La ‘Intuición’ de Fajardo, folk rock para transformar la raíz
El cantautor majorero presenta su último disco el 3 de junio en el CIC El Almacén
Fue Neil Young y su álbum Harvest. José Fajardo (Fuerteventura, 1978) ya perseguía los caminos del folk, ya sabía de raíces y presente, pero ese disco llegó para quedarse y le inundó. También Karen Dalton y la música que nacía de otros orígenes, voces lejanas, sencilla para calar, no tan sencilla de alcanzar.
Para sus propias composiciones, que vieron la luz por primera vez hace 20 años, tiene palabras escuetas, modestas, pero cargadas del cariño de quien construye. El cantautor, que el 3 de junio presenta su último disco, Intuición, en el CIC El Almacén, tiene la certeza de que su travesía en el folk rock surge y crece desde sus orígenes y que sus canciones siempre guardan el recuerdo o, como él describe, “queda en ellas un estrato” del folclore que le puso en las manos una guitarra de joven.
“Un estrato muy importante; tengamos en cuenta que una persona de EEUU, por ejemplo, habrá aprendido a tocar la guitarra siguiendo sus clásicos próximos (folk y otros estilos). A mí me enseñaron a tocar con polkas, folías, malagueñas. Vengo de donde vengo, y estoy muy orgulloso de ese origen; creo que de forma natural ha surgido este estilo, que se alimenta de las dos vías de folk: el mío y el de los otros países (no solo EEUU, claro)”, cuenta. El folk rock de Fajardo no imposta, no pretende, no huye y en el que es su cuarto disco (tercer largo) no hubo pretensiones de grandes giros, ni transformaciones, solo, y al título del álbum cabría remitirse, la intuición de quien escucha las necesidades de su propia obra: “Las canciones van pidiendo, van chivando. En este disco pedían revestir con más instrumentación, que es quizás la gran diferencia que puede sorprender: la inercia de últimos discos iba hacia la fórmula de voz y guitarra solo, pero en este caso, al tener el conjunto de canciones, comprendí que aquí teníamos otra necesidad diferente”, explica.
En concreto, Intuición quedó construida con la participación de los gallegos Trilitrate, además de las participaciones de Marc Enseñat en la batería, Jordi Tost al bajo, María Navidad al piano y Manuel Campos, en teclados y guitarras. “Les envié las ‘demo’ y cada uno de los músicos fue preparando su parte en la distancia, en sus propias casas, y devolviendo con sus ‘demo’; poco a poco yo podía ver cómo iban tomando forma los temas”, cuenta el cantautor sobre un proceso colectivo que se desarrolló durante el año 2019.
El disco, grabado en 2020, vio la luz en noviembre del año pasado con un primer estreno en el Festival en Conexión (FEX) en Las Palmas de Gran Canaria y en los ocho temas que lo componen Fajardo asegura que quedan impregnadas nuevas vivencias: “Las canciones las fui haciendo durante un buen tiempo, aunque no hubo nada diferente, remarcable, en el proceso creativo, en el transcurso de ese tiempo he sido padre y han aparecido nuevas vivencias en lo personal que he tratado de reflejar en el disco”, señala.
‘Intuición’ aterriza en Lanzarote, tras su estreno en Gran Canaria el pasado noviembre
Las razones de la espera para el estreno en Lanzarote y Fuerteventura hay que buscarlas en el tejido musical que conforma Intuición: “Entre los músicos tenemos un bajista que vive en Berlín, un teclista que vive en Madrid, un baterista que vive en Barcelona y el grupo Trilitrate, de Galicia. Ha sido una cuestión logística”, cuenta el cantautor, originario de Fuerteventura. Para acercar el disco y sortear los obstáculos de un conjunto musical disperso por la geografía, Fajardo asegura que trata de hacer “el mayor número posible de presentaciones, al menos, con Trilitrate”. No concibe el álbum sin el equipo instrumental y, por tanto, tampoco sus conciertos.
Travesía del folk
Si le preguntaran a José Fajardo por sus referencias de juventud, respondería que el grunge, a grandes rasgos y sin nombres. “El grunge me llevó además a Neil Young”, cuenta sobre uno de los pocos artistas a los que sí señala como referencia y construcción. De aquel joven, estas canciones, y aunque al cantautor que conocemos se le suman otras facetas más experimentales, como un recopilatorio de ideas grabadas con el móvil en tiempos de pandemia, o un disco instrumental con todo aquello a lo que no le correspondía una voz, Fajardo asegura que, después de encontrar su lugar, no persigue “transformaciones” en el sentido radical del término. “Creo que sí hay un camino, no tanto una transformación (porque suena demasiado extremo): no somos opacos a lo que nos llega. Yo no escuchaba la misma música cuando empecé a componer que la que escucho ahora, o hace unos años; también a nivel vital no se trata de las mismas vivencias y tampoco se trata de la misma forma de vivirlas. Cómo te aproximas a nuevas músicas, a nuevos artes, a nuevas expresiones... Todo va dejando su huellita”, relata.
Rechaza el término transformación y lo sustituye por “camino o fuerza transformadora”, como elemento que acompaña cada paso de una travesía en torno a canciones “que guardan siempre un cierto estilo común, que son identificables”.
Y aún con todo, pasados los años y transformado el artista, No soy yo, canción de su primer disco, continúa teniendo un hueco especial en su archivo de recorrido. “Debe de ser de mis primeras composiciones (cuando tenía alrededor de 20 años) y creo que es la primera que sentí como real, que sentí en el momento como con cierto orgullo”, cuenta. Dos décadas después, el chico que soñaba el grunge, el joven que un día vivió dentro del Harvest de Neil Young, ha construido una trayectoria en torno al Folk con sus propias raíces. Y que sea larga.
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