Marcial Riverol

Arrecife en lluvia: agua, barro y mierda

La frustración de la población de Arrecife ante los acontecimientos derivados de una lluvia, es inmensa. Lo que debiera ser una alegría en una isla tan necesitada de agua, deviene en una forma de espanto ante lo que arrastra la lluvia que ha colapsado lo que son unas deficitarias infraestructuras. Este inventario de desechos tiene también una lectura sobre la calidad de nuestro ejercicio en tanto ciudadanía. Lo que digo es que nuestros actos y nuestros hábitos dicen mucho de nuestro civismo.

Si las compresas salen de la red de saneamiento, y los condones y las toallitas, esto da a entender que los usamos para la "higiene" femenina; señala que follamos; explica que las toallitas resuelven aquello que el papel no logra. Indica que aparentamos ser aseados y cuidadosos en lo propio pero que adoptamos forma de guarros en el modo en que nos desprendemos de nuestros desechos: por la taza del wc. Seguro que esas mismas personas, además, no separan los residuos por categorías y que el aceite usado lo vierten por el fregadero. Solo falta que una lluvia apure la red de alcantarillado para que toda esa miseria llene las calles, el litoral los bajos de las viviendas y el Charco de San Ginés.

Arrecife siempre se colapsa en los mismos puntos, y está documentada la superficie que ocupa cada gigantesca inundación. La pregunta es qué hacen el Ayuntamiento y el Cabildo antes de la amenaza de lluvias y qué hacen después de que se producen las inundaciones para zanjar el asunto. La responsabilidad también es de la administración, y esta, no parece entenderlo, ni compartirlo, ni asume lo que le toca hacer. Supongo que todos se encomiendan al cielo para que no vuelva a llover y los deje en evidencia. Interpreto que las obras de canalizaciones, por ser subterráneas y no verse, no resultan rentables electoralmente y siempre se podrán retrasar ante un buen asfaltado y una verbena que sí producen buenos réditos.

Parece que es elemental cual es el recorrido del agua en periodos de lluvias fuertes, y ante una situación que dura décadas, tocaría dar ya la solución para los puntos en que es recurrente.

Unas medidas como son la de aumentar la sección de las canalizaciones y generar puntos de captación de esas aguas demandan inversión, pero los recursos no parece que sean el problema a la vista de lo que se destina al despiporre de todo tipo de festejos con elevados costes. Lo único que no cambia a lo largo de los años, al igual que la falta de actuaciones, es la demostrada poca  competencia de nuestros cargos públicos, que la de parte de la ciudadanía ya la puse en evidencia.

 

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