichas detalladas, estos bienes quedarían excluidos de obras de transformación como el aumento de plantas. Se trata de la Casa de la Cultura Agustín de la Hoz, de la Casa Pereyra, del antiguo Parador de Turismo o del edificio de la Delegación del Gobierno, todos ellos en la Avenida Marítima.

Además, se protege de forma integral la conocida casa de Don Fermín, adquirida por el Cabildo con Pedro San Ginés en la presidencia. En la misma calle Fajardo, el número seis, un edificio con bajo de uso comercial. También la casa del Cabrerón en la calle Pérez Galdós, incluida en la lista de bienes amenazados de Hispania Nostra, y sobre la que el Cabildo ha tramitado su posible compra. Y la Casa de Domingo Armas, junto al aparcamiento de El Almacén en la calle Canalejas. Por último, aunque no se trata de un inmueble, tiene protección integral el pórtico del cementerio de San Román.