Alfonso del Val hizo un Plan de residuos en Lanzarote y publicó hace doce años la ‘Guía para un consumo más responsable’, un intento de iniciar en las casas una reducción del consumo y de residuos domésticos peligrosos. “Estamos muy lejos de un consumo responsable”, avanza.

- Doce años después de esa Guía, ¿el consumo es más o menos responsable?

- Desde entonces se han asociado muchos títulos al consumo responsable, como ecológico, natural o sostenible, un término que es indefinible. Por ejemplo, en el código técnico de la edificación se habla de construcción sostenible, y la construcción siempre es sostenible porque si no, se cae. No se pueden utilizar términos que no dicen nada y quieren decirlo todo. Pasa lo mismo con la agricultura ecológica, que me parece una contradicción en sus términos. No hay nada más antiecológico que la agricultura, que acaba con la sucesión natural de variedades y se dedica el suelo a una sola variedad. Los ingleses hablan de agricultura orgánica, que es más acertado. En todo caso, sí ha habido un cambio que han traído esos movimientos, una conciencia del consumismo, de la contaminación…, pero en términos reales en otros lugares van muy por delante de nosotros, como en Alemania.

- ¿Pero se ha avanzado?

- En términos de fondo se ha avanzado poco, en términos de sensibilización de la gente sí, pero materializar eso en términos contables… En definitiva, en aprovechamiento y reducción de residuos, aquí hay más folclore que otra cosa. Por ejemplo, con el envase retornable. El otro día en Madrid, en una plaza podía haber 5.000 o 10.000 latas de cerveza en el suelo, mientras que en verano, en Copenhague, yo veía cómo la gente llegaba a las tiendas con su bolsa de envases y los devolvía. O en Berlín vi gente cogiendo envases del suelo porque en cualquier tienda te los recogen y te pagan por ellos. El envase retornable para volver a envasar es la solución, y no el reciclable, que es un primer paso. En Pamplona, en los años ochenta, llegamos a montar una planta de recuperación de envases de vidrio, con lavado y para devolver a las bodegas, pero nos la cerraron porque el negocio era romper la botella para hacer otra.

- Primero nos dijeron que era necesario separar y reciclar… ¿y también se ha convertido en un negocio y en una forma de consumir?

- En cierto modo sí. El paso tendría que ser fomentar el envase de vidrio o policarbonato. Por fidelización del cliente les interesa. Eso hace que no se rompa el envase, no se gaste energía en triturarlo y volverlo a fabricar. La jerarquía de residuos de la UE dice, primero reducción, después reutilización y tercero, reciclaje...

- Se han saltado los dos primeros...

- Hay que ver qué se está consumiendo y qué podría reducirse. La recogida selectiva es importante. Si explicas al vecino bien la necesidad de las ventajas del esfuerzo de separar, se podría avanzar muchísimo. Se suele decir que la gente recicla mucho pero la gente no recicla nada, separa solamente. Hace años Ecoembes sacó una noticia en prensa con la cantidad que habían reciclado, yo llamé a Ecoembes para que me dijeran qué materiales habían reciclado y cómo, qué tipo de plásticos, que son muy diferentes, qué tipo de reciclaje y a qué ciclo se ha introducido. Me dijeron que no me podían contestar.

- En Lanzarote todos los residuos se envían fuera, con el consiguiente gasto de energía.

- Yo he hecho un plan de residuos para La Palma, otro para El Hierro, para Lanzarote, y colaboré en el de La Gomera. Pues bien, nunca he conseguido saber qué cantidad de residuos salen, a dónde van ni cuánto se ingresa por ellos. Habría que ver el consumo en el caso de envases y cuántos se podrían consumir rellenando. A lo mejor, el agua, en lugar de venir en envases podría venir a granel y rellenarse en envases en la propia Isla, y que el envase no salga de la Isla.

- Las bolsas de plástico se usan menos, ¿por conciencia o porque las cobran en los supermercados?

- El eco tiene que ser economía y ecología. Puedes conseguir que un porcentaje de la población colabore, pero para llegar al ochenta o noventa por cien, que sería ideal, hay que procurar que el vecino vea las ventajas y que vayan acompañadas de una mejora económica.

- En Lanzarote se han llevado a cabo algunas iniciativas para alejarnos del modelo de consumo y energético tradicional...

- En Turismo se creó la etiqueta de Biohotel, aunque fue un escándalo porque no servía para lo que decían. Era una medida comercial y esto, si no se toma en serio se queda en nada. Lanzarote debería cuidar mucho ese tipo de medidas y que se vea como ventaja comparativa con otros sitios… Echo en falta el planteamiento global y no el detallito. La escuela es el primer paso para que los niños aprendan ya sobre un consumo más responsable, y en el tema energético sigue siendo más interesante que se reduzca el consumo de energía que el hecho de que se produzca con energías renovables.