Setenta mil euros para la Sociedad Democracia
La Democracia es una sociedad cultural de la capital que ya cumplió cien años, de esas que nacieron cuando se necesitó, ante la inexistencia de estímulos culturales y de ocio. Prestó sus servicios a una comunidad que agradecía esa ventana. El Torrelavega es otra sociedad, esta de carácter deportivo y el Casino, luego Club Náutico, que de entidad recreativa y de ocio, pasó a un fin eminentemente deportivo y, más residualmente, de entretenimiento aunque en los juegos de mesa ha sido sobresaliente.
El Torrelavega se las ingenia para seguir adelante, y el Real Club Náutico lo hace con aparente desahogo acumulando premios náuticos.
Si alguna de ellas no se entiende en los tiempos que corren esa es la Democracia. Sin vocación cultural, lleva tiempo en un proceso agónico cediendo sus instalaciones para actos puntuales.
Algunos años atrás, el mismo Cabildo que hoy compromete setenta mil euros para un proyecto de remodelación, ya pagó un caro ascensor que no ha servido para mucho. Fueron cincuenta mil euros justificados en que, a menudo, la sociedad cedía las instalaciones para diversas actividades. El ascensor no dinamizó lo que ya era cadáver, y un proyecto de remodelación tampoco lo hará.
Si el Cabildo regala ciento veinte mil euros a la Democracia, -la sociedad que subsiste con las cuotas y derramas de sus socios, igual que las otras dos- no hay motivos para que no aporte la misma cantidad al Torrelavega y al Náutico por las mismas razones. Estas parecen fundamentarse en que es dinero público no le duele al que debe gestionarlo. Ello me conduce a un acuerdo de años atrás, en que el mismo Cabildo, en el que sus representantes actúan con tanto desapego al dinero que deben administrar con rigor, decidieron pagar el tratamiento médico en la sanidad privada a una consejera que decidió que la sanidad pública no era para ella. Lo que tenían que haber hecho los consejeros que lo decidieron era pagarlo a escote. La caja pública da para mucho, pero no cubriría las demandas de la población que, con idéntico derecho, quisiera que les trataran de la misma forma. Nadie se ruborizó ni dio explicaciones.
En algún momento se dijo que a la Democracia lo que le falta es un acceso al mar. De ser así, les animo a que vendan el edificio que vale un potosí y que compren en primera línea y con atraques. Lo que los ciudadanos no deberíamos contemplar, seamos o no socios, es que el dinero público se destine a estos fines. Es cierto que las asociaciones andan con la mano tendida embarcadas en la política de las subvenciones, pero una cosa es un club deportivo o una asociación de mayores y otra otorgarle una subvención a un bar con terraza. A eso se reduce hoy la Democracia.
Setenta mil o la cantidad que sea, debe revertir en la comunidad, y en el caso que nos ocupa lo hace a una entidad privada a la que sólo acceden los socios, por mucho que la abran para charlas, conferencias o encuentros. Al Cabildo no le corresponde contribuir a engordar el patrimonio de nadie, que es justo lo que está haciendo. Nos rodean los dispendios, los del Ayuntamiento de Arrecife, que no parecen tener fin, y ahora se le suma a las políticas populistas la primera institución insular.
Lamentablemente, al Torrelavega no parece quedarle tampoco demasiado recorrido, con o sin subvenciones, y mira que se lo curran.
Estos son otros tiempos. Que lo suyo lo paguen los socios, como hacen los del Náutico.
Comentarios
1 Anónimo Jue, 04/07/2024 - 09:11
2 Injusto Jue, 04/07/2024 - 09:28
3 Observador Jue, 04/07/2024 - 15:40
4 Lagunero Jue, 04/07/2024 - 23:10
5 Anónimo Dom, 07/07/2024 - 14:27
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