Íñigo Castanedo | DIRECTOR DE TEATRO Y FILÓSOFO

“El teatro El Salinero es patrimonio del pueblo”

“Estoy trabajando en un musical y echo de menos a los grandes artistas de Lanzarote. Estoy deseando volver a trabajar con todos”

Lourdes Bermejo 0 COMENTARIOS 27/09/2018 - 07:06

-¿Cómo nació El Triángulo de Cuatro Lados, qué aportó a la escena local y qué supuso para usted dirigirlo durante 15 años?

-El Triángulo nació a partir del grupo creado en el conservatorio de Lanzarote por Alicia García, la profesora de canto. La necesidad de usar más recursos nos llevó a los miembros de ese grupo inicial a crear una asociación cultural sin ánimo de lucro y, a partir de ahí, fuimos evolucionando, a veces de forma acumulativa y otras de forma crítica, siempre al servicio de los asociados y contando con ellos. De hecho, hemos llegado a crear personajes como perros caniches, bandas de niños o adolescentes o loros mutantes solo para integrar a nuestros componentes. La última obra, ‘Crisis’, sin duda nuestra propuesta más radical, contaba con cien personas y fue la más rica desde el punto de vista humano. En mi opinión, El Triángulo supuso la continuación de una tradición lanzaroteña muy arraigada, la del teatro ‘amateur’. Mucho antes de que naciera este grupo, Encarnación Rodríguez Lasso, ‘La Panadera’ estaba haciendo teatro y enseñando cómo a veces el teatro no profesional es la alternativa real y de calidad que tiene la Isla. Nosotros le dimos nuestra dimensión incluyendo música y danza y contribuimos a seguir demostrando que la calidad no depende de si eres profesional o no, sino de la pasión y la capacidad de trabajo combinadas con la técnica. El Triángulo no murió violentamente, ni de forma trágica, cumplió sus años de vida siendo muy productivo, generó cosas maravillosas y, como todo proyecto asociativo, se agotó después de dar muchos frutos. Abrió las puertas a muchas cosas que se pueden considerar sus hijos (en mayo se representó ‘Rocky Horror Show’ en el teatro Guiniguada de Las Palmas de Gran Canaria, y esa es, entre otras, una de las formas en las que El Triángulo ha pervivido, generando otros grupos). Murió dando vida. Para mí, como director, supuso compartir con gente a la que quiero mucho mi pasión por el teatro, la música y la danza; crecer en mi percepción del arte junto con ellos y adquirir habilidades en ese campo que luego me han dado momentos muy especiales. Me dio la oportunidad de canalizar mi creatividad en proyectos apasionantes y, gracias a todo eso, cultivar uno de los sentimientos más hermosos que he tenido la suerte de vivir: el agradecimiento a los demás por lo que te dan.

-Aunque son muy pocos los grupos escénicos locales amateurs que han accedido a El Salinero, dado los criterios estipulados, El Triángulo sí consiguió representar allí varios musicales ¿Cómo fue su experiencia?

-Creo que la dicotomía amateur/profesional en el teatro no tiene sentido a efectos de quién utiliza las salas. Hay teatro de aficionados excelente, cuidadoso y bien organizado, y hay teatro profesional malísimo. Creo que el teatro El Salinero es patrimonio del pueblo, no de sus gestores, así que estoy totalmente de acuerdo con lo que piden los grupos locales, que se use con cabeza por quienes tengan propuestas interesantes. Recordemos que la mayor parte de las innovaciones teóricas en técnica interpretativa se han generado en el mundo aficionado (Eugenio Barba y Stanislavski ambos en su etapa amateur, Meyerhold, Grotowski y un largo etcétera). Reducir todo esto a apoyar al ‘pobrecito’ teatro profesional español porque necesita subvenciones para sobrevivir es trivializar el problema y perpetuarlo. Hacen falta soluciones revolucionarias, innovadoras para el teatro profesional y no tan ultraconservadoras como subvencionarlo, darles un circuito propio independientemente de su calidad o eliminar la competencia amateur no vaya a ser que tengan más éxito (que hay que ver qué competencia). Es verdad que El Triángulo nunca tuvo problemas para acceder a teatros en Lanzarote. No sé si después de la última representación, con el desencuentro con los gestores de aquel momento, seguiríamos teniendo acceso y no voy a hacer hipótesis al respecto. En mi opinión el problema principal es definir la tarea del gestor y sus competencias y, sobre todo, establecer una forma objetiva y neutral de arbitrar desavenencias. Hoy por hoy el gestor es prácticamente omnipotente y, a veces, podría parecer que está guiado por el miedo. Eso no es muy democrático y tampoco ayuda a crear un clima de competencia sana y fructífera. Permanecer en un puesto debe ser fruto de los resultados de la gestión, demostrables y publicados con cifras, tales como gasto y alcance e impacto en el pueblo al que sirve, no del atrincheramiento.

“Tenemos la idea de que el teatro es pura intuición y eso va en contra de su difusión y de la calidad de las producciones. El teatro se enseña y se aprende”

-La legislación es muy restrictiva para los espacios alternativos. ¿Qué solución puede haber en Lanzarote a este respecto?

-La legislación está hecha para que los espacios para representar espectáculos cumplan una serie de requisitos de seguridad y estructurales que no se exigen en algunas ciudades de Europa, con una oferta cultural amplia y alternativa. No sé con qué objetivo, pero sí sé algunos resultados obvios: los espacios alternativos quedan totalmente fuera de la legalidad, sin posibilidad de adaptación; las administraciones usan la legislación para no asumir responsabilidades y, en las Islas, todos los espacios escénicos quedan en manos de los programadores que ejercen en régimen de seudomonopolio cultural. La única solución es permitir la utilización de determinados espacios en situaciones concretas bajo la asunción de responsabilidad por parte del promotor, como se hace en otros sitios. Prohibir es muy seguro para los gestores, pero esteriliza. Nos hemos convertido en maestros en el arte de prohibir para solucionar problemas y ya es hora de ir cambiando y pasar de una sociedad de la culpa a una sociedad de la responsabilidad. Desgraciadamente la administración no está aún en eso.

-Actualmente vive en Gran Canaria, donde sigue produciendo espectáculos, como el mítico ‘Rocky Horror Show’. ¿Es más flexible y accesible el uso de espacios teatrales allí?

-Por lo que he visto el esquema es el mismo, pero con más salas. En los ayuntamientos no capitalinos la gente es muy accesible. Telde nos recibió con los brazos abiertos. En Las Palmas de Gran Canaria sólo tuvimos acceso real al teatro Guiniguada, donde nos trataron muy bien.

-¿Influye que allí haya más teatros privados?

-Creo que no influye porque no hay tantos teatros de gestión privada como para suponer una diferencia. Es una cuestión de cultura teatral, pero a nivel nacional. En nuestro país es difícil vender teatro. No se cuál es la solución, pero sí se qué pasa por no negar el problema, que es precisamente lo que se está haciendo ahora. Aquí el profesional del teatro es pobre en todos los sentidos. Eso exige moverse, cambiar y atreverse a cometer errores para lograr un cambio, y no está ocurriendo.

-Los planes de estudios actuales erradican las artes al llegar a la enseñanza secundaria. En el caso de Lanzarote, hay un conservatorio y este arte está más presente. ¿Cree que si no hay cultura teatral es porque no se ha mostrado a los más pequeños?

-En parte, sí. Los planes de estudios tienden a la tecnificación, igual que nuestras vidas. Las formas modernas y efectivas de expresión se mueven para satisfacer el consumo rápido y sin esfuerzo, y a mí me gustan esas formas, pero no en régimen de monopolio. Creo que el futuro verá una integración de teatro y desarrollo tecnológico. Ya se está produciendo. El espectáculo en directo tiene componentes que ejercen una atracción invencible, y por eso el teatro no desaparecerá. Lo efímero nos gusta, porque lo efímero somos nosotros y ese es un espejo en el que nos gusta buscar, ya sea para encontrarnos, engañarnos, superar miedos u ocultarlos. No creo que la síntesis entre ambas sea mascullar ‘todo tiempo pasado fue mejor” o lo contrario, “todo lo anterior ya no sirve”. Hay que mirar el futuro con valentía y dejar que las formas de expresión evolucionen, se mezclen y surjan otras nuevas. Sigamos buscando. Y eso pasa cuando se enseñan y utilizan el teatro, la música y la danza en los colegios.

“El espectáculo en directo tiene componentes que ejercen una atracción invencible. Lo efímero nos gusta”

-En las sociedades anglosajonas la producción de un musical es una actividad anual en los institutos, que integran a todos los alumnos de todos los grados, no solo en la interpretación, danza o música, sino en la escenografía, iluminación, atrezo, regiduría, vestuario y todos los componentes de las artes escénicas, que son una escuela inagotable de materias. ¿Qué se hace mal con el teatro?

-De entrada negar su importancia como forma de expresión. Y como bien dice, no hacerle sitio en las actividades en los centros educativos. Otra cosa que se hace mal es negar su carácter técnico. El teatro es técnica. Tenemos la idea de que es pura intuición, y eso va en contra de su difusión y de la calidad de las producciones. El teatro se enseña y se aprende.

-También es filósofo e imagino que pensará lo mismo del desprecio por las humanidades en los planes de estudio.

-Ruiz de Santayana decía que quien ignora su historia está condenado a repetirla. Desprenderse de las humanidades nos hará olvidar una parte esencial de quiénes somos. La consecuencia será que tendremos que repetir ese aprendizaje y eso llevará aparejado un coste que no nos gustará nada pagar, así que buscaremos a quién echarle la culpa a través de nuestros políticos fomentando la envidia y el rencor hacia los colectivos fáciles de odiar: inmigrantes, profesores, médicos, periodistas, etcétera. Sin embargo no tengo miedo. Tenemos lo que buscamos y también lo que permitimos con nuestro voto. Algún día aprenderemos a navegar esas aguas.

-¿En qué trabaja actualmente? ¿Podemos esperar ver en la isla su próxima producción?

-Trabajo en lo de siempre: un musical. Espero poder enseñar algo en aproximadamente un año. Además echo de menos a los grandes artistas de Lanzarote y estoy deseando volver a trabajar con todos; espero que sea posible en breve. Es todo cuestión de empezar.

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