DESTACAMOS

Que no cunda el plástico

La asociación Papacría reúne en la exposición ‘Voces del territorio’ 14 iniciativas que trabajan sobre los residuos en la Isla y propone una reflexión sobre el consumo  

Saúl García 0 COMENTARIOS 25/10/2024 - 07:32

“Que no cunda el plástico”, “No son jallos, es basura” o “Reducir el plástico es un acto de amor al Planeta” son algunas de las frases encerradas en bocadillos de papel, de cómic, que se pueden leer colgadas del techo en la exposición Voces del Territorio, que acompañó a la V Conferencia Internacional Micro, que se celebró en el centro Atlántida, que se estrenó como Palacio de Congresos en septiembre. La muestra, coordinada por la asociación Papacría, se ubicó en una nueva sala del edificio, donde estaban antes las oficinas de Unelco.  Se puede ver hasta el 6 de noviembre en horario de mañana.

La Conferencia, bajo el lema Contaminación plástica: de lo macro a lo nano, acogió a setecientos expertos mundiales en la investigación sobre los microplásticos y sus efectos y por la sala pasaron buena parte de esos expertos, además de turistas, residentes y muchos alumnos y alumnas de colegios de la Isla. La exposición, la sala, ejerce como “una especie de traductor entre la ciencia y la población”, dice Goñi García, uno de los responsables de la muestra. 

En la sala se puede comprobar el trabajo de asociaciones, empresas o colectivos que trabajan sobre los residuos en la isla. Son 14 iniciativas, “y no están todas porque en la Isla se hacen más cosas”. Entre ellas está el proyecto Basuraleza, la huella de la ignorancia, de Papacría, que consistió en recoger la basura que había alrededor de los 16 institutos de enseñanza media de carácter público de la Isla y encerrarla dentro de un armazón de hierro que la deja ver y forma la palabra NO.

Cuando se instaló el montaje por segunda vez, en una rotonda, la N acabó al revés, pero se dieron cuenta que de que en la otra dirección la palabra era ON y servía para llamar a la acción, que era otro mensaje que querían trasladar. “El destino ha dicho algo, dijimos”.

Otra de las iniciativas expuestas son las fotos de gran formato de Cristina Camacho, que muestra a personas ahogándose en plástico bajo el agua. Hay más artistas: está Álvaro Guzmán y su señor Ciguarro, que se enfunda un traje elaborado con colillas, que toma vida en los festivales de música para concienciar sobre los efectos de uno de los residuos más comunes en las calles y en la Naturaleza. Y el trabajo de Fabiola Godoy, llamado Jallos, que muestra cómo lo que llegaba antes a las playa tenía utilidad y lo que llega ahora, los jallos de colorines, no solo no son un recurso, sino que son un problema.

Papacría también expone sus monstruos de plástico hechos con los restos encontrados en un lugar determinado que se muestran ordenados en una foto. Entre todos ellos destaca un pulpo gigante, hecho para esta exposición, que es de alguna manera el “corazón de la muestra” y que se elaboró con los plásticos recogidos en una mañana de domingo en la Playa de La Cantería, en Órzola, en una acción en la que colaboraron el Grupo Chacón, las asociaciones Limpiaventura y Papacría y el Ayuntamiento de Haria, “un ejemplo de colaboración entre empresas, instituciones y asociaciones”, señala Goñi: “Si hay solución, tenemos que llegar a ella entre todos”.

“La colaboración entre la comunidad y la ciencia es clave para el planeta”

Papacría muestra otro de sus proyectos, la aplicación de móvil con la que se pueden geolocalizar los residuos en la Isla y, además de localizarlos, obtener beneficios en forma de descuentos en comercios locales a través de una moneda social, el Papacoin, si se recogen esos residuos.

También se exponen las iniciativas del Club Náutico de Arrecife, de la Reserva Marina, del Grupo Chacón, que participa en el proyecto de reciclaje de Derecho y Justicia llamado De residuos a recursos con el centro penitenciario, cuyos internos han elaborado unas carpetas de cartón para el congreso. Y además están los proyectos de Pura Vida, de la Sociedad de estudios de los cetáceos del Archipiélago canario, que muestra los efectos de los plásticos en el estómago de delfines y ballenas, los de las asociaciones ecologistas Seo Birdlife o WWF y sus limpiezas en el Archipiélago Chinijo.

Otra iniciativa es la de Rafael Mesa y sus filtros de agua para apoyar el consumo de agua del grifo y eliminar los plásticos de las botellas. Por último, el proyecto Gara Itsasoa es una iniciativa privada que está construyendo un barco en Holanda que tendrá base en un puerto de Lanzarote y servirá para una investigación científica sobre el plástico, pero estará disponible para otro tipo de investigaciones científicas.  

Los investigadores de la Conferencia Micro aportaron a la exposición 47 pósters que reflejan estudios científicos de todo el mundo que se han colocado en las paredes de la sala. La exposición hace dos propuestas al visitante. La primera es que haga visible la propia exposición a través de  los medios a su alcance, como las redes sociales y la segunda es que se pare, piense, reflexione y antes de marcharse haga una propuesta que queda escrita en un libro.

Imágenes

Las seis etapas de la basura

La exposición tiene una narrativa en seis pasos. Es un viaje de reflexión en un espacio “dedicado a ilustrar la fragilidad de nuestro entorno insular frente a un problema global y las iniciativas locales para contrarrestarlo”. Es un recorrido con seis etapas. La primera es el Origen. “La basura -dice Goñi- no surge de la nada y tampoco viene del mar sino de la tierra. No nace sola”. Se muestra el expositor de un supermercado con todo tipo de plásticos. “Los consumidores somos partícipes aunque los proveedores apenas dan alternativas”, señala.

La segunda etapa es la Consecuencia. Es un problema con los plásticos amplificado por la limitada capacidad de absorción de los ecosistemas. La tercera etapa es la Basuraleza. A la muestra se ha trasladado la basura, en el mismo orden y la misma posición, de un solar de San Bartolomé. La basura termina en la Naturaleza. “Hemos traído aquí un cachito de realidad”. Los residuos plásticos han cambiado el paisaje.

El Proceso es la cuarta etapa: los plásticos se degradan, se hacen pequeños y se convierten en microplásticos que tienen un efecto tóxico en la biodiversidad y que acaban en los estómagos de personas y animales. El Resultado es la quinta etapa y se muestra en la exposición en forma de una mesa para tres comensales con un menú de plástico y con envases de poliuretano de los que sirven en los supermercados rellenados con colillas,  cuerdas, cristales, plásticos varios o alquitrán, entre otros supuestos alimentos.

La última parada es la de las propuestas, un espacio de reflexión que lleva al pasado, a lo rústico, que ofrece agua en botijo e invita a detenerse y pensar en el futuro que queremos construir. “La colaboración ente la comunidad y la ciencia es clave para proteger el planeta”, señala Goñi.

Añadir nuevo comentario