De cuando nazis y falangistas se paseaban por Arrecife

En 1937 Lanzarote ya llevaba tiempo bajo las órdenes del bando rebelde que había dado un golpe de Estado militar contra la II República. Franco no era todavía el caudillo absoluto, pero sí estaba más que clara su sintonía con los regímenes totalitarios europeos, especialmente con la Alemania hitleriana que tanta ayuda le estaba prestando.
En medio de esa coyuntura llegó a la Isla el buque-escuela alemán SchleswigHolstein. El barco, que fue un importante acorazado en la I Guerra Mundial, hizo escala durante diez días en los que las autoridades insulares los agasajaron con todo tipo de atenciones.
Uno de los eventos organizados fue un partido de fútbol en el que el equipo germano ganó 11-0 a los locales. A pesar de las simpatías republicanas, en mi familia todavía perviven historias orales de lo simpáticos y caballerosos que fueron esos marineros, porque uno le regaló unos bombones a mi tía tras una pequeña incidencia.
Fue durante esos actos de confraternización cuando se tomó una de las imágenes que acompañan estas líneas. Un entrañable retrato entre tripulantes del barco y unas señoritas lanzaroteñas ataviadas con trajes tradicionales. La foto rezuma candor, tanto que hacen olvidar que las hermosas muchachas locales estaban haciéndoles ojitos al diablo.
En las últimas décadas, los nazis han representado lo siniestro hasta la saciedad en el imaginario occidental. La personificación del mal. Pero parte de la gracia de la fotografía como fuente histórica es que no solo te cuenta los grandes hechos de la Historia con mayúscula, sino que deja entrever el sentir cotidiano del pasado, esa intrahistoria pequeña del día a día que solemos infravalorar, aunque a menudo te sirve para revelar detalles como que no todos los nazis eran la personificación de diablo, sino que también había jóvenes que no eran conscientes, o querían serlo, de lo que se les venía encima.
Estas imágenes fueron tomadas por Gabriel Cobo García, un funcionario de Puertos Francos y aficionado a la fotografía que residió unos pocos años en Lanzarote, pero que dejó un buen archivo gráfico de auge falangista en la Isla. Valga como ejemplo la fotografía en la que una multitud hace el saludo fascista durante un acto en La Plazuela de Arrecife.
En sus memorias, Manolo Millares, uno de los principales pintores españoles de la segunda mitad del siglo XX, describe estos desfiles falangistas por Arrecife con enorme tristeza. Su familia, como otras familias de izquierda del Archipiélago o de fuera de Canarias, fue desterrada durante la Guerra Civil a Lanzarote, “aquella pobre isla entonces tenida en tan poca consideración (...) servía como una especie de penal”, según las propias palabras de Millares.
La intrahistoria íntima de esos años daba para ver a falangistas y nazis paseando por Arrecife. Lo que nos hace de puente hacia la realidad de la Guerra Civil es la fotografía. Es parte de su magia. A partir de instantes efímeros, la fotografía es capaz de crear registros que tienden a la eternidad cuando se cargan de valor histórico.
* Mario Ferrer es autor de ‘La fotografía en Lanzarote: 1850-1950’, publicado por Ediciones Remotas
Comentarios
1 Jota Mar, 28/07/2020 - 10:57
2 La chola Mar, 28/07/2020 - 16:19
3 La chola Mar, 28/07/2020 - 16:23
4 Marino Mié, 29/07/2020 - 07:57
5 A 1. Jota Vie, 31/07/2020 - 12:47
6 Luca Sáb, 01/08/2020 - 22:40
7 El Follonero Dom, 02/08/2020 - 18:13
8 aquí y ahora Vie, 08/10/2021 - 15:08
Añadir nuevo comentario