Crónica de (una parte de) la noche electoral
La noche empezó desigual y se acabó igualando. Empezó desigual en las expectativas y en la puesta en escena, y las urnas acabaron acercando a casi todos. A primera hora de la noche había pocos militantes en la sedes. La mayoría ejercía como apoderado o interventor.
En el PSOE veían la TV Canaria y comían algo para aguantar la noche. Concha, militante imprescindible para la intendencia, era muy optimista: “El puñado de votos lo tenemos”. Igual de optimista era Andrés Fuentes, que pasó toda la noche en la sede a pesar de que anunció su baja en diciembre.
En CC habían elegido como sede para la noche una discoteca, Tángara. Toda una declaración de intenciones, aunque la fiesta no fue completa. Allí también veían la TV Canaria y esperaban. Desde la zona de los ordenadores ya anunciaban que iban a ser la primera fuerza en Costa Teguise.
En Ciudadanos, el catering era mucho más modesto que en las otras dos. Esperaban resultados viendo La Sexta en la calle Viera y Clavijo. Sólo unos metros más allá, doblando la esquina, está la sede de Izquierda Unida, casi desierta y sin televisión. Ganemos Lanzarote se concentraba unos metros más allá, en la misma acera, en la Taberna Porcus, pero prácticamente todo el mundo seguía en los colegios electorales: los medios eran una tele que apenas se veía y varios móviles anunciando los primeros resultados.
Borja Rubio y Coralia Lobato, concejales de Somos Lanzarote en Arrecife.
Las sedes eran muchas y los medios pocos, así que el trabajo (a medias para Biosfera TV) se repartió y la crónica sí es de una noche pero sólo de una parte. Somos Lanzarote se concentraba enfrente del desaparecido Colegio La Destila. A esa hora los datos ya habían avanzado tanto como la euforia. Andrés Barreto no ocultaba su sorpresa y su satisfacción, a partes iguales, y daba un toque de atención, no una oferta de pacto, al PSOE, señalando que los votos han ido a la izquierda. Cada avance en el recuento de los datos proyectados en la pared era respondido con cánticos.
De vuelta al PSOE, sin terminar el recuento, José Montelongo ya comenzaba a perfilarse como ganador. Un concejal ya electo de San Bartolomé se quejaba de que con esos resultados iba a ser muy difícil gobernar y otro le decía que si era difícil para ellos, mucho más para el resto, ya que nadie había pasado de dos concejales. Con el recuento casi terminado, la alegría empezó a calar entre los militantes, que salieron a la calle y comenzaron a mantear a los apoderados del partido que llegaban desde otros municipios, y a reclamar que saliera la secretaria general a hablar. Ya era casi la una de la madrugada y a Montelongo lo bañaron en champán.
Oswaldo Betancort, vencedor con mayoría absoluta en Teguise.
A esa hora en el Tángara también llegaba la alegría, porque llegaban los ganadores de la noche: Oswaldo Betancort, Marci Acuña y Pedro San Ginés, que reconocía que se esperaba más. La fiesta, a pesar del lugar escogido, no fue total.
Al Porcus ya había llegado el cabeza de lista de Podemos, Carlos Meca, y también había llegado la tecnología. Un ordenador proyectaba los datos en una pared. “Ponlo otra vez a ver si subimos”, decía un recién elegido concejal sobre los datos de Arrecife, a pesar de que sabía que el escrutinio ya estaba en el cien por cien.
Al final, como en cada noche electoral, la reflexión siempre es muy similar: demasiada alegría cuando lo que se gana es la obligación y la responsabilidad de trabajar durante cuatro años. En parte está justificada la alegría porque los resultados son la meta de muchos días de trabajo, aunque también hay otra parte en que la relación entre el trabajo realizado y la remuneración obtenida justifican plenamente la alegría.
Daniel Cabecera y Leticia Padilla, concejales de Ganemos en Arrecife.
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