Sobre la procedencia legítima de los 95.000 euros en efectivo entregados para la compra de mi vivienda
Ante la insistencia de determinados medios de comunicación sobre el supuesto ilícito origen del dinero en efectivo entregado para la compra de mi vivienda, y dada mi condición de cargo público, voy a explicar la opinión pública con toda transparencia lo que tanto mi hermano como yo ya hemos declarado en sede judicial, con datos y documentos personales que acreditan cuanto digo. Esto es, el legítimo y acreditado origen de los noventa y cinco mil euros (95.000€) en efectivo que entregué como pago de mi vivienda, y que sumados a los doscientos sesenta mil euros (260.000€), que ni la Guardia Civil discute ya que transferí al vendedor, hacen el total de los trescientos sesenta mil euros (360.000€) que he pagado por la casa en la que vivo desde antes de ser presidente.
Salvo diez mil euros (10.000€) que retiré de mi cuenta corriente en diciembre de 2011 –y por tanto están 100% acreditados, como el resto–, el origen de mi efectivo no es otro que la devolución en efectivo de ochenta y cinco mil euros (85.000€) de una parte de los préstamos que hice a mi hermano, Leandro San Ginés, principalmente por una operación de ampliación de hipoteca por la que me endeudé, para prestarle la totalidad de los ciento sesenta y cinco mil ciento veinticinco euros (165.125€) que quedaron disponibles de esa ampliación, y de los cuales me devolvió cincuenta y cinco mil euros (55.000€) en efectivo, a los que hay que sumar cuatro transferencias directas de mis cuentas corrientes a las suyas por importe global de treinta mil euros (30.000 €), que me fueron devueltos igualmente en efectivo. Hubo otras dos transferencias y dos cuantiosos préstamos personales, pero estos fueron devueltos por transferencia bancaria o cancelados por él, y dado que no son el origen de mi efectivo, omito su detalle en este comunicado.
En resumen, los préstamos que realicé a mi hermano –de los que me devolvió en efectivo 85.000€–, ascendieron a más de ciento noventa y cinco mil euros (195.000€), de acuerdo con el siguiente detalle:
En el año 2010 amplié la hipoteca con que había pagado mi vivienda en ciento setenta y cuatro mil quinientos euros (174.500€), de la que entonces debía solo noventa y ocho mil quinientos euros (98.500€). Es decir, que la amplié hasta doscientos setenta y tres mil euros (273.000€) –de los que todavía debo en torno a ciento noventa y ocho mil euros (198.000€)–, prestando a mi hermano el 100% del dinero disponible.
Esta operación se resume y explica en el extracto adjunto (DOC 1, en la imagen superior) de la cuenta en que se ingresó esa ampliación hipotecaria, y de la que salió todo el dinero disponible como préstamo a mi hermano. Bien directamente hacia cuentas de la Agencia Tributaria y la Tesorería General de la Seguridad para atender deudas de mi hermano, bien mediante dos transferencias directas a las cuentas de Grúas San Ginés.
En concreto, fueron seis “cartas de pago” con los siguientes importes: sesenta y dos mil euros (62.000€), treinta y nueve mil quinientos euros (39.500€), dos por importe de dieciocho mil euros (18.000€) cada una, nueve mil quinientos euros (9.500€) y seis mil quinientos euros (6.500€), que suman los citados ciento cincuenta y tres mil quinientos euros (153.500€), referidas en el concepto como “reintegro en efectivo” y que, tal como declaró mi hermano, fueron ingresados directamente en las cuentas de la Agencia Tributaria y de la Tesorería General de la Seguridad Social, para atender deudas, sanciones, y recargos pendientes de pago de su empresa.
Quizá lo fácil para mi habría sido aducir que disponía ya no solo de noventa y cinco mil euros (95.000€), sino de los ciento cincuenta y tres mil quinientos euros (153.500€) que aparentemente retiré en efectivo, porque nada adquirí con ellos, pero tenía que contar la verdad y es la relatada: que se trata de fondos ingresados en cuentas de organismos oficiales mediante “cartas de pago” conformadas por el banco, para hacer frente a deudas de mi hermano con cargo a una cuenta a mi nombre, constituyendo por tanto las más fehaciente prueba tanto de la veracidad del préstamo, como del legítimo origen de esos fondos. Es decir, la ampliación de una hipoteca que, para colmo, todavía debo al banco en su mayor parte.
El resto de los fondos disponibles de esa ampliación fueron transferidos a cuentas de mi hermano, tal y como ya he dicho y pueden leer ustedes mismos, mediante dos transferencias de siete mil seiscientos euros (7.600€) y cuatro mil veinticinco euros (4.025€) –que suman once mil seiscientos veinticinco euros (11.625€)–, en cuyo concepto dice textualmente “Transferencia a favor de Grúas San Ginés“, y que sumados a los ciento cincuenta y tres mil quinientos euros (153.500€) anteriores hacen ciento sesenta y cinco mil ciento veinticinco euros (165.125€) prestados por esta vía de origen plenamente acreditada. Ni negros, ni ilegítimos y, además, adeudados por mí al banco.
Por otra parte, y como también he manifestado, además de este préstamo principal, le hice entre 2011 y 2018 otras cuatro transferencias –en calidad de préstamos– directamente desde mis cuentas a las suyas, por un importe global de treinta mil euros (30.000€), que me fueron devueltos también en efectivo.
Podría explicar con todo detalle las fechas e importes que figuran en los apuntes bancarios acreditados de todas y cada una de ellas, como ya hice en sede judicial, pero aquí me limitaré a adjuntar el apunte bancario (DOC 2, encima de estas líneas) de la transferencia de dieciocho mil euros (18.000€). La mayor y precisamente la única por cuyo destino se pregunta extrañamente la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil en sus informes. Y digo “extrañamente” porque ustedes mismos pueden leer como en su concepto dice textualmente: “beneficiario: Leandro San Ginés – Préstamo personal”.
Así pues, tal y como declaramos ambos en sede judicial, el origen del efectivo que entregué para el pago de mi vivienda, no es otro que la devolución parcial que en efectivo me hizo mi hermano de mis acreditados préstamos, aunque los voceros de Dolores Corujo y ella misma mientan todos los días, a sabiendas de que el abogado del Consorcio es testigo de cuanto he dicho, amén de que todo está grabado y transcrito en sede judicial: diez mil euros (10.000€) retirados de mi cuenta, más ochenta y cinco mil euros (85.000€) que me entregó mi hermano, en concepto de devolución parcial de sus deudas conmigo, en tres entregas de cincuenta mil (50.000), quince mil (15.000) y veinte mil euros (20.000€), respectivamente. La primera de ellas en diciembre de 2011 y, la última, en diciembre de 2018.
A su vez, el origen del efectivo de mi hermano, como también declaró en sede judicial, no es otro que los cientos de miles de euros –un mínimo de doscientos mil euros (200.000€) anuales–, que constan retirados en efectivo de sus cuentas bancarias en todos y cada uno de los años en que operó la empresa hasta su venta, como fórmula sistemática de pago a todo tipo de proveedores, acreedores y prestamistas, tal y como acredita una inspección de Hacienda del año 2020.
Por último, consta en sede judicial un documento aportado por la administradora de Grúas San Ginés –elevado a público ante notario cuando se vendió la empresa en 2019– en virtud del cual el saldo de la deuda conmigo pendiente de devolución, por los ciento noventa y cinco mil euros (195.000€) prestados a Grúas San Ginés, minorada fundamentalmente por las referidas entregas en efectivo (además de por el pago de las cuotas de amortización de la ampliación de mi hipoteca que atendió directamente la empresa, hasta su venta), y que asumieron como propia los adquirentes de la empresa, era ya solo de veintidós mil quinientos euros (22.500 euros) sin que consten más transferencias a mi nombre que las relatadas, prueba ante notario de que la devolución de los préstamos fue realizada necesariamente mediante los referidos ochenta y cinco mil euros (85.000€) en efectivo, y algunos más que destiné a otros fines particulares, que ni vienen al caso ni son objeto de investigación.
Solo me queda decir que todo lo que hice lo hice por mi familia; por mi hermano, mi cuñada y mis tres sobrinas, porque todos vivían de la empresa familiar que quise salvar sin éxito, y lo volvería a hacer mañana sin dudar. Los principales voceros de Corujo, que me satanizan cada día, no pueden decir lo mismo de la empresa familiar que arrebataron.
Por ellos y porque –aunque aún debo gran parte de ese dinero al banco– los noventa y cinco mil euros (95.000€) eran míos, blancos, legítimos y acreditados.
Comentarios
1 Zarote87 Mié, 17/05/2023 - 09:41
2 Anónimo Mié, 17/05/2023 - 16:26
3 Tito Sáb, 20/05/2023 - 09:00
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