Dicen las notas de prensa que 60.000 personas fueron a ver a Melendi a Tinajo y 50.000 a Luis Fonsi hace unas semanas en Arrecife. Viendo las fotos, en mi opinión, las cifras están un poco exageradas, quizás no había tanta gente, aunque eso es lo de menos. De lo que no hay duda es del numero de asistentes a la Feria del Libro de este año en Lanzarote: 0. La misma cifra que en los últimos años, puesto que hace cuatro años que no se celebra.

Respecto a lo pagado por el Ayuntamiento de Arrecife y el Cabildo para los conciertos de Fonsi y Melendi no se conocen todos los datos. La producción del concierto del primero se adjudicó por 166.663 euros. Con el resto de gastos que conlleva un evento de esas características, el coste global puede superar los 250.000 euros. De Melendi no hay rastro en el portal de contratación, pero no es descabellado pensar en cifras similares. Sea como fuere, lo que parece claro es que los dos conciertos juntos salieron, con todos los gastos que llevan aparejados, por más de medio millón de euros. En cuanto a la Feria del Libro de Arrecife el presupuesto de este año sí está claro: 0 euros. La misma cantidad que en los últimos años.

Hablo del Ayuntamiento de Arrecife y del Cabildo de Lanzarote para la feria del libro porque cuando se celebraba se solía organizar entre ambas instituciones (principalmente el ayuntamiento), aunque sería ideal que fuera insular, para que se sumaran los otros consistorios y que en esos municipios también hubiera algún acto (Yaiza sí organiza una mini feria en Playa Blanca cada año). Pensar en la posible colaboración del Gobierno de Canarias es algo naif, porque culturalmente para ellos prácticamente no existimos. Valga un ejemplo: solo en Tenerife el Gobierno de Canarias tiene tres espacios culturales propios con programación permanente (SAC, El Tanque y el Cabrera Pinto). En Lanzarote no hay ni uno, ni se les espera. Los que en Madrid braman por la descentralización luego son poco dados a aplicarla en el Archipiélago.

Antes de seguir quiero dejar claro mi máximo respeto a los seguidores de Fonsi y Melendi. Ahora bien, creo que este tipo de conciertos, como sucede en la mayoría de los lugares, deberían ser organizados y pagados por una empresa privada, que sufrague los gastos y se lucre legítimamente con la venta de entradas. No le veo mucho sentido a que instituciones públicas que apenas desarrollan actividades culturales propias en los terrenos de las humanidades, la historia o la literatura se gasten el equivalente a casi todo o gran parte de su presupuesto de cultura en subvencionar hasta la gratuidad total estos conciertos.

Todas las islas de Canarias con cierta entidad poblacional tienen ferias insulares del libro, en algunas se llegan a celebrar dos o tres ferias, que además van acompañadas durante el resto del año de festivales o ciclos de literatura temáticos… Afortunadamente para el resto de los canarios, el empeño institucional por ignorar al mundo del libro es algo que se reduce a Lanzarote. No tenemos feria, ni ciclos, ni becas… Sin ir muy lejos, Fuerteventura, con un tercio de población menos que nosotros, tiene una feria del libro de gran calidad y programas de literatura y poesía constantes todo el año.

Las ferias del libro suelen ser eventos interesantes porque tienen gran diversidad, al público se le da la oportunidad de conocer tanto a escritores más experimentales como a los grandes best seller. De procedencias muy variadas, hay autores de novela negra, cómic, literatura romántica, de viajes, poesía o ciencias sociales, que escriben de temáticas y gustos muy distintos. Se fomenta la diversidad, de la misma manera que se potencia la singularidad cultural de cada enclave, en este caso Lanzarote, dando oportunidad a investigar o escribir sobre temáticas más particulares que van a tener pocas oportunidades fuera de su entorno.

Otra gran ventaja, más si se desarrolla en espacios urbanos, es que durante los días que se celebra es un gran atractivo para colegios e institutos, necesitados de fomentar la lectura. Arrecife es el núcleo que alberga más centros educativos de la Isla, con diferencia. Los libros infantiles y juveniles son una inversión de futuro para toda la sociedad. Los neurólogos, pedagogos y científicos no se cansan de repetir las bondades de educar con libros. Conviene recordar, además, que Canarias está a la cola de los índices de lectura en España, que a su vez está bastante mal respecto a Europa.

Tras las sacudidas de la pandemia, las ferias de libros también son una buena forma de apoyar a sectores económicos y creativos que han sufrido bastante: librerías, imprentas, editoriales y autores de las Islas, es decir empresas y autónomos locales que, en teoría, deberían ser la prioridad de las instituciones públicas de Lanzarote. Solo en Arrecife, que me conste, han cerrado tres librerías en los últimos dos años.

Dice el refrán que “es de necios confundir valor con precio”. Dudo que una feria del libro decente para la escala de Lanzarote salga por más del 10 o el 15 por ciento de lo que costó traer a Melendi y Fonsi y genera mucho valor social y cultural. Entonces, ¿por qué llevamos tantos años sin feria del libro en la Isla? Tal vez el error sea mío: ¿Y si lo que le importa a los promotores de estos conciertos no es la rentabilidad social y cultural sino la electoral?