La imagen se ha repetido ya este año varios sábados por la mañana. Un agente de la Policía Local pasa puesto por puesto pidiendo las autorizaciones, los contratos, etc. Algún puesto ha tenido que desmontar ese mismo día. El Ayuntamiento acaba multando por diversas infracciones.

El mercadillo de los sábados en la capital se inició en el año 2010, primero en el Parque temático y después de un tiempo de escaso éxito, se trasladó a su ubicación actual, la Plaza de Las Palmas. Al principio había un despliegue de actuaciones: animación para niños, un burrito, grupos folclóricos... Había una gran cantidad de puestos en la Calle Real y unos cuantos más de los que hay ahora en la plaza. La cosa ha ido a menos. Ahora hay sábados que tan solo hay seis puestos en la plaza y un número muy similar en la Calle Real. El resto ha dejado de ir.

Del despliegue inicial se ha pasado a que la única visita municipal sea la de la Policía. “No hay nadie para atender por si pasa algo, nosotros ponemos la valla, quitamos la valla, y por aquí no pasa nadie para saber si algo va mal”, dice Manolo Peláez, que es uno de los agricultores que acude al mercadillo desde el principio. “Tampoco hay vigilancia, me rompieron una alargadera de la luz y no vigila nadie”, añade. 

A Pélaez le han puesto dos multas en las últimas semanas. Una de ellas, de 600 euros, fue porque no tenía el permiso a la vista. “Cada vez hay más dificultades, en lugar de ayudar, vamos a peor”, dice. Hay semanas en que cuando están recogiendo ya empiezan a pasar los coches porque han quitado la valla. El permiso no lo tenía en el puesto, pero dice que el Ayuntamiento tiene un dossier entero en el que puede comprobar después que sí tiene ese permiso y el resto de papeles en regla. También le pusieron una multa de 162,80 euros a una de sus empleadas porque no aparece en el listado de empleadas del puesto, a pesar de que tiene el contrato y el seguro.

“A ojos de cualquiera, lo que parece es que quieren que nos marchemos todos”, asegura Peláez, que también va desde hace años a los mercadillos de Tinajo y de Teguise y no tiene ninguno de estos problemas. En el año 2021, el Ayuntamiento ya hizo un intento de privatización de la gestión del mercadillo, que finalmente no salió adelante.

“Cualquier ciudad que se precie tiene un mercado de abastos, señala un agricultor”

Peláez habla del estado del entorno. “Esto no es de ahora, la plaza está peor que hace trece años y no solo no la han arreglado, sino que ha empeorado”. Desde hace años, hay un proyecto de rehabilitación de la plaza, que, aparentemente ya se ha resuelto y la obra debería salir a licitación en los próximos meses, por lo que durante un tiempo el mercadillo, probablemente, tenga que trasladarse o dejar de celebrarse mientras duren las obras, aunque de momento nadie les ha informado de esta circunstancia.     

Para Peláez, el desinterés por el mercadillo es ya histórico: “Han pasado unos y otros y es la misma historia, da igual quien esté porque no cambia nada, pero para las grandes superficies sí que hay preocupación”, señala. “En el Open mall hay cinco pasos de peatones, y el entorno está todo bien limpio”.

También se queja de la denominación del mercadillo, que está considerado como un mercadillo turístico y lo gestiona el área de Turismo y Comercio. “Lo de turístico es una broma porque esto no es turístico”, dice. Y de paso señala una de las carencias básicas para el sector: la falta de un mercado de abastos en Arrecife. “Cualquier ciudad que se precie tiene un mercado de abastos, pero aquí parece que están pisoteando al sector agrícola”, afirma.