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“Tenemos medalla en maltrato animal”

En su primer año de vida y coincidiendo con el aniversario de la muerte de Timple, Ademal detecta más de 160 casos de maltrato animal y presenta 80 denuncias

María José Rubio 6 COMENTARIOS 31/08/2021 - 07:18

La estampa sigue siendo común en muchos lugares de Lanzarote: perros encadenados, guardianes a la intemperie o refugiados en palés. Raquel Córdoba, presidenta de la asociación Ademal, que lucha contra el maltrato y la defensa animal, destaca que en su primer año de vida el colectivo ha descubierto más de 160 casos y ha interpuesto unas 80 denuncias.

El primer aniversario de la asociación prácticamente coincide, con pocos días de diferencia, con el de la brutal muerte de Timple, que se convirtió en un emblema del maltrato que dio la vuelta al país. España es el segundo país más cruel de Europa, solo antecedido por Rumanía en cuestión de maltrato animal. Dentro de España, Canarias es la segunda comunidad con más casos, asegura Córdoba. “Estamos a caballo entre el primer y el tercer mundo en justicia y defensa animal, a la par con aquellos países que no tienen una legislación restrictiva contra la crueldad “, apunta.

Ademal, una asociación sin ánimo de lucro creada para la lucha contra el maltrato animal y la denuncia pública, empezó con una quincena de voluntarias y ahora cuenta con unos 30 que, de forma “incansable”, atienden casos de maltrato, dejando mucho trabajo y horas de sueño por el camino. “Podemos estar un domingo a las dos de la mañana, tras un atropello, para recoger un perro en malas condiciones, siempre en colaboración con las protectoras de la Isla, con las que trabajamos codo con codo, al igual que con gente que recoge animales de forma particular y nos ayuda”, explica Córdoba.

La presidenta de la asociación destaca la importancia que tiene la educación como forma de acabar con estas escenas de perros encadenados todo el día y animales en mal estado. “En las Islas se ha normalizado el maltrato”, considera Córdoba. “Desde pequeños estamos acostumbrados a ver ese paisaje”, asegura, aunque “ahora las cosas están cambiando”. “No podemos perpetuar esta situación en Canarias, una comunidad que tiene la medalla de plata en maltrato”, recalca.

En las Islas es habitual ver perros PPP (perros potencialmente peligrosos) cuidando obras y bardinos que vigilan fincas. “Los perros de caza son las mayores víctimas, un 50 por ciento de nuestros casos”, detalla Raquel. Para la presidenta de Ademal, uno de los grandes problemas es que “no existe una fuerte presión social”.

Si Canarias está a la cabeza en maltrato, también se encuentra “a la cola en divulgación y en educación animal”. Córdoba subraya que todo el mundo coincide en que “hay que educar a los ciudadanos” y se pregunta qué papel están jugando las concejalías de Bienestar Animal.

“¿Están en los colegios, en los institutos o en los centros de la tercera edad?”. La respuesta es negativa: “Esta idea se propuso desde Ademal y no nos han hecho caso”, comenta. Para la activista, resulta “gracioso” escuchar a los responsables municipales decir que no tienen medios humanos para acabar con el maltrato.

Ademal, como asociación de utilidad pública, cuenta con medio centenar de voluntarios que colaboran “sin cobrar un duro”. Raquel insiste en que no valen excusas: “¡Que no se quejen de que no tienen recursos! La educación no vale tanto dinero”.

“Tradición”

Una parte del trasfondo del maltrato animal viene del uso que se les daba a los animales tiempos atrás. “La crueldad, la explotación, la esclavitud y la tortura han sido siempre una tradición”, afirma la presidenta de Ademal, que destaca “la explotación de otros seres por un ser superior o la discriminación en base a la especie, el especismo, que es similar a la homofobia o el racismo, pues se basa en la misma justificación”.

Para el colectivo, el ser humano y el animal tienen la misma importancia moral. La lucha de la asociación contra el maltrato animal a veces también resulta incomprendida. En muchas ocasiones, cuando van a denunciar o a personarse en procedimientos abiertos, les dicen: “¿Ustedes qué quieren? Es un perro de caza, no de casa”, comenta Raquel, molesta ante una de las frases que tienen que escuchar de forma habitual.

Muchos de los casos que han denunciado se han terminado solucionando hablando con los propietarios, y en otros, los menos, “los dueños han hecho desaparecer a los animales”, apunta la presidenta de Ademal. Otros animales son incautados por las áreas de Bienestar Animal de los ayuntamientos. En ocasiones, las situaciones de maltrato terminan en sanciones que tachan de “ridículas”, entre “90 y 300 euros de media”. No obstante, desde Ademal siempre se realiza un seguimiento para que el denunciado cumpla el máximo de la pena posible.

La radiografía de la mayoría de los casos -nueve de cada 10- se produce en las zonas rurales de la Isla, con animales sin identificar, sin chip, sin vigilancia, lo que está totalmente prohibido, ya que debe haber una persona en el mismo lugar. También están prohibidos los palés y otro tipo de instalaciones indebidas. Otros elementos comunes a casi todas las denuncias: los animales no tienen agua ni comida, están encadenados y sin sombra. Si se detecta una situación así, los protocolos son muy sencillos: “Se pone en conocimiento de la Policía Local en primer lugar y se pone en copia a las concejalías de Bienestar Animal y Sanidad, para que luego no digan que ese caso no les consta”.

Raquel destaca que hay jóvenes que denuncian por sí mismos y sin miedo al ‘qué dirán’. “Hay que ser valientes y luchar todos contra el maltrato animal, no taparlo, como se hacía antes con la violencia de género. Se tiene que dar visibilidad y posicionarnos contra el maltrato”, insiste la presidenta de Ademal.


Raquel Córdoba, presidenta de Ademal. Foto: Adriel Perdomo.

Sobresaliente y suspensos

La respuesta que tiene la asociación de las instituciones públicas de Lanzarote no es uniforme. Córdoba resalta que hay un ayuntamiento, el de Yaiza, que es “ejemplar”, al igual que su concejala de Protección Animal, Águeda Cedrés: “Es maravillosa. No hay que decirles nada”, comenta Raquel con entusiasmo. “Podían mirarse en el espejo de Yaiza las diferentes concejalías de otros municipios”, señala. La presidenta de Ademal asegura que en el municipio sureño los responsables municipales intervienen con agilidad cada vez que se interpone una denuncia: “A los dos días está resuelto”.

Sin embargo, no todos los ayuntamientos obtienen una buena calificación en la particular clasificación de Ademal. “Tías tiene ahora una buena predisposición y en San Bartolomé están trabajando bastante bien, pero el resto nada”, aclara. “Arrecife, que es la capital, no ha invertido en una sola campaña de esterilización de gatos, con el problema que hay. Nunca nos contestan y en Haría siempre lo hacen con dos líneas”.

Para la asociación también es necesaria una adaptación de las normativas que se establecen en cada municipio. Las ordenanzas municipales de cada ayuntamiento describen, por ejemplo, la longitud de las cadenas a las que los animales “pueden” estar atados. “Sin embargo, muchas veces no permiten que el perro se siente o se acueste, acabando con el cuello en mal estado o la musculatura desgastada”, critican.

De ahí que los informes sean imprescindibles para dictaminar si se incurre o no en maltrato. No obstante, existe “una lectura desfasada” en cuanto a qué es lo permitido y no permitido moralmente.

A modo general, las ordenanzas señalan que el perro debe tener agua, comida, sombra y que puede estar atado con una cadena de determinados metros. Pero, ¿qué se entiende por comida, agua y sombra? Pues, no todo vale. “La comida tiene que contener nutrientes. No puede ser pan duro o agua sucia. La cadena debe permitir que el animal pueda darse la vuelta, y la caseta o habitáculo tiene que estar homologado y aislado del frío, del calor y de la lluvia. Los palés están prohibidísimos y el suelo tiene que estar cementado, para que no se acumulen bacterias”, explica Córdoba.

Caso con final feliz

No todo es triste. Hay historias con final feliz, que muestran la cara amable de quienes se desviven por aquellos que han sufrido abusos. Una preciosa historia que han vivido en Ademal es la de una perra en Güime, encadenada en el patio de su casa, que no estaba ni siquiera cerrado, por lo que cualquier persona podría entrar y llevársela. “Era violada continuamente por los perros, tenía cachorros constantemente y apenas se movía”, apunta Raquel. “Con todas las denuncias puestas en el Seprona, en la Policía y en el Ayuntamiento, se consiguió que la perra fuese rescatada de esa casa. Ahora está feliz, cuidada y empieza a ser perro”.

En muchas ocasiones, hay intentos fallidos a la hora de rescatar un animal. Un caso conocido es el de Timple. “Ademal intentó cogerlo unas seis veces” antes de su cruel fallecimiento, amordazado y sin poder respirar. Su muerte, que en el ámbito animalista se considera un “asesinato”, levantó un gran revuelo en toda la Isla y saltó a las portadas de medios nacionales, con Teguise como epicentro de un brutal caso de maltrato animal.

Recientemente se han producido cambios en la Concejalía de Bienestar Animal. La anterior titular, Sara Bermúdez, “dimitió por presiones”, según la presidenta de Ademal. Asegura que “nunca ha tenido una voluntad real de perseguir el maltrato de oficio”. “Se lo dábamos todo masticado y ella se excusaba en que no conocía nada o que se enteraba tarde”, critica Córdoba.

El caso de Timple: ¿Hubo trato de favor?

El pasado 18 de julio fue el primer aniversario de la muerte de Timple, el conocido perro callejero que rondaba por el municipio de Teguise. La condena a los dos responsables, Miriam Coll y Pedro Borelli, fue adelantada por Diario de Lanzarote y, casi de forma inmediata, se encendió la polémica sobre si la pena era reducida. Ambos fueron acusados de un “delito de maltrato animal con resultado de muerte” y condenados por el Juzgado de Instrucción número uno de Arrecife a cuatro meses de prisión e inhabilitación especial de dos años para ejercicio, profesión, oficio y comercio que tuviese relación con los animales e, incluso, la tenencia de animales.

Pero, ¿por qué razón se les redujo la pena? Se dieron tres condiciones: los acusados carecían de antecedentes penales, reconocieron la culpa y se trataba de una condena menor de dos años, por lo cual, la pena se redujo a un tercio, quedándose el fallo en cuatro meses de prisión e inhabilitación especial de 16 meses. Cabe destacar que en la sentencia se señala que los condenados se comprometían a someterse al “programa de rehabilitación para hombres maltratadores”, con un curso en el Centro de Inserción Social de Tahíche.

También se cuestionó si pudo existir trato de favor por el hecho de que la condena llegara a través de un juicio rápido, sin que hubiese acusación popular, que no se pudo personar en el procedimiento. Según las fuentes judiciales consultadas, se dieron dos requisitos para celebrarse un juicio rápido que “son similares a las condenas por alcoholemia”, en donde, por ejemplo, “la Guardia Civil te para, te hace una prueba de alcoholemia, das más de lo permitido por la ley, al día siguiente vas al Juzgado y te vas con la condena bajo el brazo”.

La descripción del caso de Timple es sencilla. “Es un delito flagrante, es decir, evidente ante los ojos. La Policía Local levantó un atestado cuando vieron lo que le sucedió a Timple y Miriam y Pedro admitieron la culpa. El juicio rápido acaba con el propio atestado”.

Existen dos cuestiones importantes a la hora de entender la resolución del caso: los acusados tienen una pena suspendida y, por tanto, no pueden volver a delinquir o, si no, “se reactivaría”. “Se entiende aquí cualquier delito, no sólo maltrato animal”. Y, por otro lado, “sólo serán considerados jurídicamente reincidentes si cometen un delito de la misma naturaleza, es decir, si cometen un robo, no cuenta”.

Comentarios

Todos los animales deberían protegerse, no sólo perros y gatos, y eso es algo que a los falsos animalistas de este siglo no les entra en la cabeza. Los gatos asilvestrados a están acabando con la fauna local de muchos lugares, y a este tipo de asociaciones les importa un carajo.
España tiene el maltrato animal como patrimonio cultural, algo que nos avergüenza a muchos
Viviendo de las subvenciones y buscando la noticia, no he leido que les quitan el agua para sacar la foto como en los corrales de Tinajo, que mas que un corral era un chalet para los perros
Se aviso de una persona intentando matar a su perro ahogandolo en Playa Honda y han pasado del tema. Felicidades a los animales que les hacen caso de verdad. Porque en Playa Honda hay alguno que lo está pasando fatal. Y se ha comunicado.
Si alguien sabe algo de un maltrato, que no vaya a la asociación, que vaya a la Guardia Civil. Y si pueden grabarlo, grabenlo, que es legal grabar a alguien que comete un delito.
Lanzarote ha pasado por un cambio socioeconómico brutal en cuestión de 50 años. No esperen que se borre de un plumazo una eternidad de caciquismo y supervivencia miserable. Y todavía la gente aquí está subdesarrollada, viviendo en una gallina de los huevos de oro turística. Esto no es Dinamarca. Paciencia y trabajo con las personas, que ellos ya cuidarán dignamente de sus animales cuando vivan dignamente.

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