DESTACAMOS

Modas Tito, referente del comercio tradicional

Los hermanos Cabrera están al frente de un negocio familiar que cumple 45 años de historia, con la responsabilidad de mantener la esencia de los establecimientos textiles tradicionales

María José Lahora 0 COMENTARIOS 25/06/2024 - 06:56

Mensajes publicitarios emitidos por una emisora local como “Tito tiene lo que no tiene nadie” o “Tito, al margen de la moda” se conservan en el imaginario colectivo de Arrecife. Miguel Cabrera padre y más tarde su primogénito, del que heredó el nombre y el negocio, dieron forma a un proyecto empresarial basado en la esencia del comercio tradicional, cercano y de calidad por el que han pasado ya hasta tres generaciones de clientes.

Una de las imágenes que le vienen a la mente a Miguel Cabrera hijo al recordar el establecimiento de su infancia es a su padre atendiendo a la clientela con un cigarro encendido. “Los ceniceros estaban distribuidos por todo el negocio porque todo el mundo fumaba. No había extintores, pero sí ceniceros”, recuerda con una sonrisa, algo inimaginable hoy en día en un comercio, pero que da una idea de los años que Modas Tito se ha mantenido en el lugar de siempre como uno de los representantes del sector textil local y tradicional, y en la actualidad uno de los últimos negocios que continúan en activo tras la desaparición de Almacenes El Barato o el inminente cierre de Ferrer.

Modas Tito surgió como iniciativa empresarial de la mano de Miguel Cabrera García, tras 25 años dando lo mejor de sí en Almacenes El Barato (de la familia Becerra) en la sección de Caballeros, desde los catorce años de edad. “Recuerdo ir a El Barato a vestirme allí de niño. De hecho mi padrino es Antonio Becerra”, explica el actual gerente de Modas Tito. En agosto de 1979, su padre optó, con la ayuda e impulso de su mujer, por abrir un negocio de confección de caballeros por su cuenta. Para ello solicitó un préstamo de 500.000 pesetas.

Cogía el relevo de Confecciones Gómez de Alfredo Gómez Galindo, establecido en la que fuera sede de la oficina de Iberia, cuya cartelería permanecía en el patio trasero del local, y pasaría a ser Confecciones Tito. El buen vestir. Todo para jóvenes y caballeros, según se puede leer en una imagen antigua de la fachada. Los primeros meses tras la apertura, Miguel, conocido por todos como Miguelito (diminutivo que daría nombre al negocio), envolvía las prendas en el papel personalizado que se conservaba del anterior propietario del local con el sello de Confecciones Gómez.

Miguel Cabrera contaba tan solo con 12 años cuando su padre abrió la tienda. Le recuerda como una persona muy abierta que ofrecía una atención personalizada muy valorada por la clientela por lo que no le extrañó que, tras su marcha de El Barato y la apertura de su propio establecimiento, los asiduos compradores acudieron al nuevo local, lo que obligó a ampliar las instalaciones.

“La esencia del comercio tradicional es la atención personalizada”

El actual gerente del comercio se incorporó al negocio familiar a los 19 años. La triste desaparición del padre provocó que asumiera, junto a sus otros dos hermanos y su madre, las riendas del establecimiento comercial. “Fue el momento de transición en el que se pasó de los libros contables al ordenador”, relata. Algo a lo que era muy reacio su padre y que pudo introducirse con el relevo generacional. “Mi padre tenía una forma de trabajar muy personal que supo transmitirnos y que gracias a mi madre pudimos continuar representando. Nos convertimos en Sociedad Limitada y hasta ahora”.

Otro momento de transición se produjo a raíz del Covid, cuando la matriarca del clan Cabrera opta por retirarse del negocio. Había cumplido ya 75 años y vio el momento de que los hijos se hicieran cargo del establecimiento. “Estamos de lleno en la segunda generación y somos los que estamos llevando el comercio”, dice Miguel Cabrera.

Expansión

En este casi medio siglo de vida, Modas Tito ha vivido momentos álgidos, como la expansión del negocio a los núcleos turísticos que les llevó a abrir una segunda tienda en Costa Teguise, y más tarde llegaría el tercer establecimiento en la calle Portugal, donde eran famosas sus rebajas. Hasta una cuarta tienda se puso en marcha bajo la marca Burberry que permaneció en activo hasta que el prestigioso sello británico cerró sus franquicias españolas en 2005.

Eran tiempos de vacas gordas para el comercio antes de que llegara la crisis económica de 2008. El declive de la expansión coincidió también con la decadencia comercial de Arrecife y la apertura de centros comerciales. “Tuvimos que adaptarnos a las nuevas demandas como la incorporación de ropa de baño al catálogo de prendas”. Los comercios tradicionales fueron cerrando acorde a la menor demanda y la introducción además del comercio electrónico.

“Nos hemos quedado con la esencia del comercio tradicional, que es la fortaleza de estos negocios locales: la atención personalizada y el asesoramiento”, defiende Miguel Cabrera. Ahora estamos sintiendo la vuelta a los orígenes. “El modus operandi es totalmente diferente. He hecho cursos, talleres y formación continua. Intentan vendernos una manera de trabajar que muchas veces no encaja con el comercio tradicional. Nuestro trabajo es saber adaptar esos conocimientos al negocio de cercanía. La manera de trabajar de mi padre funcionaba muy bien y la gente lo agradece”, añade.

“El comercio es el alma de las calles. Con su cierre se pierde una parte de la historia”

Aquellas fórmulas del comercio tradicional “contradicen a los nuevos modos de trabajo que intentan imponer hoy en día”. “Valoramos más si cabe ese servicio personalizado. Sabemos que estamos en el buen camino cuando acuden a nosotros clientes de toda la vida y en su tercera generación. Hemos visto crecer a las familias y significa que hemos mantenido la fidelidad de la clientela”, resalta. A ello ha contribuido permanecer en el mismo establecimiento fundacional, considera Miguel Cabrera.

En este punto de la conversación con Diario de Lanzarote, saca a relucir un estudio que dice: “En las empresas familiares la primera generación crea, la segunda disfruta y la tercera destruye”. Afortunadamente en Modas Tito contemplan un plan de sucesión para asegurar el relevo generacional. No en vano, “comercios como el nuestro”, dice, “están cerrando al carecer de familiares interesados en seguir al frente del negocio”. Pone un ejemplo: la mítica sombrerería de Gran Canaria, Sombrerería Española SL, que les surte de los cachorros canarios que antiguamente tenía a la venta Arencibia y que ahora se pueden encontrar en Modas Tito. El negocio grancanario ha cerrado sus puertas a falta de sucesores: “Nadie interesado en continuar con el comercio”.

Junto a El Kilo, Confecciones Medina o Moda Hombre, Modas Tito tiene ante sí la responsabilidad de mantener la esencia del comercio tradicional en el sector textil de Arrecife tras la desaparición de grandes tiendas del comercio de confecciones como Prat, Arencibia, un icono el siglo pasado, El Barato y, más recientemente, el anuncio de cierre de Ferrer. “Se pierde una parte de la historia de Arrecife”, lamenta Miguel Cabrera en referencia a estas clausuras. “El comercio tradicional es el alma de las calles”.

Dibujo y tradición

Para afrontar los nuevos retos del sector comercial tienen en marcha su propia empresa de serigrafía. Gracias a esta iniciativa se han creado marcas como Gracioserito o Jolatero. Y es que Miguel Cabrera además de un excelente comerciante se declara “un amante del arte”. Así, ha sido un prolífico dibujante. Ha publicado sus viñetas en diversos medios locales y con la ayuda de Miguel Páez, de La Graciosa, impulsó la marca Gracioserito, aprovechando sus dibujos e imprimiéndolos en sus propias prendas. “Fue una microfranquicia, yo hacía los dibujos y producción, mientras Miguel se dedicaba a la venta de los artículos en La Graciosa”. Un proyecto que se puso en marcha en 2017 y que sigue siendo un aliento más para el negocio y atractivo para la clientela local y visitante.

A fin de optimizar recursos, Modas Tito optó por invertir en su propia maquinaria de serigrafía, creando un apartado dentro de la misma empresa situándose al frente del diseño y producción. Jolatero surgió a raíz de este nuevo impulso empresarial. “Intentamos llevar la misma filosofía que el sombrero graciosero. En Lanzarote eran conocidos los jolateros. “Queríamos ir más allá del souvenir, queríamos contar un cachito de la historia de Arrecife”. 

Supuso también “una innovación dentro del proyecto comercial de la familia Cabrera” y dar un paso más en el sector. “Tener valor añadido y conferirle valor a algo que forma parte de nuestra esencia. Tanto Gracioserito como Jolatero están basados en elementos que hemos traído de nuestro pasado y que se pueden perder”.  

Añadir nuevo comentario