“La política de deshumanización es el caldo de cultivo para el auge del racismo”
Youssef M. Ouled, periodista y activista antirracista
Youssef M. Ouled es un periodista de origen rifeño afincado en Madrid, colabora en diferentes medios de comunicación y coordina AlgoRace, un equipo de profesionales que investiga el impacto racial de la Inteligencia Artificial. Además, forma parte de Rights International Spain, una organización que trabaja en la promoción y la defensa de las libertades y los derechos fundamentales. Es activista antirracista desde hace años y, por ello, ha dado charlas y talleres por diferentes puntos del Estado para hablar sobre el racismo estructural y sus manifestaciones, la última fue hace unos días en Puerto del Rosario. Recientemente, ha comunicado en sus redes sociales que esta condición de activista antirracista le ha supuesto una denuncia, según añade, debido a su postura crítica con Israel y el genocidio que está perpetrando en Palestina. Atiende a Diario de Lanzarote y Diario de Fuerteventura unos días después de hacer pública esta denuncia.
-¿Qué puede contar de la denuncia que le han interpuesto, en la que le acusan de antisemitismo?
-Estoy muy tranquilo, se me acusa de antisemita por mi activismo antirracista y por decir que lo que estamos viendo en nuestras pantallas a diario es un genocidio. Es decir, por hacer lo que cualquier persona que defiende los derechos humanos debería hacer, pedir el alto el fuego, el fin de la masacre contra el pueblo palestino y el fin del colonialismo y apartheid al que Israel somete a este pueblo desde hace casi un siglo. Además, a raíz de hacer pública la denuncia en mi contra he descubierto que no es un caso aislado, hay otras muchas personas perseguidas por lo mismo, es una estrategia internacional para acallar a quienes alzan la voz. Lo estamos viendo en Alemania, en Francia, y ahora, también aquí. Seguiré denunciando los crímenes contra Palestina y seguiré denunciando el racismo en España.
-La discriminación por motivos raciales sigue lastrando el futuro de millones de personas. A veces se manifiesta en ataques o delitos de odio. ¿Es España racista?
-El racismo condiciona la vida de las personas que no son blancas. Determina nuestra condición económica, nos limita en el acceso al trabajo, a la educación, a la vivienda, nos somete a un cuestionamiento continuo de lo que somos, de lo que decimos y, como estamos viendo en el contexto electoral perpetuo en el que vivimos, se nos usa de chivo expiatorio frente a las continuas crisis sociales y políticas que venimos viviendo. No es tanto que nos paremos a debatir si España es o no racista, hay tantas respuestas como personas que sufren racismo a diario. Como dice el politólogo, investigador y poeta antirracista Yeison García López, no es tanto encerrarnos es esa dicotomía inmovilista de sí o no, sino reflexionar sobre cómo España puede dejar de ser racista y pensarse antirracista.
“Se me acusa de antisemita al decir que lo que estamos viendo es un genocidio”
-Los delitos e incidentes de odio por racismo en España se han casi duplicado de 2014 a 2021. Hechos esclarecidos como delitos e incidentes de odio, entre ellos racismo, pero también LGTBIfobia, han sufrido un aumento del 34,4 por ciento a lo largo de los ocho años comprendidos entre 2014 y 2021. Así lo corrobora el Informe sobre la evolución de los delitos de odio en España que elabora anualmente el Ministerio del Interior, que registró 843 hechos esclarecidos de delitos e incidentes de odio en 2014, frente a los 1.133 de 2021, últimos datos disponibles. ¿Cuáles son los motivos de este fenómeno?
-La discriminación racial y los delitos de odio por motivos raciales son solo una de las manifestaciones y consecuencias de ese racismo que es estructural y probablemente irá en aumento por una razón fundamental, no hay una voluntad política de acabar con el racismo porque este tiene réditos económicos y políticos. Además, a estas cifras de Interior que comentas hay que tener en cuenta que las personas migrantes y racializadas no acuden a denunciar porque no se confía en las instituciones del Estado. Y no se denuncia porque son las propias instituciones del Estado las que discriminan, las que perfilan racialmente, las que racializan. Así lo ha dicho la propia Agencia de Derechos Fundamentales de la Unión Europea, que señala que solo el nueve por ciento denuncia, mientras añade que el 45 por ciento de los encuestados dice haber experimentado discriminación racial en los cinco años anteriores a la encuesta, frente al 39 por ciento de la última encuesta.
-Entonces, ¿no se ataca la raíz del problema?
-Efectivamente, no se ataca la raíz del problema, sino que se pone el foco en las consecuencias, en los delitos de odio, en la violencia verbal y explícita, pero esta es resultado de unas políticas que históricamente y hasta nuestros días han criminalizado y señalado a las personas no occidentales y no blancas como inferiores, como más peligrosas y ante las que hay que defenderse, no otorgándoles un mismo marco de derechos. Basta con mirar las condiciones de vida que hay en los barrios a los que se ha relegado a personas migrantes y racializadas, basta con mirar a quien para que sistemáticamente la policía lo pare por su color de piel, basta con mirar cómo se priva de libertad en condiciones inhumanas en los Centros de Internamiento de Extranjeros a personas que no han cometido delito alguno y, por supuesto, basta con mirar lo que sucede en las fronteras de Europa. Esa política de deshumanización es el caldo de cultivo para este auge del racismo social.
“La infancia migrante lleva años convertida en foco de discursos políticos racistas”
-Canarias registra la ruta migratoria más mortífera del mundo. Muchas personas mueren en un viaje infernal y los que consiguen sobrevivir se enfrentan a políticas y personas que los apartan y no les ayudan a integrarse. ¿Cómo lo percibe y cómo se puede cambiar?
-Las organizaciones sociales y en defensa de los derechos humanos llevan años hablando de la necesidad de garantizar la libre movilidad humana, vías seguras y legales para que las personas que se desplazan del sur global puedan ir al norte, de la misma forma que las personas europeas pueden pasearse por todos los países del sur global sin apenas impedimentos. Además, estas mismas organizaciones vienen alertando de las muertes que provoca la política migratoria de la UE. Es una política consciente y premeditada, después de 20 años registrando muertes en la ruta migratoria, no se puede decir que es por ignorancia, es una voluntad política de que no lleguen. Si la “ruta canaria” es la más mortal es porque deliberadamente se han cerrado e impedido todas las demás, y la que queda es la más larga y la más peligrosa. Es una política de muerte. ¿Qué ha hecho la UE para acabar con estas muertes? Todo lo contrario a lo que se le pide, ha endurecido aún más su política migratoria, ejemplo de ello es el nuevo Pacto de Migración y Asilo, que dificulta aún más el derecho a protección internacional o asilo, que comercializa la vida de las personas migrantes, legaliza las devoluciones en caliente, legitima la privación de libertad de familias que se desplazan enteras, aunque vayan con menores, y externaliza aún más las fronteras a países terceros. La Europa de los derechos humanos es una ficción.
-¿Qué opina de que la acogida y tutela de menores migrantes se esté politizando? El Gobierno de Canarias ha llegado a decir que la situación es “de guerra”, con más de 5.000 menores en las Islas y comunidades que se niegan a que sean trasladados a su territorio.
-Creo que el Gobierno canario, cuando habla de situación de “guerra” lo hace conscientemente, porque cuando se te dice que estás en una situación de guerra, toda medida que se tome, por extrema y vulneradora de derechos que sea, se justificaría. Lo vimos en Ceuta, en agosto de 2021, cuando el Gobierno progresista envió al ejército a apalear y realizar devoluciones en caliente de menores que habían conseguido cruzar desde Marruecos. Por cierto, el Tribunal Supremo consideró después que aquellas devoluciones fueron ilegales, como ya había dicho Fiscalía, es decir, las expulsiones forzosas no respetaron garantías de la ley de extranjería ni el Convenio Europeo de Derechos Humanos. La infancia migrante lleva años siendo criminalizada y convertida en foco de discursos políticos racistas que los priva de su condición de menores y la protección que merecen. Estas comunidades que se niegan a trasladarlos a sus territorios lo hacen porque anteponen sus intereses propios a los derechos de esos menores.
“No hay voluntad de acabar con el racismo porque tiene réditos políticos”
-Hay una tendencia a comparar la migración de Ucrania con la de los africanos, argumentando que lo tienen más difícil por su color de piel. Además, hay estudios que reflejan que los africanos, árabes o asiáticos lo tienen más complicado que un italiano o latino. ¿Ha aumentado la discriminación racial y qué soluciones cree que puede haber?
-No creo que la población latinoamericana sufra las mismas complicaciones que la italiana. Si miras los campos de jornaleros, el sector de la limpieza o cuidados de hogar, verás que quienes copan esos oficios son personas que vienen del continente africano o latinoamericano. Precisamente, en las capas más bajas de las sociedades modernas europeas y en los trabajos donde la explotación es más brutal y está más permitida es donde se encuentra la población no blanca. Casualmente, estos trabajos los realizan quienes provienen de lo que hasta hace relativamente poco fueron las colonias europeas. De ahí que sea tan importante tener una perspectiva antirracista y descolonial a la hora de abordar estas cuestiones. Es por ello que tiene mayor aceptación una persona proveniente de Ucrania, porque comparte condición racial con el resto de Europa. Tanto es así que se cambió la política de asilo en cuestión de días para facilitar su integración. Parece que fue hace mucho, pero en 2021 España junto a otros muchos países europeos aprobó un sistema exprés exclusivo para refugiados ucranianos que garantizaba la consecución del estatus de persona refugiada en apenas 24 horas. Hay personas que provienen de las excolonias mencionadas que llevan años esperando una respuesta atrapados en circuitos burocráticos violentos y deshumanizantes. Cuando hablamos de soluciones, están ahí y se sabe cuáles son, pero no hay voluntad política de implementarlas.
-¿Cree que la sociedad ha reaccionado y ha cambiado su pensamiento ante casos como el de Rosalind Williams?
-Creo que la historia de Rosalind es un ejemplo de lucha y resiliencia contra un sistema racista. A Rosalind la identificó un agente de policía hace más de tres décadas únicamente por ser negra, ella tuvo la valentía de denunciar a aquel agente por racismo y se encontró con unas instituciones judiciales que desde el primer Juzgado hasta en última instancia, el Tribunal Constitucional, justificaron aquella práctica discriminatoria. Sin embargo, ella siguió luchando para que se reconociera lo que había sufrido y lo consiguió en 2004, aunque en el extranjero, el Comité de Derechos Humanos de la ONU condenó a España por racismo y exigió una disculpa por ello. A día de hoy España no solo le debe a Rosalind esa disculpa, también le debe haber expuesto lo que muchas personas viven a diario, la connivencia de diferentes instituciones, en este caso policiales y judiciales, con el racismo, y la importancia de seguir luchando por una sociedad justa e igualitaria. Creo que todo el mundo debería conocer su caso y su lucha, porque es muy desconocido y tenemos mucho que aprender de ella.
Comentarios
1 Yo Sáb, 13/07/2024 - 10:55
2 Virgilio Sáb, 13/07/2024 - 15:38
3 Claroquesi Sáb, 13/07/2024 - 22:38
4 Yo Sáb, 13/07/2024 - 22:43
5 sinverguenzas Dom, 14/07/2024 - 21:20
6 Mariano Lun, 15/07/2024 - 11:51
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